Prólogo.

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Tras el griterío de mis padres, salgo al patio trasero totalmente tensionada, sí, estoy molesta. ¿Qué puede ser peor que tener padres de la edad de las rocas?

Me acuesto en el césped, y la luz de la luna podría reflejar realmente hasta la mas mínima hormiga.
Con la vista pérdida en el cielo, y una mente ya mas tranquila, decido inalar y exal...

-Hola vecina. -una voz conocida interrumpe mi tranquila noche, y puedo ver como el idiota de mi vecino se encontraba con los codos recostados por la valla y tirando una sonrisa.

¡Joder! ¡Estoy en pijamas!
No digo nada y solo me levanto para echar a correr a mi habitación, ignorando el hecho de que mi madre repetía una y otra vez mi nombre, me encierro en ella y me tiro en la cama para gritar contra la almohada.

- ¡Maldita Kennedy de 12 años que hacía cartas de amor al idiota de su vecino!

¿Porqué no puedo odiarte?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora