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Aeropuerto internacional de Londres, 1 años atrás.

—James ¿Puedo conducir?

—No —respondió cortante—. Si no puedes mantenerte estable en una bicicleta con ruedas de entrenamiento, mucho menos en un auto así que, prefiero mantener esta belleza intacta, que de por sí es alquilada.

—Ay, nos vemos una vez cada siglo ¿y así me tratas? ¿Tan frío? ¿En dónde quedó mí Romeo? En Galway eras más tierno —James pisó fuerte el freno haciendo que Victoria que iba en el asiento de atrás y Deidree en el asiento del copiloto, fueran hacia delante casi besando el parabrisas—. Vic, dile que me deje conducir.

—Jamie por favor, complace a tu chica de Galway. Además me encanta la idea de que alguien más sea testigo de que derrochas ternura.

James miró a ambas por el retrovisor con ojos iracundos, el viaje de la mansión al aeropuerto de Londres no fue para nada placentero. Victoria llegó temprano, demasiado temprano a la mansión, ni siquiera James se había levantado. Entró a la habitación de los chicos lanzando a James de su propia cama al suelo, lo metió al baño y lo espero en la sala, no se veía señales de Conrad que tuvo que salir a primera hora de la mañana, sobre asunto de trabajo. Por otro lado, Jake estaba en una agradable conversación con Morfeo, podía pasar un terremoto por la habitación y él podría seguir en la tierra del sueño. James muchas veces se preguntó la razón de que Victoria se entusiasmara demasiado cada vez que su amiga de Irlanda enviaba una carta, esta era su primera visita a Londres, se suponía que era una sorpresa pero su amiga no se pudo contener, y le informó de lo planeado, no obstante Victoria quería que fuera algo perfecto. En una ocasión, Victoria le comentó que cada vez que lo veía hablando con Deidree por video llamada o hablaba de ella, podía volver a ver al niño que fue antes; al tierno, adorable y divertido, con ese brillo en sus ojos. Estás demente le respondió James pero de vez en cuando lo consideraba.

—Está bien —respondió en tono resignado. Sabía que no podía ganar en una discusión cuando sus dos amigas estuvieran confabuladas en su contra. Bajó del auto, Deidree con mucha dificultad se pasó al asiento detrás de volante emocionada. James abrió la puerta del copiloto y entró poniéndose el cinturón dramáticamente—. Bueno, fue un placer haberlas conocido. Vic siempre quise decirte esto; Odio tus galletas de naranja.

—Que dramático eres James.

—¿Dramático dices? ¿Acaso no ves quién está detrás del volante?

—Dale una oportunidad.

—No hablen como si no estuviera aquí, bien, ¿listos? —Deidree se removió un poco en el asiento, apretó sus manos en el volante con fuerza. Le dio una rápida mirada a James que estaba mirando hacia un lado con una pequeña sonrisa de medio lado pegada en el rostro, lo que significaba que estaba recordando algo o que estaba preparando un chiste para la ocasión. La chica giró la llave, el motor el arrancó y se puso en marcha sin importar nada.

Suerte alcanzando los pedales.

Fue lo último que escuchó del él. James tenía razón, la chica no podía alcanzar el acelerador como el freno. Victoria ahogó una risita burlona mientras que James no paraba de reírse, nunca se había reído tanto con alguien como cuando estaba con la enana de cabello negro—«¿podría ser verdad lo que dice Victoria?»— las veces que hablaba con Deidree por cartas, correo electrónicos o llamadas a distancia... cualquier situación, era gran sensación de triunfo, como si fueras al final del arcoíris para matar una curiosidad y al final encuentras una olla de oro. No eran las típicas conversaciones monótonas de; Hola ¿cómo éstas? ¿Cómo te fue hoy? No, ella no era de esas. Era más de hablar sin parar, como si fuera un perico andante, James la dejaba hablar todo el tiempo que quisiera ¿por qué? Porque podrían pasar seis horas hablando de la teoría de la relatividad o de una piedra y él estaría escuchándola, observando cada detalle de su rostro, del primer mechón de su cabello azabache hasta sus mil y un gestos que hace al contar una anécdota, una persona común se cansaría pero James no, estaría ahí hasta que se le cayeran las orejas con ojos suplicantes para que siguiera hablando con ese acento irlandés.

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⏰ Última actualización: May 12, 2019 ⏰

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