IMPOSIBLE hacer planes con mis amigas

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¡Estoy harta! ¡Harta! No hay un solo día que podamos quedar las 3 sin tener que involucrar a las parejas de cada una, excepto la mía por supuesto, que yo estoy sola. Virginia y Cristina no saben estar solas, ¡no saben! No pueden pasar más de dos malditas horas sin ver o hablar con sus parejas. Y encima nunca están solas, son de ese tipo de chicas que necesitan tener pareja en cada momento de su vida.

  —Vir, ¡te estoy contando mis dramas! ¡Escúchame por favor!  -grité arrancando su querido móvil de sus manos, miré el contacto de whatsapp, por supuesto, su novio. —Tía, te estoy pidiendo cinco minutos, no más. No lleváis ni una hora sin veros.

-Estas super estresada Ali, tienes que relajarte, ¿por qué no te buscas un novio? —sugirió mientras volvía a teclear rápido en su móvil. ¿Cómo podía no haber escuchado nada de lo que acababa de contarle? —Marc tiene amigos geniales, podemos preparar una cita doble.

No me había escuchado. Ni una sola palabra. NADA. Y de nuevo estaba hablándome de su maldito y perfecto novio Marc. Por supuesto que no había oído mi drama sobre aquella película y el número de citas, ¡y encima se atrevía a proponerme una! Menos mal que sonó el timbre, sino juro que la hubiera tirado el móvil al suelo. Aunque no se si las cosas mejorarían ya que la que estaba llamando debía ser mi otra amiga, Cris, que también estaba cegada por su novio, quizá un poco menos pero a mi me seguía resultando insoportable.

—¡Ali! —gritó la chica morena que acababa de entrar a mi salón, me dio un fuerte abrazo que la verdad que me calmó un poco, y después hizo lo mismo con Virginia que seguía absorta en el móvil. —¡No sabéis donde me va a llevar Sergio hoy! A cenar al Voulets Crois. ¡Tengo unas ganas! Ali necesito que me dejes un vestido o algo así.

—¡Tía! ¡Que bien! Nosotros vamos a ir al teatro que ponen una comedia increíble y cenamos en casa de sus padres.—explicó Virginia encantada y dejando el móvil en la mesa, ¡que pasada! Primera vez que desconectaba de su novio virtualmente y era para hablar de él. No se ni como las seguía aguantando.

  — Chicas, ¿no íbamos a ir a tomar algo juntas por la noche? Pregunto. —no se ni para qué me esforzaba en recordarlas los planes que habíamos hecho hace una semana ya que por la universidad no nos solíamos ver siempre.   —Me tenéis muy abandonada, ya estoy harta. Osea Virgi, te estoy contando un drama que tengo y pasas de mí, y por un viernes que íbamos a pasarlo juntas, lo habéis olvidado y habéis hecho otros planes. Gracias, genial tener amigas como vosotras.

  —Alisson, lo entenderías si tuvieras novio, pero como no quieres que te presentemos a nadie, ¡tu misma! — saltó Cris enfadada, la verdad es que tenía un carácter muy fuerte y aunque siempre nos solíamos picar si que es verdad que estaba vez sonaba muy enfadada. —Por más que tu creas que no, necesitas a alguien a tu lado, ¡todos lo necesitamos!

  — No me hace falta nadie para ser feliz porque las cosas que hago me llenan. —respondí poniendo los ojos en blanco. Y eso era cierto, yo era una chica muy activa que adoraba conocer gente y estar haciendo cosas constantemente.

  — ¿No estás conociendo a nadie? ¿No hay ningún chico que te ilusione? ¿Qué te guste más que los demás?  —preguntó Virginia. La verdad es que ella llevaba un año y medio con su chico, pero anterior a eso siempre había tenido parejas de dos o tres meses y se forma muy seguida, por lo que no entendía como alguien podía estar sola.

  — Os cuento una cosa y a ver que pensáis, por favor, escuchadme. — carraspeé a ver si me hacía sonar más interesante. Seguro que mis amigas pensaban que las iba a hablar de algún chico que me gustara, pero no, pensaba contarles lo de esa película. —El otro día estuve viendo esa película que habla de que si en 20 citas...

  —¡Me encanta esa película! La he visto mil veces.  —saltó Cris de repente y además pareció que se le iluminaba la bombillita. Cambió su sonrisa ilusionada por una pícara y me miró riéndose. — Tía, no pensarás que en la vida real pasa eso... ¿no?

En ese momento empezó un ataque de risa por parte de las dos, quizá no eran las personas indicadas a quien debía haberles contado eso. 

—Además tu nunca has tenido una cita, ¿de qué te preocupas?—preguntó Vir mientras me agarraba las mejillas y las aplastaba. —Deberías aprovechar más las oportunidades.

¿Quieres ser mi cita número veinte?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora