Capítulo 2

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Los últimos meses fueron duros. La casa empezó a mostrar algunos fallos de montaje, fallos que cometí cuando era una niña y que ahora mismo me resultan demasiado estúpidos para ser míos. Sin embargo yo seguía con mi día a día, sin darle demasiada importancia a aquellas grietas entre las maderas.

Era 15 de Septiembre , lo que significaba que iba a tener que volver a clase, intentar volver a la normalidad de la adolescente que soy, sin embargo, volver a clase ahora mismo no era el mejor plan sabiendo que mi casa empezaba a caer.

15 de septiembre. Me desperté a las 5:30 de la mañana, como llevaba haciendo todo el verano. Salí de mi casa y me lancé al lago que había debajo de mi casa a darme un baño, el último del año. Entré en el agua observando los pececillos que se acercaban curiosos a mi cuerpo desnudo. Me sumergí en el agua, 1,2,3... Empecé a bucear hacía el fondo del lago. 1 minuto 45 segundos, salí del agua e intenté normalizar mi respiración. Adoro sumergirme en ese lago, y es que los primeros rayos de sol que atravesaban las hojas de los árboles hacían brillar unas rocas que se encontraban en lo más profundo y que son preciosas. Una vez salí del agua volví a casa, me vestí con unos pantalones de cuero negro que marcaban mis fuertes piernas, cogí una camiseta de manga corta del mismo color que se ceñía a mi cuerpo, una botas oscuras que el zapatero de la ciudad me había dado tras hacerle favores recogiendo hierbas para hacer sus zapatos mas brillantes, y una cazadora negra que marcaba mi pecho y mis curvas. Me paré delante de un espejo que tenía en el pequeño comedor que había conseguido construir encima de mi habitación y me recogí el pelo. Me hice una trenza que escondí debajo de una gorra, y tras coger una mochila salí de casa.

Salí al bosque y empecé a buscar unas flores azules que el panadero usaba para mejorar el sabor de sus bollos. Empecé a recogerlas y cuando tenia un puñado abrí la mochila y las guardé en unas bolsita negra. Seguí caminando, hasta toparme con un árbol del cual resbalaba resina. Perfecto. De la misma mochila cogí un bote alargado y con cuidado vertí la substancia dentro del recipiente.

Cuando estaba guardando el frasco escuché como unas ramas se rompían y en un movimiento ágil me subí a un árbol. Me quedé a la espera, observando como las hierbas se movían y en un momento apareció un conejo. Salté del árbol y tras atraparlo, cuando estaba a punto de quitarle la vida apareció un chico corriendo, al cual apunté con mi cuchillo directamente a su cuello.

-Perdón, perdón. ¡Lo siento! No me hagas daño por favor - dijo tiritando entre mis brazos.

En ver lo asustado que estaba decidí soltarle y cayó al suelo, donde empezó a llorar. 

-Hola, perdóname a mi por ese recibimiento, me llamo Shiva. Y lo siento, no quería hacerte daño. ¿Pero, que haces aquí? - dije curiosa. Nadie se había acercado a aquella zona nunca,  nadie se atrevía a meterse en el bosque a tales profundidades.

-Salí corriendo porque Boji se me escapó. - dijo ya más tranquilo.

-Pues ten más cuidado. He estado a punto de matar a tu conejo para prepararme la cena. - contesté devolviendole su conejo con una cara poco agradable . - Por cierto. ¿Cuál es tu nombre?

-Jung, Hoseok Jung.

-Quizás me meto donde no me llaman, pero.. ¿No eres de por aquí no?

-No, mis padres son koreanos. Soy koreano. Ah y si este es el inicio de nuestra amistad, llámame Hobi. - a los que respondí con una mueca - ¿No tienes muchos amigos no? ¿Y tú donde vives? ¿Y tus padres saben que vas matando conejos por ahí? ¿A que colegio vas? Nunca te he visto por aquí.

- Me parece genial que seas koreano. Pero no somos amigos, tú no eres mi amigo, fin. - dije mientas daba media vuelta y volvía a casa.

-Maldita niña mimada.. seguro que ella no tiene problemas y sus papis le dan todo lo que quieren.. - dijo Hobi a regañadientes.

-¡No vuelvas a hablar de mi así! No tengo padres, asesinaron a mi madre y vivo sola en una cabaña que construí con solo 6 años. ¿Aún crees que estoy tan mimada? Porque no creo que tu tengas que levantarte cada mañana a las 5:30 de la mañana para poder conseguir algo de comer ese día! Y encima, ahora por tu culpa llegaré tarde a clase. Márchate. Es lo mejor que puedes hacer. - solté como motivo de mi enfado. 

Volví a casa y cogí mi bicicleta para ir al pueblo con más rapidez y poder ir a ver al panadero y al zapatero. Me dí prisa y cuando me giré a mirar ya no estaba el chico, ya no estaba Hobi. Tampoco le dí mucha importancia y es que seguía un poco enfadada por sus comentarios.

Llegué al pueblo en 10 minutos y para cuando fueron las 9:05 ya había acabado todo. Me fui a clase, y para no querer llamar la atención, llegué 10 minutos tarde de la entrada y todos se quedaron mirando mi ropa ajustada, algo que todos empezaron a rumorear. 

- Bueno Tiana..- dijo la profesora.

-Daniela, sabes que mi nombre es Shiva, no Tiana. - le reproché.

-Si, perdona nunca me acostumbro. Siéntate por favor. Tienes un sitio allí cerca de la ventana.

Me fui a la mesa y cuando me senté escuche una voz que me susurró al oido.

-Para ser una chica huérfana te las apañas muy bien eh.. - Esa voz me resultaba familiar - creo que vamos a ser buenos amigos.

Me planteé clavarle una puñalada en el pecho pero no lo hice, simplemente di un golpe en su mesa y la tiré al suelo, lo cual hizo un ruido impresionante.

-Hoseok, que haces. ¡Que haces!- dijo Daniela.

-Mierda tu no. - dije girándome y comprobando si era el chico del bosque.

-Hoseok, Shiva. Castigados. Al aula de castigados. Julia, acompañarlos por favor.

Nos levantamos y entonces algo en mi explotó. No era bueno. Necesitaba saber quien era aquella chica. Me llamó mucho la atención ella, y no sabía exactamente el que.

-Acompañadme. - dijo mientras empezamos a caminar tras ella.

Nos llevó a un aula y allí abrió la puerta y nos señaló para que entráramos. Hoseok entró rechistando, mientras que yo me esperé unos instantes mirándola de arriba abajo.

-¿Te pasa algo? ¿Puedo ayudarte?- me preguntó esbozando una sonrisa.

-La verdad es que si. No tengo muchos amigos y bueno.. pareces agradable... ¿Podríamos vernos a la hora de comer? No me iría nada mal conocer a alguien aquí.

-De acuerdo, te paso a buscar cuando acaben las clases y tu castigo. - dijo mientras volvía a clase.

Quizás no conocía a nadie, pero había dado el primer paso ya. Tan solo quería que acabase el castigo para verla, y bueno, para librarme de Hobi, con quien me había pasado dos horas cruzando miradas de odio y gruñidos.

Cuando el timbre sonó y el castigo acabó Hoseok se acercó a mi.

- No creo que seas mala persona. Solo eres fría y parece que Julia piensa igual que yo. Si me das una oportunidad, puedo demostrártelo y podemos ser muy buenos amigos. Te sorprendería todo lo que se. -dijo con un tono juguetón que yo corté de raíz.

-Una sola. Si la estropeas, se acabó. ¿Entendido? - Hobi asintió con la cabeza - ahora vayámonos, he quedado con Julia.

-Que genial. Me has perdonado - dijo llevándose las manos a la cara. - No eres tan fría como dices, o haces ver.

Tras decir eso me quedé quieta unos instantes y él aprovechó para darme un abrazo, del cual no me aparté para su sorpresa.

- Vale, vamos Hobi.

Y dando saltitos a mi lado Hobi, salimos del aula para encontrarnos con Julia.

Era cuestión de tiempoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora