Capítulo 4

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Al día siguiente me desperté con unas ganas enormes de orinar, en la noche anterior había consumido más de dos litros de agua en pocas horas, tenía sed.

Sé que en los hospitales usan una especie de pélela, pero no quiero usar ese artefacto me produce asco.

Pero tampoco sé si puedo ponerme de pie ¿Y si eso debilita aún más mi columna dejándome parapléjica? No, mejor no me levanto.

Me siento en la cama y veo a Evan en los sillones, se ve cómodo, me imagino que habrá se acostumbrado a dormir ahí.

Parece tranquilo, me tranquiliza con solo el hecho de que se encuentre ahí, es adorable con su cabello levemente alborotado pero peinado a la vez,
su cabello es castaño claro,  pero las raíces son oscuras, quien lo ve dice que se hace claritos pero ayer el me aseguró que su pelo es natural. 

Su tez es blanca provocando que resalte sus ojos y su cabello, tiene cejas bien pobladas pero son perfectas y mejores que las mías, sus labios son rosa pálido y carnosos, parece que alguien esculpió cada detalle de Evan.

Tiene muy buen cuerpo, no podría afirmar si es definido pero sus brazos son fuertes, y cuando ayer me abrazó pude sentir su pecho firme y fuerte.
Ayer me comentó que su altura es 1,95.

Ya veo que para besarlo tendría que quedar en puntitas, pero que digo, lo tengo que alejar de mí y no pensar en sus besos .

Y esos ojos que bellos.

¿Él me está mirando?

Si me está observando con una sonrisa, me limito a quitar la mirada avergonzada.

— ¿Estás bien Lea? Me mirabas de manera extraña y después hiciste una mueca muy graciosa—Suelta una risita y se sienta en el sofá.

— Es que.....— ¿Le digo la verdad? Te estaba comiendo con la mirada,
pero estoy bien no te preocupes, entonces me di cuenta que me mirabas y avergonzada quite la vista—Desperté y había una mariposa en el cuarto, solo me puse feliz de verla nada más—Mentí y soy la peor mentirosa del mundo.

—¿Enserio? ¿Esa es tu mejor mentira?— Me mira sin creer una palabra que dije, su rostro se ilumina— ¿Dónde está la Mariposa? Y ¿A qué vino la mueca graciosa que hiciste ?— Me mira burlón.

Entonces recuerdo que hace unos minutos tenía ganas de ir al baño, y se fueron por el hecho que lo estaba observando.

— La mariposa no se que se hizo, debe estar por ahí, y quiero ir al baño me hago pis — Dije rápido para que no siguiera con más preguntas.

— ¿Te puedes parar?— Se ve algo preocupado.

—No lo se, pero me estoy haciendo. ¿Donde vas ?— veo que se levanta y se va.

— Voy a buscar a alguien  que me diga si te puedo ayudar a pararte para ir al baño.

Asiento en silencio y espero poco tiempo después porque vuelve con una doctora que tiene papeles en su mano que va leyendo.

— Hola Lea soy Paula , soy la doctora de turno tu doctor llega a las 08:00 y se que no quieres esperar una hora más hasta que llegue, veo que no saben el estado de tu columna ya que hoy te van a hacer la placa, e infelizmente hubo un accidente de ómnibus con muchas víctimas involucradas, no hay enfermeros para que te lleven al baño. Pero tú novio lo puede hacer pero con sumo cuidado y te tiene que llevar en brazos. Me voy a retirar tengo que ver las condiciones de los heridos que tengas un buen día.

¿Novios?

Era lo único que grabe en mi cabeza, no lo pude ni negar ya que se marchó como alma que se la lleva el viento.

Tu eres mi salvador Donde viven las historias. Descúbrelo ahora