Sigues rondando en mi cabeza, todo tú lo está. El día que te quedaste a dormir conmigo en la casa de mis padres, lo muy abrazado que te tenía cuando despertamos, y la sonrisa que pusiste cuando entre lágrimas, tartamudeos y manos temblorosas te pedí que fueras mi novio. Tenía mucho miedo a que dijeras que sólo me querías como lo que éramos en ese entonces, amigos.