Capítulo 6

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Capítulo 6.

Una vez más se encontró despertando en una cama diferente y en una habitación que no reconocía. Harry se quedó en silencio mirando a su alrededor. Las paredes verde oscuro le recordaron demasiado a la Sala Común de Slytherin; salió de la cama antes de concluir ese pensamiento.

Sintiéndo ganas de golpearse se pegó contra la pared, sólo para descubrir que tenía un hechizo suavizador. Quizá la gente que vivía ahí antes no deseaban que sus invitados se lastimaran, o que sus inexistentes cerebros golpearan contra la muralla.

—¡Merlín! ¿Cómo pude ser tan estúpido? Se pensaría que después de vivir tanto tiempo con una serpiente se aprendería a no pensar tanto como un Gryffindor.

Harry se quedó helado, apoyado contra la pared mientras observaba la puerta cerrada. Todo lo que sabía era que un grupo de Aurores podrían estarlo esperando al otro lado de la puerta.

Mordiendo su labio inferior decidió que si iba a caer lo haría de una manera espectacular, una que la gente no olvidaría en mucho tiempo. Después de todo el sombrero seleccionador lo había puesto en la casa Gryffindor por alguna razón.

Abrió la puerta y se dejó caer al suelo para evitar cualquier maldición que se enviara a su dirección. Rodó y saltó antes de que algo sucediera. Podía sentir la magia moviéndose bajo su piel, lista para usar contra cualquier oponente que se le enfrentara.

Para su sorpresa no había nadie en el oscuro pasillo. Aparte de algunos retratos en las paredes, estaba completamente solo. Lentamente se enderezó; su cuerpo aún estaba tenso y preparado para moverse si era necesario.

Harry esperó por varios minutos, y cuando nada sucedió decidió finamente moverse. Cerró la puerta de la habitación en la que había dormido antes de aventurarse por el pequeño pasillo. Podía sentir cómo la gente en los retratos lo seguía con la mirada, pero ninguno le habló. Estaba seguro de que los habría hechizado si se hubiera dado el caso, y quizá fueran lo suficientemente inteligentes como para sentirlo.

Más temprano había estado demasiado cansado para mirar mejor la casa en la que estaba. Ahora que buscaba a Remus, Harry utilizó el tiempo para mirar al que, al parecer, era el hogar de su antiguo profesor. De alguna manera ese lugar le recordaba a Grimmauld Place. Quizá era por los colores Slytherin, o por la manera en la que la gente en los retratos parecían fulminarlo con la mirada. Estaba seguro de haber visto algunos de ellos en Grimmauld Place, aunque hacía tanto tiempo que no estaba seguro. Además los artefactos en las paredes le daban escalofríos. No podía catalogarlos como oscuros, pero tampoco como objetos de la luz. Quién fuera que vivió en la casa antes de Remus seguro había escogido una forma interesante de decorar la casa.

Encontró a Lupin en la cocina, trabajando en lo que parecía ser la comida. Mirando el reloj, Harry se dio cuenta de que había dormido casi todo el día. Tom lo hubiese regañado si se entera que se había saltado dos comidas. Pero Tom no estaba ahí para reprenderlo, y saltarse un par de comidas en realidad no le importaba mucho a Harry. Cuando vivió con los Dursley era común que ellos olvidaran alimentarlo por días.

Pero eso no significaba que ahora no estuviera muriendo de hambre.

En lugar de entrar a la cocina se quedó en la puerta y observó a Remus. El hombre había envejecido bastante desde la última vez que lo vio. Tenía canas en el pelo y una mirada cansada en los ojos. Había perdido unas veinte libras y la ropa le colgaba en el cuerpo. Pero algo había cambiado desde la noche anterior. Remus se movía con una renovada energía y de alguna manera se veía contento y bien descansado.

Harry se preguntó qué podría haber provocado el cambio.

—Harry, siéntate. La comida estará lista en un momento.

Decido mi propio destinoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora