SÉPTIMA PARTE

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Cuando llegué sofocada, encendí todas las luces y me senté en mi cama para intentar asimilar todo lo que había ocurrido minutos atrás.
Nunca había sido supersticiosa, no sabía si lo que vi fue real o solo parte de mi imaginación debido al cansancio de la jornada, así que decidí intentar dormir y aclarar mis ideas al día siguiente, pero al apoyar la cabeza en la almohada noté una leve molestia debajo de está, la levanté y encontré el colgante esmeralda perfectamente colocado y brillante.
No era supersticiosa como dije anteriormente, pero si precavida y al día siguiente rompí mi contrato de trabajo, me mudé de piso y me libré del colgante lo más rápido que pude.
No le conté nada a nadie y sobre todo...No volví ni volveré jamás a pasar por esa horrible calle.

FIN.

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