Capítulo I: “¿Que nos pasa?”
- Y como te fue hoy? – pregunto y meto un bocado a mi boca, preguntando por cortesía, no por interés, ya que durante toda la cena no habíamos cruzado palabra alguna
- Mm, igual que siempre - me responde y toma un sorbo de agua de su copa, deja los servicios en el plato, se limpia la boca con la servilleta, y se pone de pie para dejar los platos en el lavavajillas, lo miro caminar hacia la habitación, y termino de comer sin ánimos, me dirijo a lavar los platos, la música sonaba en el fondo, era algo suave y triste… me desanimaba, termino con los platos y quiero fumar, así que voy a mi cartera que estaba sobre el sillón, saco mis cigarros y el encendedor, aprovecho de subirle el volumen a la radio, salgo al balcón y enciendo el cigarrillo, a mi cabeza comenzaron a venir preguntas, desde hace ya algún tiempo todas las noches me pregunto lo mismo ¿Cuándo nos volvimos tan fríos?, ¿Cuándo se acabó el interés?, cada pregunta se repite en mi cabeza, y ya ni mi corazón duele, verte llegar a casa ya no me emociona, escuchar tu voz a través del móvil no acelera mi corazón como antiguamente, tomar tu mano no me ruboriza como cuando nos estábamos conociendo, odio esa fría sonrisa que me das en las mañanas al levantarnos, odio aquel desinteresado beso de despedida que me das al separarnos en el ascensor para dirigirnos al trabajo, pienso en aquello y golpeo reiteradamente mi frente con mi muñeca, suspiro y sigo fumando
- Ya estas fumando de nuevo? – grita desde la cocina y escucho que se sirve un vaso con agua
- Si y qué? – respondo en el mismo tono y con el mismo volumen de voz, y vuelvo a meter el cigarrillo en mi boca
- Te vas a matar – me dice molesto
- Al menos es mejor que morir junto a ti – respondo sin pensar
- Muy bien, desaparece como ese cigarro cuando se acabe – me grita molesto y deja el vaso sobre la mesa de centro y toma su chaqueta que colgaba a un costado de la puerta de entrada al departamento y sale de este soltando un fuerte portazo
- Ok, vete, vete!, espero no regreses! – grito desesperada y tratando de no soltar las lagrimas que se abrazaban a mis ojos - Ojalá no regreses – digo caminando a la cocina y sacando una lata de cerveza del refrigerador, el cigarro aun estaba encendido en mi mano y el humo hizo que uno de mis ojos lagrimeara, es la pelea más estúpida que hemos tenido esta semana, creo que solo fue una excusa para salir de casa, bebo de mi cerveza fría y un escalofrío recorre mi espalda, sigo fumando pero ahora sentada en el sofá, con la mirada pegada al techo, aun tratando de no llorar, pensando en el porqué ya no podemos arreglar las cosas a los 3 minutos de haber discutido como en los viejos tiempos, luego vienen a mi cabeza pensamientos diciéndome que llevo 5 años perdidos en esta relación, que he renunciado a tanto por el, la vida se me ha pasado y yo eh estado en pause todo este tiempo, realmente no entiendo como empezó todo este romance perdido, nuestros gustos, sueños, caracteres, ánimos y pensamientos eran y son totalmente diferentes, yo soñando en ser una gran compositora, cantante, la estrella en la alfombra roja, y el enfatizado en la idea de ser gerente de la empresa donde trabaja, siempre pegado a su móvil recibiendo mails, llamadas y vistiendo de terno y corbata, asistir a sus eventos de la empresa era realmente aburrido, ¿Cómo soporté pasar por todo eso?, odiaba ir a esas reuniones con las demás parejas de los trabajadores, todas hablando de bebes, dinero, los puestos de sus amantes, la importancia de tener renombre como la “esposa” de algún perdedor sin vida, a su vez el odiaba ir a las juntas con mis amigos, conversar de la vida y beber cerveza como enfermos de la cabeza era un martirio para ese hombre, jamás logré que se quedara mas de una hora ahí junto a mi, cuando salíamos juntos nunca nos podíamos poner de acuerdo a donde ir, yo quería ir al parque de diversiones, el quería una cena tranquila en algún restaurant callado y “romántico”, yo quería salir a andar en bicicleta por la costa, el quería caminar por la orilla del mar,