(Relata Feferi)
Me desperté, estaba en el fondo del océano, varias criaturas marinas nadaban por encima mio. ¡Eran seres que no había visto antes! Eran sorprendentes, de unos colores maravillosos que iluminaban el entorno. Después de admirarlos por un largo rato, seguí mi camino, realmente no sabía a donde iba y estaba un poco asustada pero yo confiaba en la marea; mi trabajo aquí sólo era nadar en las direcciones que ella me indicaba.
Todo el océano se veía tan asombroso gracias a los peces que llenaban de alegría con sus colores que resplandecían, era marvilloso. Pero algo faltaba... se sentía una corriente de soledad, eso me bajaba el ánimo y me provocaba un enorme dolor en el pecho; nunca había sentido un dolor así en mi vida.
Esa aflicción que llevaba en mí era tan grande que tuve que detenerme... me senté en una roca llena de algas marinas sobre ella. Levanté mi mirada hacie el cielo, dudé demasiado si estaba en mi hábitat, ya que el despejado cielo que siempre observaba desde mi hogar no estaba; sólo veía oscuridad. Los peces deslumbrantes habían desaparecido y me sentía muy sola, lloré, lloré y no paraba de llorar. Ese dolor en mi pecho cada vez se hacía más grande que no lo soportaba, cerraba mis ojos y me sentía apagada, sin vida.
Mientras desplegaba un gran llanto por mi agonía, escuche que otro sufría... sus quejas me salvaron de la soledad que se volvería eterna. Traté de seguir ese sonido... la primera vez que escuché esa rabieta, ese dolor inmenso en mi pecho logró aliviarse por un momento; pero después, cuándo más fuerte eran esos gritos... mi dolor volvió pero no me rendí y seguí buscando a ese troll que lloraba desconsoladamente.
(Relata Eridan)
Desperté triste, estaba muy oscuro y yo estaba muy asustado. No tenía a nadie a mi lado, porque lo merecía, me sentía el peor troll de Alternia. Traté de buscar algo que iluminara mi camino, pero nada... ya hace muchos días estaba esperando que la luz del Sol iluminará algo, nunca llegó a mi y nunca llegará.
Traté de nadar a la superficie pero no lo logré, el agua salada de este océano nunca acabó. Miré alrededor y mi capa y mi gran bufanda estaban pérdidas; bien, sólo eso faltaba, lo único que me quedaba estaba pérdido. Mis ropas favoritas. ¿Qué podía hacer? Buscarlas era una opción, pero estaba tan aterrado y no podia ver mucho, ya que estaba todo oscuro.
Me recosté en la arena mojada en el fondo del mar a imaginar varias cosas... me entraba el sueño, cerré los ojos para descansar un rato; me estaba quedando dormido pero me di cuenta que mientras más adormecido estaba, mis branquias ya no tomaban mucho oxígeno.
Prefería quedarme despierto y buscar mis prendas en la oscuridad a que me apagara por siempre. Busqué mis ropas pero no encontré nada, sólo choqué con algunas rocas por ser un estúpido y no fijarme bien. Todas esas colisiones causaron que mis gafas se rompieran; pero ya no me interesaba ya que de todas formas acabaría con todo esto en eterna oscuridad por ser un idiota con mis "amigos".
Cuándo me di cuenta de lo que pasaba, lo único que hice fue llorar y gritar ofensas como si existiera otro yo, pero eso me llegaba a mí... tenía un dolor tremendo en el estómago y no pude regañarme más, ese dolor de mierda lo impedía. Empecé a patear las piedras que causaron el mas estado de mis gafas, parecía un pequeño grub. Me tiré al piso sin más aliento; seguí llorando hasta que escuché que alguien se acercaba y yo me giré inmediatamente para ver quien podría ser.
(Relata Feferi)
Encontré por fin al troll que tanto reclamaba, no quería asustarlo así que me escondí detrás de una piedra... lo observé por un rato para reconocer su cara, estaba muy molesto, no con el mundo... estaba enfadado con él mismo; me dio mucha pena verlo así, no me gusta ver a los trolls enfadados y apenados pero yo no podía hacer nada. ¿Y si era un troll desconocido y me meto en problemas de nuevo? ¿Y si es un amigo mio? Pensé millones de cosas al ver su silueta.
Ese lugar estaba tan oscuro, por eso el rostro del chico era irreconocible. Pero lentamente el lugar se llenaba de luz nuevamente, así pude ver su rostro.
Era él, al verlo comenzó el ardor interno en mi pecho que se desplazaba lentamente por todo mi cuerpo, quedé inmóvil y una parte de mí quería matar al troll que estaba en frente... pero me llené de valor, agarré su bufanda y su capa que estaban tiradas por ahí y me acerqué a él lentamente.
(Relata Eridan)
No veía claramente a ese troll que estaba en frente mio, pero tenía una hermosa siueta, cabello largo y unos cuernos más o menos grandes. ¿Era ella? No estaba seguro ¿Y si era ella? Tendría que ser valiente hablarle.
Por fin, era el momento de saber a quien pertenecía esa sombra, el entorno cada vez estaba más iluminado; así podía buscar mis cosas pérdidas.
Oh no, sí era ella. La hermosa Peixes, al verla el dolor de mi estómago crecía pero me aguante. Ella venía hacia mi, no sabía que hacer, era un momento muy incómodo. Yo la miré a los ojos, ella estaba a punto de llorarm yo igual, ella se detuvo en frente mio y me paso mis prendas... segundos después decidió hablar.
-¿Por qué?- dijo ella.
Yo me levanté. -Lo siento Fef... Realmente no quería...- ella me interrumpió.
-Ya no hay vuelta atrás Eridan...- suspiro y siguió hablando. -Realmente me heriste...- ella puso una mano su pecho y comenzó a llorar.
-Fuí un idiota contigo Fef... Eres maravillosa, tú deberías estar con todos ahora mismo. No aquí con un idiota como yo...- solté algunas lagrimas pero ella viene y me abraza.
-Ya estamos los dos, debemos seguir nuestros camino...- me suelta y me toma de la mano. -Juntos-.
Lentamente iba mostrando mi sonrisa. -Por favor... No me sueltes Fef, no sabes todo lo que sufrí en la oscuridad-.
-No lo haré, no quedarme sola de nuevo- dijo sonriente. -Hey Eridan... ¿Sabes donde estamos?-.
-Ni idea- solté una pequeña risa. -¿Y tú sabes a donde vamos?-.
-Hehe, tampoco lo sé... Sólo dejaremos que la corriente nos muestre el camino-.