Bleach 686; Final Alternativo.

Bleach 686

Después de la batalla final, Kurosaki Ichigo es llamado por el comandante Kyôraku Syunsui a su despacho para hablar sobre un tema primordial para el futuro del Shinigami sustituto. Ha transcurrido un mes desde aquella sangrienta batalla donde el mundo entero estaba en peligro por culpa de Yhwach, quien ahora se encuentra en prisión tras ser juzgado por la Cámara de los 46. Sentenciaron a "Su Majestad" a permanecer para siempre en el último nivel de prisión supervisado las 24 horas por el Tercer Escuadrón de las Fuerzas Especiales. A pesar de haber pasado un escaso mes, la Sociedad de Almas aún se recupera del duro golpe de Yhwach, y los Trece Escuadrones ayudan en todo lo posible para recuperarse cuanto antes de dicho ataque. Esperan que todo vuelva a la normalidad cuanto antes.

El peli-naranja se encontraba parado frente a la gran puerta del Primer Escuadrón. Se sentía un tanto nervioso, no sabía muy bien el por qué de esa llamada y quería saberlo cuanto antes, así que llamó a la puerta y a continuación está se empezó a abrir poco a poco. Ise Nanao, se encontraba rígida y autoritaria a un lado del amplio pasillo que conducía hacia el despacho del comandante. La chica al verle, se recolocó las gafas y se acercó a él.

- Ichigo-san, Kyôraku-taichô le espera en su despacho. Por aquí por favor -y después de una ligera reverencia empezó a caminar hacia dicho lugar-

Sin poder decir nada y totalmente confundido ante la actitud tan educada de Nanao, comenzó a caminar detrás de ella sintiendo aún más nervios. Estaba casi seguro de que la visita con el comandante no sería para hablar trivialidades, sino todo lo contrario. ¿Qué podría ser? Eso mismo se preguntaba Ichigo justo cuando llegaban a su destino: el despacho del comandante. Nanao llamó a la puerta y, acto seguido, la abrió dejándole paso al Shinigami sustituto, quien cogió aire y entró con paso firme a la habitación.

Kyôraku Syunsui se encontraba sentado detrás de su escritorio guardando; a toda prisa en un cajón, una botella de licor. Seguramente había aprovechado que su teniente no estaba para tomarse un descanso del papeleo pendiente de ese día. El peli-castaño se levantó acto seguido de su asiento e invitó a Ichigo a sentarse en el sillón frente donde estaba él. Nanao; con el ceño fruncido, se quedó de pie al lado derecho de Syunsui recriminándole con la mirada que lo había visto todo y que tendría su reprimenda después. El Comandante se volvió a sentar; y tras una disculpa silenciosa para su teniente, se dirigió a Ichigo quien lo miraba expectante. Quería saber de una vez de qué se trataba todo aquello.

- Kurosaki-san me alegra que hayas podido venir. Sé que toda ayuda es buena en estos momentos en la Sociedad de Almas, de verdad agradezco tu visita -sonríe amablemente, enlazando sus dedos entre sí sobre la mesa- No te he llamado venir por ese asunto, sino por otro muy distinto: tu futuro.

Ichigo se sorprende ante las palabras de Kyôraku, y un sentimiento de inquietud se apodera de él. Ha tenido que superar muchos obstáculos a lo largo de su vida como un Shinigami y como un humano corriente, y ahora se encuentra con otra prueba más. Y él que creía que después de la guerra iba a estar un tiempo tranquilo...

- ¿Sobre mi futuro? -se terminó a preguntar- Explíquese, Kyôraku-taichô.

El peli-castaño; con la mirada fija en los ojos de Ichigo, acomodó su capa rosa sobre sus hombros y prosiguió:

- Te habrás percatado de que tus poderes han aumentado considerablemente después de haber derrotado a Yhwach ¿verdad? -hiso una pausa hasta que su oyente asintió- Pues, ese es el punto de esta llamada Kurosaki-san. Tus poderes han crecido tanto que si vuelves al mundo humano seguramente habría un desequilibrio en él. Y eso es lo que queremos evitar.

Kyôraku se levantó de su sitio y se quedó mirando por la amplia ventana del despacho; dándole la espalda al Shinigami sustituto. Este se había quedado impactado ante tal noticia y aún no sabía qué decir o cómo reaccionar ante tal hecho. ¿No podía regresar a casa? ¿Qué pasaría ahora? Nanao decidió marcharse del lugar con la simple excusa de que tenía otros quehaceres; era lo mejor, o eso pensó ella.