Prólogo

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La vida es una puerta, y los diferentes días, son las diferentes formas de mirar a través de esa puerta. Algunos días del otro lado de la puerta el cielo ha descendido, toda la luz del universo se ha condensado en corpúsculos flotantes y se los oye bailar del otro lado. Si miras a través de la cerradura, su inocente alegría llena cada parte de tu ser. Sientes el calor que emiten, te hacen sentir como si el mundo se rigiera por los malabares de tus dedos, y la puerta se abre. Si no miras por la cerradura, es completamente distinto. La alegría se vuelve envidia, porque ellos están allí, y tu aquí, y la puerta no se abre, la puerta es un muro y la cerradura un pequeño orificio, y la envidia abre paso a la furia. Ese muro debe caer, y lo golpeas hasta dejarte las manos destrozadas, y llega la depresión y la tristeza porque el muro no puede ser destruido y la luz no puede pasar a tu lado.

Por otro lado, no siempre es bueno lo que se encuentra del otro lado de la puerta. A veces es tu peor pesadilla, es algo a lo que no se le puede permitir el paso y hay que pararlo en seco, y apoyarte contra la puerta con todas tus fuerzas aguantándola con tu peso para que lo que sea que este allí no pase. O bien puede suceder que abras la puerta de par en par, mires a aquello a los ojos, si es que tiene, y le digas: solo hazlo.

Estas solo son dos posibilidades en dos diferentes situaciones. Son los que yo creo que son los extremos. La felicidad o la tristeza, la lucha o el dejarse vencer. Hay muchos intermedios, muchos grises, algunos azules y otros rojos, formas de ver las cosas como nadie jamás las ha visto.

Ahora, yo voy a mostrarte una puerta, y no cualquier puerta, sino que una puerta muy particular, porque es mía. Lo que sea que veas, o creas ver, detrás de esa puerta será cien por ciento cierto. Lo que quede en tu mente, lo que creas bueno o malo, dependerá enteramente de ti, de cómo decidas enfrentarte a ello.

No soy ningún santo ni ningún demonio. Soy exactamente lo que todos tratan de ocultar, de disimular: un simple "humano", porque la verdad siendo honestos, ser humano es llevar un hábito con cuernos.

Hasta que no quede nadaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora