parte IV

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¿recuerdas la primera vez que me dijiste te quiero? Yo sí, y quiero dejar de reproducir en constante jodido bucle la imagen que reproducian tus ojos, demostrando la forma nerviosa y llena de amor que lograban soltar, como esperando que mi boca produjese la magia que lograse que ese tipo de nervios que hacían temblar el núcleo interno de nuestros corazones cesase, y que soltasemos el suspiro de cinco segundos más largo que he podido apreciar haciendo de nuestro aliento hielo puro en cuanto tocase el mundo exterior y sin ninguna palabra, derrepente se parase el mundo y el cielo cayese a nuestros pies derramando en todo el suelo el tipo de constelaciones que faltaban en nuestra risa y dejandonos pringados de la magia que le faltan a nuestros cuerpos cada vez que produciamos el acto más bonito visto por cualquier mortal, entrelazar nuestras manos, como si se conociesen de toda la vida, no hizo falta la respuesta cuando yo hice que nuestras dos almas de abrazasen tan fuerte que
tuvieron la capacidad de rompernos los miedos y logré rozar, tan frágil como una mariposa en invierno y tan duro como el acero recién forjado, tus labios con los míos, dejando así por cada beso que nos dabamos una estela de decisiones por tomar, pero dejando en el ambiente el antídoto hacia los corazones rotos que se meten una noche de domingo del frío diciembre a leer poemas que recitan como sus ojos, deciden pronunciar oscuridad, reclamando la ayuda que su boca no grita, e intentan que su frío no prodezca otra vez del puto organito que late y dejen de sangrar sus ojos dejando el rastro por sus pómulos, terminando donde siempre dan razón los poemas. Con el cielo a nuestros pies y los labios a menos de lo que dura la risa, decidimos hacernos la promesa más difícil que cualquier verso ha decidido pronunciar, y esa fue la de querernos tan fuerte que no se rompiese, y fallamos, volvímos a fallar, nos quisimos tan fuerte que nosotros mismos nos rompimos, y nos hemos roto de tal manera que no encajamos en otra forma que no sea la que nosotros producimos, que nos hemos roto de tal manera que ya ni duele, simplemente escuece un poco el tener todos los días que limpiarme los versos que me escribiste por cada parte del cuerpo, en forma de beso, aún creyendome como me decias que eran totalmente inofensivos y también el hecho de tener que secarme los gritos desesperados de ese noche en la que decidiste rompernos, dejando que el éxtasis de rimas dijese que con cerveza y un poco de betadine lograría desprenderme de tu sonrisa igual que me prendí, pero mentía, y aún así, con todo el dolor que me produjo mi parte rota, me volvería a romper contigo todos los días de mi vida, si fuese por bajar otra vez las constelaciones de risas y argumentos que nos faltaban cada vez que nos susurrabamos "te quiero".

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⏰ Última actualización: Jan 13, 2017 ⏰

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