IV [Final]

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El acoso se volvió algo constante, a pesar de las negativas del más joven, Jongdae se negaba a dejar de darle indirectas que hacían estremecer su cuerpo.

—Hoy te ves demasiado apetecible, pequeño. —mencionó el chico, poniéndose tras el otro para rozar sus labios en su oído a la vez que sus manos recorrían por debajo de la camisa.

—Ya basta, Jongdae, no te aproveches de mi débil situación para chantajearme con contarle a tu mamá sobre mi verdadero sexo.

—No lo haría, eres alguien muy hermoso, delicioso que me calienta como hacia tanto no me pasaba, pero, aun así, eres agradable. —el chico sonrió con inocencia haciendo que el otro soltara una risa, rodando sus ojos.

—Sí, claro, y yo me chupo el dedo. No soy idiota, Dae.

—No te chupas el dedo, pero puedes chuparme otra cosa.

Jongdae guiñó uno de sus ojos, ganándose un empujón por parte del otro quien salió hecho una furia de allí.

—Solo piensas en sexo y yo no estoy interesado en eso.

—Pero Min, ya pasaron tres meses y nos volvimos buenos amigos pese a mis indirectas. ¿No crees que pueda desarrollar algún sentimiento por ti? —El menor de ambos se detuvo en seco, observando el piso sin saber que contestar y moviendo sus labios antes de intentar formular una respuesta concreta la cual no logró tener, conformándose solo con una negación por parte de su cabeza. — ¿Tu miedo es que solo te quiera para follar? —preguntó este, acercándose al otro chico para tomar su rostro entre sus manos. — Sí, es cierto que no comenzamos de la mejor manera, pero, aun así, luego de saber que eras hombre, me permití abrirme un poco más a ti. Esos días no dejé de observarte y me di un tiempo para pensar. Te esforzaste para entrar aquí, ayudar a tu familia y teniendo que soportar a semejante idiota como yo que estaba resentido porque le habían sacado a su amorío. Eres alguien valiente, dulce, duro, terco y muy hermoso. —los dedos de Jongdae recorrieron las mejillas ajenas al tener su rostro entre sus manos. Mediante su mirada, el menor logró comprender que aquellas palabras eran sinceras y no una mentira como él creía. Tenía miedo al amor, al engaño, a la humillación que tener ese sentimiento podía traerle, pero Jongdae le transmitía esa confianza que él necesita. — Con el tiempo comencé a entender que me gustabas y Min...me gustas y mucho. Revelas algo dentro de mí que es increíble y hermoso a la vez, quiero que seas mi novio, que me des la posibilidad de intentar esto con....

Sin dejar que este siguiera hablando el menor tomó sus labios en un beso, disfrutando de aquel momento de unión que había entre ambos.

—Eres un idiota, Jongdae.

—Mira quien habla, el que vino a casa vestido de sexy mucama. Por cierto, deberíamos probar esa falda de nuevo ¿que dices?

Al parecer después de todo no había sido tan malo hacerse pasar por una mucama.

Fin.

Xiu Maid ↪ ChenMinDonde viven las historias. Descúbrelo ahora