Viaje al interior

Parte 2- Estación Retiro

Una vez entregado el vestido, se sentó en el banco de una plaza. Debía colocar el chip que compró en el celular. Aunque no quería saber nada de nadie por un tiempo, necesitaría usar el gps. Tenía que decir hacia donde iría. La Argentina es realmente grande, y lo parece aun mas cuando no sabes a donde dirigirte. Pero odiaba el frío, prefería los climas cálidos, paisajes verdes, asi que optó por el norte. Viajaría en tren un poco, en colectivo otro tanto, caminaría mucho más. No tenía prisa, cuando uno no va a ningún lugar, no tiene horario de llegada.

En la estación del ferrocarril en Retiro averiguó por un pasaje a Rosario. No conocía Santa Fe, así que sería su primera parada. El tren saldría al día siguiente. No sabía dónde pasaría la noche, pero no importaba. Estaba dejando a su familia, desapareciendo sin decir nada a nadie, debería estar asustada, desesperada, confundida, y, sin embargo, por primera vez en mucho tiempo, estaba llena de energía, entusiasmada por vivir aventuras, conocer lugares y gente nueva, aprender sobre diferentes costumbres y, sobre todo, poder ocuparse por una vez sólo de si misma.

Caminó por Capital con una sonrisa en la cara. Miró vidrieras, comió un sanguche sentada en una plaza, siguió caminando mucho mas. A la media noche estaba exhausta. No podía darse el lujo de pagar una habitación, pero tampoco quería dormir a la intemperie con tanta inseguridad. No deseaba arriesgar su vida, sino comenzar a vivirla. Entonces tuvo una idea. Buscó una linea de colectivos con un recorrido largo y sacó boleto hasta la terminal. Tendría tres horas de ida y luego tres de vuelta para dormir. Sería suficiente. El tren salía al día siguiente por la tarde. Tendría tiempo de dar un último paseo antes de partir. El cansancio no era importante ahora que su vida apenas estaba por comenzar. Al dia siguiente, a las cinco de la tarde, subió al tren y se sintió aliviada.