Capítulo nueve

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James se había ido de allí sin mirar atrás, realmente estaba enfadado.

"Ella lo supo todo este tiempo y no me lo dijo, solo me estaba usando" pensó con desprecio "¿Qué creíste, James? ¿Creíste que finalmente habías hecho una amiga? Que idiota, debiste darte cuenta que ella solo estaba interesada en ti por tu libro... la gente apesta y tú lo sabías, siempre lo supiste, pero te dejaste llevar"

Odiaba a Alice y se odiaba a sí mismo por haber sido tan estúpido.

– ¡James! –Claramente ella lo llamaba, pero él decidió ignorarla y siguió caminando, hasta que sintió que lo sujetaban fuertemente del brazo –James –murmuró la chica parándose frente de él. El chico se libró y siguió caminando como si nada hubiera pasado.

– ¡ESCÚCHAME! –gritó la rubia enfadada, y varios alumnos se giraron a ver. Él se frenó y la miró sorprendido, no se esperaba eso de ella.

– ¿Qué?

Ella se acercó a él a toda velocidad, lo tomó del brazo y lo llevó a un lugar más apartado.

–Yo no sabía que el libro era tuyo ¿vale? Recuerdo que lo encontré en un aula, lo tomé y me lo llevé a casa. No pude evitar leerlo y me quedé realmente prendida con tu historia, quería saber quién era el escritor pero no había ningún nombre salvo unas iniciales al final. Entonces se me ocurrió la idea de publicar un capítulo por semana en el periódico escolar para que el escritor lo viera y, además, los alumnos pudieran leer algo magníficamente escrito... pero el escritor nunca apareció. Y entonces fue cuando te conocí, me di cuenta de que las iniciales coincidían pero eso no significaba nada... hasta que empezaste a relatar. Quise saber si escribías, pero nunca me dijiste que lo hicieras. Finalmente vi tu caligrafía y supe que eras tú, que tú habías escrito esa historia... pero no tuve el valor para decírtelo y admito que eso no estuvo bien. Entonces comenzamos a pasar más tiempo juntos, logré conocer una parte de James Williams que me agradó y no quisiera que nos alejemos por un malentendido –dijo Alice mirándolo a los ojos.

El chico no supo que responder y guardó silencio.

–Si no quieres que sigamos publicando tu historia, lo entenderé. Pero debes saber que casi todo el colegio la ama y los periódicos se agotan enseguida... la gente adora lo que has creado y te adora a ti, aunque no sepan quién eres –añadió.

James se quedó unos momentos pensativo, sin saber qué hacer. No había pensado en publicar su historia, simplemente la había escrito por placer aunque en el fondo le alegraba que a la gente le gustara.

–Vale, dejaré que la sigan publicando –dijo casi en un susurro y Alice chilló de la emoción –Pero nunca revelarán quién es el autor ¿vale?

–Vale.

–Y yo me quedaré con la copia original –agregó.

–Me parece justo.

Ambos se quedaron tiesos, mirándose fijamente a los ojos.

–Ah, me olvidaba... registramos tu historia por los derechos de autor –comentó Alice.

–Oh... Hum, gracias –dijo él y ella le sonrió ampliamente.

***

La chica estaba feliz de que realmente apareciera el escritor, aunque fuese nada más y nada menos que James. Ella estaba un noventa porciento segura de que era él, pero no le había dicho nada porque siempre está ese diez porciento que la hacía dudar.

Fue a contarle a su amiga todo lo sucedido en la hora del almuerzo. Se fueron a un lugar apartado y la rubia comenzó su relato mientras Jane la escuchaba con atención.

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