Te extrañamos...

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Cuando Poncho, después de torturarme por un rato haciéndose el dormido por fin se dio vuelta y sus ojos se encontraron con los míos una corriente recorrió todo mi cuerpo. Desde que comenzamos nuestra relación supe que sería duradera, pero hoy puedo decir totalmente que será eterna.
Cuando después de unos cuantos besos apasionados y húmedos comenzó la acción, sentí que jamás me cansaría de esta sensación, de gozo, placer, lujuria y por sobre todo amor...
Después de más de tres horas completas de practicar algo de ejercicios con Poncho, caí en un sueño totalmente profundo. Recostada en su pecho, escuchando los latidos del corazón que me pertenecía.

-Poncho: Amooor, Amorcito, Gatita. Ya despierta mujercita.

-Annie: Mhh, ¿Qué pasó amor?

-Poncho: Oh, Ya llegó la comida bella durmiente.

-Annie: Umm, si tengo muchísima hambre.

-Poncho: Pensé que querrías comer aquí, o bueno si quieres podemos ir abajo al restaurante del hotel.

-Annie: Oh, no amor, tranquilo. Aquí está bien además, imagino mis labios hinchados, mi pelo todo alborotado y mis ojeras por el hecho de haber dormido solo un par de horas.

-Poncho: Que dices mujer, estás hermosamente sexy.

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-Josefina: Señor, lo esperan en la sala de reuniones.

-Rodrigo: ¿A mi?. Qué raro hoy no había nada planificado.

-Josefina: Es algo,,, inesperado.

Cuando camine hasta la sala de juntas me iba cuestionando si todos los pensamientos que tenía eran ciertos, desde que llegue a la universidad me llamo muchísimo una chica, Anahí. Pero ella estaba total e irrevocablemente enamorada de su príncipe, Alfonso. Con el tiempo y por las estupideces que cometí en el intento de separarlos me di cuenta que no era el único, Daniela también lo quería así. Después de un tiempo y muchos planes fallidos, deje de pensar en Anahí, realmente me di cuenta que ella merecía ser feliz, y al parecer Alfonso era el que lograba eso en ella. Con Daniela las cosas se fueron profundizando y comencé a tener otro tipo de sentimientos hacia ella, en fin me enamore de la mujer equivocada,otra vez.
Terminamos las carreras, compartiendo algo sin nombre, es decir teníamos algo de sexo, y de mi parte la mimaba y siempre intentaba estar cerca de ella, pero su loca obsesión seguía intacta después de años. Revisaba redes sociales y tenía tratos con un tipo que yo personalmente no conocía, le seguí el juego mucho tiempo hasta que me di cuenta que era un verdadero imbécil tratando de cambiarla, ella seguiría con esto y yo ya no quería ser parte de eso.
Después de todos ellos habían formado su familia, tenían una hija y ese también era mi sueño, tener hijos con Daniela, que ella me esperase en la casa cuando yo llegase del trabajo y crear a nuestros hijos juntos, pero todas esas esperanzas las vi ahogadas después de dos semanas de no verla. Y ahora estoy parado frente la puerta con una extraña sensación....

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Cuando por fin terminamos de comer todo lo que habíamos pedido al servicio con Annie, nos sentamos en el sofá de la suite, comenzamos a ver una película pero me sentía extraño, extrañaba estar en la casa, o hacer la leche de mi pequeña, darle un besito de buenas noches y darle besitos por la mañana a mis dos princesas juntas. De verdad extrañaba a Mia.

-Poncho: ¿Sabes una cosa mi amor?.

-Annie: ¿Qué pasó gatito?.

-Poncho: Extraño a nuestra bebe.

-Annie: Si mi amor, y yo no te imaginas cuanto. Es decir lo e pasado maravilloso aquí y se lo necesitábamos pero extraño su olor y sus manitas pequeñas. Sus gestos al yo poder darle leche. Lo bueno es que ya mañana volvemos a nuestra labor de padres.

-Poncho: Quien lo iba a decir, recorrimos todo el país solos después de la universidad. Y ahora que estamos de luna de miel nos hace falta una cosita tan pequeñita e importante para nuestras vidas.

-Annie: Es una dulzura.

-Poncho: Oh si princesa, al igual que tú. Se podría decir que ustedes dos llegaron a darle dulzura a mi vida

Hace un instante.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora