Dos

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– ¿Tú?

– Hola Lela, también me da gusto verte – su sonrisa era como de telenovela, sus ojos brillaban y yo solo quería que desapareciera. Su presencia me causaba emociones distorsionadas si eso hace algún sentido, había estado sin mayor problema hasta que lo tuve al frente.

– Claro – trate de sonreír pero me quede a medias.

– Te extrañé y mucho – dio el último paso para quedar a la misma altura que yo.

– ¿Qué haces aquí? – intenté sonar cortes pero no me salió ni algo parecido

– ¿No me vas a dejar entrar?

– No.

– Lela – me lo dijo en tono bajo, rogándome.

– Bien, adelante – me hice a un lado dejando libre la entrada.

– Buenas noches Sr. Bradshaw, Sra que bien luce esta noche.

– Muchas gracias querido – respondió mi madre con ese brillo en sus ojos, ella siempre me había querido emparejar con el buen y parecido chico Bran, mi padre por su lado solo movió su cabeza en son de aprobación.

– Hola Jane.

– Chad – lo dijo con un toque de sensualidad si es que podemos decirlo asi.

– Con permiso – dijo Chad entre risas.

Caminamos con cierto sigilo pues no cruzamos ninguna palabra hasta llegar a la sala donde ocupe rápidamente el sillón individual para matar cualquier acercamiento entre nosotros el fue ágil y lo entendió tomando lugar en el sillón más amplio, podía sentir la tensión creciendo así que prendí la tele sin importar el canal que fuera, necesitaba ruido porque esto se iba a poner incómodo.

Jamás creí estar en una situación más rara, era normal que Chad me visitara y nuestra rutina no era diferente, siempre que venía nos plantábamos en la sala a ver cualquier maratón de caricaturas, que era muy casual en mi guía televisiva, con un montón de frituras y películas por si los maratones no eran tan buenos.

– Ha pasado más de una semana desde que salimos y parece que perdí a mi amiga – comento mientras bajaba la mirada.

– No exageres – que interesante era mi mano en este momento.

– Leíste la nota ¿verdad? – ¿escuchó nervios?

– Nota ¿Cuál nota? – que barbaridad, necesitaba una manicura de inmediato.

– Se que Penny te la entrego, la moleste hasta que lo confesó – esos sin duda eran nervios.

– Si, esa nota – Lo dije casi en un susurró.

– ¿Qué has pensado al respecto? Digo si la idea no te gusta puedes hacer como que no pasó nada – su mano se paseaba sobre su nuca mientras sus ojos buscaban los míos.

– La leí apenas hace un rato y hacer como que nada pasa no es una solución – busque un nuevo objeto donde fijar mi vista.

– Lamentó si te incomode, tenía que decírtelo y aunque no fue la mejor manera me pareció la mas conveniente.

– ¿Conveniente? – me atreví a mirarlo – ¿ Te pareció conveniente arruinar así nuestra amistad? – mi piel se erizo completamente al mencionar esa última frase.

– ¿Arruinarla? – me miró desconcertado.

– No te atrevas a decirme que esto seguirá siendo una amistad después de cualquiera que sea mi respuesta.

– Si no sientes lo mismo solo ignóralo – su tono de voz descendió unas octavas haciéndome notar su molestia.

– Si eso quieres.

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