Cuarenta y uno. ~

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Sábado. 


Me despierto a las nueve de la mañana y siento un pequeño dolor de cabeza por dormir tantas horas.

Camino por mi habitación, directo al baño a darme una ducha.

Cuando termino de ducharme, me visto y como un poco de cereal con leche.

Lavo mis dientes y reviso mi móvil.

Voy a WhatsApp. ¿A qué hora nos veremos? - le envío a la pelirroja.

Espero unos minutos a que ella me responda. 

A las seis con veinte, más o menos.

Suspiro. ¿No puede ser antes? - ella responde al instante.

Paciencia, campeón.

***

Las horas pasan lentas, pero ya voy camino al parque de siempre.

Me siento inquieto por alguna razón, siento que no la veo hace muchísimo tiempo y éso me hace tener muchos nervios de verla ahora; me pregunto qué habrá hecho los días que no fue a la escuela, si tuvo muchos problemas por mi culpa...

Doblo en la esquina del parque y veo mi teléfono.

Son las seis con diez minutos. No me importa esperar algunos minutos por ella, soy feliz cuando la veo caminar hacía mí.

Me río entre dientes cuando un vago recuerdo me hace verla un año atrás, cuando una muy nerviosa pelirroja pasaba a mi lado. 

El parque está desierto, o al menos casi. Omitiendo una pareja que está tirada en el césped, bastante cariñosos. Me río cuando ella se sienta encima de él y veo su cabello rojo colgar en la cara del chico...

Mi corazón se suelta un latido; me niego a creer que es ella.

Camino a ellos lentamente, tratando de controlar los latidos de mi corazón. Siento mi pecho apretado y escucho una risa tan conocida. 

Siento mis manos temblar por la rabia, por la pena y por el asombro.

- Debería irme ya. - dice el tipo, cuando la pelirroja se sienta en el césped, dándome la espalda. No dejo de acercarme.

- Sí, Javier debe estar por llegar. - dice ella. Él le sonríe y mira hacía mí, su sonrisa se borra en un segundo. 

- Creo que ya llegó.

La pelirroja se gira hacía mí, su cara es de asombro. 

- No pensé que llegarías tan pronto... - dijo, levantándose seguida del chico.

- Claro, estás bastante ocupada.

Ella mira al chico, le sonríe y me mira a mí. - Sí, interrumpiste una buena tarde.

- ¿Disculpa? - sé que si fuera posible, mi mandíbula estaría en el suelo.

- Te disculpo, tranquilo.

- No, espera un poco. ¿Me vas a explicar lo que está sucediendo?

- Uh... ¿qué hay que explicar? Estoy pasando un buen rato con él, ya sabes. Como hacías tú con la otra chica y conmigo. ¿O qué? ¿Crees que por ser hombre, sólo tú puedes? Pues te equivocas. 

Siento un dolor en mi pecho, mis manos tiritan y mis ojos arden.

- Pensé que... pensé que teníamos algo, algo real. - le digo, mirándola con dolor.

El chico le susurra un corto "me voy" y se aleja. Me tiento a seguirlo y darle una paliza, pero quiero explicaciones.

- ¿Algo real? - ella mira el cielo - Já, ya quisiera usted. Todo cambió... no, espera, nada cambió, estaba todo planeado.

- ¿Qué...? 

- Sí, planeado, ya sabes. La venganza es un plato que se sirve frío. 

- ¿Por qué lo hiciste...? 

Ella suelta una pequeña risa, y aún en ésta situación, puedo jurar que será la risa más linda que escucharé en mi vida. 

- ¿Por qué no lo haría...? Jugaste conmigo, me hiciste quererte y luego... me votaste, como si fuera algo que ya no te servía. Lloré todas las noches por tu culpa y la de tu indiferencia; dejé de comer sólo para hacerte mirarme... Hice mil cosas para que me tomaras en cuenta y no sirvió de nada. ¿Sabes por qué? Porque me llevé la sorpresa de que siempre estuviste con ella, a pesar de que siempre me diste esperanzas.  Lo merecías, tú y ella, mereces sentir lo que yo sentí en algún momento.

No sabía qué decir, sentía que si decía algo, podía romperme a llorar... me sentía vacío, quería que ella dijera que había sido una mala broma y que me quería...

- Cada palabra, cada beso, cada caricia... ¿fue una mentira...? ¿todo fue falso...? - siento la primera lágrima salir. Ella se acerca y se queda a unos pasos lejos de mí.

Siento la segunda lágrima salir y no puedo seguir haciéndome el fuerte. Siento que me falta el aire y mi pecho duele.

- Gracias por divertirme tanto. - ella sonríe, y se marcha, caminando tranquila, con mi corazón en sus manos.

Y yo... yo me caigo junto a un árbol, a llorar como el niño que siempre he sido.

La Chica Del Cabello Rojo. ~ {TERMINADA}Donde viven las historias. Descúbrelo ahora