Receta de Amor

Capítulo 1-A Prueba

Desperté con un terrible dolor de cabeza, y no, no es una resaca por salir a bailar con amigas; de hecho, no tengo amigas, lo más cercano que tengo a una amiga es Sofía, es una, ¿Cómo decirlo? Una señora de tercera edad que vive al lado mío, ella tiene un perro salchicha, y es por así decirlo, amigo de mis perros, además cuida de mi casa cuando voy al trabajo. Con respecto a mi dolor de cabeza, es porque ayer en la noche decidí ver el cajón de los recuerdos, y por consecuencia abrí una botella de vino, ¿Sabían que la resaca del vino es la peor de todas? En mi punto de vista, todas son terribles, pero, igual no es para nada agradable despertar con una resaca a las 5:30 de la mañana para ir a trabajar.

Así que tome un baño, no puedo ir a trabajar sin antes darme un baño, siento que es revitalizante para mí. Me puse mi uniforme, una bata blanca de ayudante de cocina, yo trabajo en un restaurante francés, lo curioso es que vivo en Barcelona, desde hace cinco años que vivo aquí, y pues, soy feliz, relativamente feliz.

Le di de comer a mis perros y me despedí de Sofía y de Toby, su perro salchicha. Ella cuida mi casa, pero lo hace más por mis perros, ella es amante de los animales, aunque solo tenga un perro, si pudiera tendría a todos los perros callejeros de la ciudad, pero con lo de su jubilación apenas le alcanza para cubrir los gastos del mes, por eso le pago para que cuide de mi casa, aunque siendo sincera, a mí tampoco me sobra mucho el dinero, lo hago porque ella es una señora muy dulce y muy gentil, entonces cuando no trabajo hasta tarde la invito a cenar en mi casa, hablamos sobre su vida, sus relaciones pasadas, que son muchas por cierto, sus telenovelas y de cómo le va en el albergue de animales los fines de semana.

Tomé el transporte público, manejaría mi auto si lo tuviera, pero no lo tengo, y de hecho tampoco soy tan buena conductora, si aprendí lo esencial, pero cuando estaba aprendiendo, lo hacía en un lugar no tan concurrido, nada concurrido, por eso a la hora de manejar en la ciudad me pongo un poco nerviosa, no respeto tanto las señales de tránsito y no se aparcar el auto. Así que por eso prefiero tomar el transporte público.

Llegué a tiempo, menos mal porque si no me descuentan la hora. Cuando llegué no había nadie en la cocina.

"Qué raro" pensé, a esta hora ya están casi todos aquí, me dirigí al salón y en efecto, ahí estaban todos.

"¿Qué están haciendo?" Le pregunté a Marta, otra asistente de cocina que trabaja a mi lado.

"El dueño del restaurante ha dicho que contratará nuevo personal y que se tendrán que ir unas personas"

No puede ser, no puede ser, apuesto a que seré yo la que se tendrá que ir, fui la última en llegar aquí, los demás ya llevan siglos aquí, ya son parte del inventario, figurativamente hablando.

"Estaré observando dos semanas la cocina para ver si están trabajando lo máximo para que el restaurante incremente su nivel, recuerden que no ha tenido muy buenas críticas últimamente, así que, si me doy cuenta de que alguien no está trabajando lo suficiente para quedarse, tendrá que irse. Tienen dos semanas para salvar su puesto, ya tengo el nuevo personal en la mira, si alguien no lucha por su puesto, no se preocupen, otro lo hará. ¡Así que a trabajar!" Dijo Carlos, el dueño del restaurante.

Viéndolo así, no creo que pueda ser despedida, sinceramente soy muy buena en lo que hago, sigo las instrucciones al pie de la letra, bueno, eso no es cierto en algunas ocasiones, cuando puedo, cambio ligeramente la receta, y siempre ha resultado excelente. No temo en seguir a mi instinto, después de todo, aquí estoy, si hace años hubiera hecho caso a la gente, probablemente no estaría viva.

Definitivamente me esforzaré el triple para poder conservar mi puesto, y tal vez me den un ascenso, que es lo que más quiero en la vida, me vendría bien también un aumento. Así que, tengan cuidado, aquí voy yo.