Capítulo uno

10 0 0
                                    

1 de Enero del 2016.

Luego de mucho tiempo ella regresaba, pero no porque quisiera si no porque su madre la necesitaba. 
Su madre tenía cáncer y por lo que había dicho el médico, mucho tiempo no le quedaba; el cáncer de estómago se había esparcido por todo su cuerpo y las esperanzas poco a poco se fueron apagando con el tiempo.
Por esa razón, June decidió dejar su vida en Los Ángeles y mudarse para pasar el poco tiempo de vida junto con su madre, que la necesitaba más que nunca.

Ella, por más que no quisiera tenía que ir a Londres, ya que muchos recuerdos malos habían en esa ciudad.
Ahí fue cuando se desilusionó y dejó de creer en el amor, desde ese entonces no había tenido pareja, solamente citas donde lo único que querían con ella era sexo.
Cosa que June no quería, además de que era virgen. 
Sí, ¿Qué chica de veinticinco  años no ha perdido la virginidad?
Solo ella, pero de algo de lo cual no se avergonzaba era de ser virgen; tal vez lo sería toda su vida, aunque eso no le importaba ni un poco.

Volviendo al principio, ese día llegaría a Londres, le haría una sorpresa a su madre la cual estaba internada en el hospital.
Aún recordaba cuando le dijeron que su madre tenía cáncer, su mundo cayó y no pudo sentir un dolor más grande que ese; la persona que más amaba en el mundo podía morir por una maldita enfermedad que la atacó de golpe.
Al principio les dijeron que podía salvarse con tratamientos y quimioterapia, pero ninguno dió resultado, poco a poco todo se fue derrumbando. 
June sabía que ahora solamente estaba ella para su madre.
Su padre los había abandonado hace más de diez largos años, y por ceguera, ella lo siguió, quería mucho a su padre. 
Pero se sorprendió mucho al ver el hombre que realmente era, ya no podía decir que lo extrañaba.
De cierta manera, se había alegrado, pues, aunque tardó, luego de un tiempo supo la verdad.
Su madre no era feliz con ese hombre y había veces que él la golpeaba, cuando June iba a trabajar o a estudiar.
El hecho de haberse enterado de eso demasiado tarde era algo que la castaña nunca olvidaría.

En cuanto llegó al aeropuerto bajó del avión y fue en busca de las maletas, ya tenía todo resuelto.
Toda su compañía se iría a Londres, pues ella era arquitecta, y  después de la muerte de su padre tenía la mitad empresa a su mando. 
Y para no dejar todo botado decidió hacer eso, así que en menos de un mes estaría trabajando nuevamente pero en Londres, su ciudad natal, pero no favorita.
La otra mitad  de la empresa la poseía su hermana Lianne, que nunca la había perdonado por haberse ido con su padre, ya que ella se había quedado con su madre.
Pero a pesar de ese rencor, aceptó la idea de su hermana, ya que ella también pasaría su tiempo en Londres con su madre.

«Bueno, es hora de afrontar la realidad», Pensó. 

Ella quería ver a su madre bien, no como estaba ahora; quería que estuviera de pie recibiéndola como solía hacerlo tiempo atrás, con un gran abrazo.
Todo había cambiado unos meses atrás en cuanto le diagnosticaron cáncer, y lo que más le había dolido fue haberse enterado por el oncólogo de su madre y no por ella. 
Ese día había llorado como nunca, pero sabía que tenía que ser fuerte para poder apoyarla en todo, era lo único que quedaba por hacer y ella haría todo por su madre, de eso no cabía duda.

Bajó del taxi, ya que en cuanto salió del aeropuerto tomó uno, cerró los ojos y volvió a mirar esa casa donde había crecido, todo seguía igual, solamente que ahora no había juguetes regados por todo el jardín.
Sonrió al recordar eso, también extrañaba a Lianne, pero decisiones erradas por parte de June provocaron una pelea muy larga entre ellas.
Y después de un tiempo, ella había decidido ir a visitar a Lianne, pero sus palabras habían sido muy crueles con ella, la habían herido y mucho.

Caminó a la puerta de su antigua pero ahora nueva casa, y sacó las llaves del bolsillo, suspiró al ver todo como estaba.
 La casa estaba en no tan buen estado: se notaba que hace mucho no se pintaba y no era para menos, Anne no estaba en condiciones de gastar dinero debido a su enfermedad, June siempre le mandó dinero suficiente pero todo el dinero con el cual ella contaba se gastaba en medicamentos y comidas, además de la luz, agua y teléfono.

—¿Por qué no me dijo que no estaba bien?—Se preguntó a sí misma.

Dejó todos los bolsos en el sofá y miró la hora, era mejor ir a ver a su madre, hace más de dos meses que no la veía y la extrañaba demasiado.
Volvió a pedir un taxi y esperó.

«Debería comprarme un auto, para trasladarme más rápido y transportar yo misma a mi madre», pensó mientras viajaba.

En menos de diez minutos ya se encontraba en el hospital, entró y caminó a recepción para preguntar donde se encontraba su madre, vio a una chica que estaba hablando con la encargada de atender y esperó a que terminaran.
En cuanto terminaron de hablar, se acercó.

—Disculpe, ¿la habitación de Anne Collins?—Preguntó siendo amable, no se podría decir que llevaba una sonrisa, pero intentaba ser positiva ante todo lo que estaba pasando.

—Sí, habitación 118—Le indicó la mujer.

Caminó a la habitación y abrió la puerta encontrándose con su madre y, al parecer, su médico.

—Hola, mamá—Anne miró hacia donde provenía la voz y sonrió, su hija sí había ido.

—Hija—Susurró Anne con una enorme sonrisa.

El médico volteó y vió a la chica, abrió los ojos ¿Era June? Al parecer sí, sonrió.

—Mucho gusto, June Towers—Ofreció su mano, el médico la estrechó en modo de saludo.

—Michael Sellers, oncólogo de tu madre—June frunció el ceño, ese nombre lo había escuchado antes.

—Yo te conozco—Pronunció antes de que el doctor la interrumpiera.

—Si, en la secundaria, yo iba tres años mas adelantado que tú, soy el primo de Mark—Ese nombre le dió un gran escalofrío, era su ex.

—Si, lo recuerdo—Mike asintió, notaba que June no había superado lo que sucedió con Mark.

—Bueno, te dejo Anne, así hablas con tu hija, nos vemos June, un placer volverte a ver—comentó el Dr. Sellers mientras apoyaba una mano en el hombro de June.

—Igualmente—dijo ella, mirando como él se iba, suspiró. Ese chico tenía algo, pero no sabía qué.

Volver A IntentarWhere stories live. Discover now