Pienso en tus labios.
Finos y rosados cerrados alrededor de mi. Que bien lo hacías, nadie como tú. Tú, único, inigualable, original. Siempre tan calmado y feliz, tú siempre dirigiendo sonrisas coquetas hacia mi, yo suspirando como idiota enamorado. Tu idiota enamorado que jamás dejará de amarte. Ni en esta vida, ni en la otra.