You Only Live Once

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—¡Muchas felicidades, Yuzuru! —

—Yuzuru-san, Yuzuru-san, somos de Asahi TV, ¿Nos podría dar una entrevista? —

—¡Aquí podemos ver al cuatro veces campeón de la Grand Prix Final masculina, ¡Yuzuru Hanyu! Es la primera vez que sucede algo así. Con esta victoria el patinador japonés se convierte en-...—

En su carrera jamás había sentido una victoria tan extraña. Sonreía a todos los que lo saludaban y en su titubeante inglés respondía a aquellos reporteros que lo abordaban en forma frenética. Brian lo había ayudado a manejar correctamente a la prensa, logrando que luego de una hora el nuevo campeón ya se encontrara en su habitación de hotel. Dándole al fin su espacio personal para poder ser simplemente él, Yuzuru.

Le había indicado a Brian que no deseaba cenar y luego de haber hablado brevemente con sus padres se había duchado, dejando que todos sus pensamientos se aclararan con el correr del agua. Unos minutos que le sirvió para recordar exactamente cómo había sido su desempeño en la pista, sus fallos técnicos, la ceremonia de premiación, la felicidad interna de haber visto a Shoma en el podio con él y esa tristeza latente de la ausencia de Javier.

"Mientras siga enamorado de Yuzuru Hanyu..."

Sus manos cerraron los grifos del agua y salió del baño con una toalla secando su cabello oscuro. Dispuesto a cambiarse por una ropa ligera que se le hiciera cómoda después de un arduo día de actividad física. Intentaba dejar de pensar, pero le era imposible calmar el palpitar de su corazón junto a la confusión en su mente. Inclusive en ese momento en el que yacía en la cama, observando el techo sus pensamientos eran ecos constantes y molestos.

Sin darse cuenta su rostro había sido tapado por el dorso de su mano, cerrando los parpados y dibujando lentamente en su memoria el rostro occidental de su compañero. Estaba tan sumido en sus propios pensamientos que no notó los primeros golpes en la puerta, y no fue hasta que la voz de Shoma Uno le habló que se terminó por despabilar.

—¿Yuzu? Brian me dijo que estabas aquí...—

Hanyu sonrió derrotado, porque su compañero japonés era alguien al cual jamás podría negarle algo. Por eso mismo se incorporó de su posición para poder abrirle la puerta. Formuló su mejor sonrisa, sintiendo una innata simpatía a Shoma al verlo allí, cargando una bandeja de platillos llenos de comida y una mirada que cargaba preocupación, pero sin llegar a decirla.

—No bajaste a cenar y pensé tendrías hambre. — se excusó el más pequeño con una leve sonrisa de vergüenza y una reverencia.

Yuzuru soltó una pequeña risa y dándole espacio para que Shoma pudiera ingresar a la habitación le indicó que no había problema. Ambos se sentaron al borde de la cama, apoyando aquella apetitosa comida en una de las pequeñas mesas que tenía en el cuarto.

El suave aroma de verduras hervidas, sopa y carne asada golpeó directamente en los sentidos del mayor que recién se percataba que su estómago estaba reclamando por comida.

—Muchas gracias, pequeño. No debiste molestarte. — le aseguró, tomando los palillos para tomar el primer bocado.

—Hoy se te veía algo decaído en la conferencia de prensa, así que pensé que preferirías alejarte de todos. — comentó con suavidad, de esa forma casi inocente que tenía de hablar.

Tener a Shoma Uno allí era algo natural para él. Su compañía era silenciosa, gratificante en una forma confidencial que tenían ambos japoneses de tratarse luego de haber convivido en varios campeonatos nacionales y mundiales. Yuzuru se lo agradeció con una sonrisa suave antes de beber un poco de su té. Dejando que por algunos minutos el silencio reinara entre ambos, uno cómodo que duró hasta que hubiera dado el último bocado.

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