Timeless

Sueños y realidades

                                                        Timeless

La pequeña caravana conformada por dos carretas y treinta hombres a caballo andaba discreta por el obscuro camino del bosque, iluminados por la luna y dos antorchas con el fuego bajo, viajaban diez soldados al principio, iluminando el camino y atentos a cualquier movimiento, después los reyes de Marshella, Willstein, Leitchvan, Testarossa y las islas Sven's iban a caballo acompañados de sus escuderos, en la primera carreta, la más sencilla, viajaban los príncipes acompañados del rey elfo, el cual le había contado a sus amigos sobre sus malos presentimientos y estos mantenían una actitud alerta y sus espadas cercas por si las dudas -sabían que el sexto sentido de Kyle aun sin la vara de la verdad, era algo que no podían pasar por alto- en la segunda carreta, la cual era más amplia y cómoda; viajaban las princesas y reinas acompañadas de tres doncellas -amigas de la reina Sharon- las mujeres intentaban dormir para olvidar su peligrosa situación, excepto Shelly, ella se mantenía alerta; sosteniendo firmemente su daga contra su pecho, al final de la caravana viajaban otros diez soldados cubriendo la retaguardia

Estaban a mitad del bosque entre Marshella y Djannya, avanzaban a paso apresurado pero silencioso para llegar lo antes posible a Marshella, los soldados iban atentos, los reyes, a caballo, hablaban en voz baja sobre sus próximas estrategias, las reinas y princesas dormían, los príncipes guardaban silencio, y entonces el rey elfo tuvo un escalofrió que le recorrió la espalda

Uno de los caballos de los guardias delanteros dejo caer a su jinete, haciendo un sonido seco al caer en las hojas del bosque; cuando otro guardia se acercó al ver a su compañero noto con horror una flecha clavada en su ojo izquierdo, atravesándole hasta atravesar sus sesos

-¡nos atac...!-

El grito del guardia quedo inconcluso cuando una lluvia de flechas cayó sobre él, clavándose por casi todo su cuerpo al grado de volverlo una coladera humana, los caballos relincharon al sentir flechas cayendo sobre ellos, eso fue suficiente para alertar a todos en la caravana y saber que estaban siendo víctimas de una emboscada

-¡qué demonios! -grito Elliot Daniels- ¡Randy! ¡Dijiste que nadie sabía de este camino!-

-así es, los túneles de Marshella solo son conocidos por la realeza Marsh-

-¡pues no parece, estúpido!- hablo Arthur Testaburger mientras desenfundaba su espada- ¡guardias! protejan a las mujeres-

-¿qué está pasando?- pregunto Bárbara Stevens dentro de la segunda carreta al escuchar el alboroto que se estaba armando fuera

-al parecer estamos siendo emboscados- contesto Shelly con voz seria

-¡¿Stan, que estás haciendo?!- pregunto Kyle en la otra carreta al ver a su mejor amigo tomar su espada

-¡saldré a luchar!-

-¡que! -grito el pelirrojo- no seas tonto, no te expongas con tanta facilidad-

-¿quieres que me quede aquí? escondido como un cobarde-

-no, pero piensa bien las cosas antes de hacer una pendejada-

-¡demonios, demonios vamos a morir!- exclamo un aterrado Clyde con los ojos aguados y temblando levemente

-tu también cálmate Clyde! no vamos a morir- Kyle lo tomo de los hombros, zarandeándolo para hacerlo entrar en razón

-yo no me quedare a hacer nada -anuncio Stanley desenvainando su espada- fui criado como un príncipe y un guerrero, si voy a morir que sea en la batalla-

-Stan!-grito el rey elfo al ver salir a su mejor amigo de la carreta

Stan nunca había estado en una pelea real, todos sus combates con espadas y peleas habían sido con los vasallos de su castillo o en prácticas con algunos amigos barbaros que tenía, en algún momento creyó que él estaba listo para la pelea; sabia como hacerlo y no tenía miedo, sin embargo, cuando salto de la carreta con su espada a la vista se dio cuenta de que pelear a muerte no era lo mismo a lo que el imaginaba, sus ojos azules le mostraron una escena caótica que jamás olvidaría