Katsuki Yuri

103 14 10
                                    

Capítulo 1

Mi vida no es fácil, pero no me puedo quejar. No tengo lujos, pero tampoco tengo carencias, o al menos eso me gustaría creer, por qué ninguno de mis amigos, que viven conmigo, se ha quejado alguna vez.

Soy dueño de una casa pequeña que se encuentra adentrada al bosque, algo lejos del pueblo, aunque ni siquiera sé cómo llegué aquí, creo que es obra de mi hermana Mari, no lo recuerdo bien. No conozco a mis padres, pero, no me desanima, por qué, a pesar de que Mari-chan no me cuente de ellos, he sabido salir a delante. Ella cuido de mi al principio, pero, casi no está en casa, al menos por el día, por qué, suele llegar por las noches, a veces ebria de felicidad mientras deja un botín de monedas en la mesa, otras veces solo gruñe y se va a dormir.

Así que tuve que ser responsable y hacerme cargo de muchas cosas yo mismo, empecé cocinado, por qué Mari-chan era un desastre, Yuko-chan me visitaba con poca constancia por su embarazo y cuidar a las gemelas cuando estas nacieron, pero, ahora, que están más grandes, ella prepara pasteles para nosotros y cena por las noches aquí, ella y la demás familia Nishigori, Loop, Axel, Lutz, que le ayudan a su madre a vender sus tartas en el pueblo, y Takeshi, que nos es de gran ayuda en la mina. Llenamos la mesa de personas, por qué son ellos 5, mis 7 peculiares amigos, a veces Mari-chan y yo. Nunca estamos en silencio, reímos mucho mientras bromeamos y siempre hay algo de qué hablar, desde las ocurrencias de Jean, hasta los alaridos de YuriO.

Si, mi vida no es tan complicada, no es para nada solitaria y mucho menos después de mis 7 amigos peculiares.

Recuerdo algún tiempo de soledad, cuando tenía al rededor de 13 años, Mari-chan salía a apostar al pueblo, me había enseñado con el paso del tiempo las cosas que debía de hacer en su ausencia, desde lo poco que sabía en la cocina, hasta lavar y fregar los pisos, recuerdo que después de eso, nada. No pasaba nada, solamente comía a solas y escuchaba el cantar de los pájaros. Me ponía a pasear por el bosque, y cuando el sol comenzaba a ocultarse, regresaba a casa, únicamente para esperar a Mari-chan, solo, sumido en el silencio y mis pensamientos como única charla.

Es curioso cómo el más parlanchín, fue al primero que me encontré.

Los días pasaban y las hojas de agosto caían en causa del otoño. Me encontraba paseando por el bosque, buscando frutos para comer y para llevárselos a Yu-chan. Un arbusto de moras fue lo que encontré, olían deliciosas, arranque un poco, y en mi busca de encontrar más, escuché gemidos. Pensé que sería algún animal herido, así que busque la fuente de aquellos ruidos. Me hallé sorprendido cuando encontré un pequeño cuerpo escondido entre la maleza.

—¿Estás bien? -pregunté con miedo mientras me acercaba con una rama, pero, en respuesta solo tuve gemidos de dolor. Pique un poco a aquel bulto, y noté que respiraba con dificultad, así que deje mi miedo a un lado y me acerqué a voltear hacia arriba a aquel bulto, que resultó ser una persona..muy pequeña, por su tamaño pensé que sería un niño, pero no lo era, ¿Es un enano? Pensé y lo tome rápidamente entre mis brazos, era ligero después de todo. Corrí hacia el río, ocupándome de lavar su cara sucia de tierra y  examinándole un poco, Mari-chan no me había enseñado lo suficiente sobre herbolaria, pero después de notar que tenía cansancio extremo y deshidratación, le di a beber un poco de agua del río, el la tomo con dificultad y después comenzó a beber más y más, pero aún no reaccionaba, así que después de escuchar el fuerte y constante ruido de su estómago, supuse que tendría hambre, mucha hambre. así que le di las moras que recogí después de lavarlas un poco, y el comió, cada vez más y con más premura y sin saciarse, así que lo lleve a casa, a comer lo que había preparado.

El chico de la corona falsa.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora