parte III

0 0 0
                                    

dejandome llevar por el brillo que me regalaban tus ojos esa tarde de abril en la que el Sol mostraba competencia a tu sonrisa desnuda (perdiendo totalmente) escondida tras los versos locos que me dan por escribir las noches de invierno, he vuelto a formar métricas que revelan el secreto que escondían tus piernas cuando lograba descubrir de donde proviene las rimas más bonitas que han logrado escribir cualquier poeta totalmente absorto de la vida, totalmente centrado en como consigues hacer magia con tan solo el acto de pesteñear bajo en manto de miles de estrellas y debajo de la mirada que revela todo tipo de receta canibal, poniendo mi forma de arte de primer plato en este menú que nos regalan las risas de una tarde de verano, en la que el Sol ilumina tan fuerte como lograba hacerlo tus gemidos en las noches que lograbamos hacer eternas demostrando que la magia se esconde en el roce de dos cuerpos con ropa y dos almas y sonrisas desnudas, dejando a cualquiera de absurdo cuando nosotros reímos mientras nos miramos retandonos a hacer de ese momento la guerra más bonita que han podido presenciar los soldados, dejando de armas la forma que tienes de decirme "comería cualquier forma de arte que saliese del pedazo de maravilla que estas hecha" y sobretodo nuestras bocas, intentando recorrer cada parte de nuestro cuerpo intentando descubrir que escondemos detrás de versos que recitamos cada noche a la Luna, confesandole que tu cuerpo desnudo es lo único que me ha hecho dudar del acto de seguir describiendo en cada poema la sonrisa del niño pequeño, y empezar a escribir por la forma de brindar que tienen tus piernas cuando consigues hacer de esas mi mejor asiento y la forma que tienes de hacerme temblar el núcleo vital de la noche a las 00:00, cuándo tras habernos terminado la botella de vino a base de promesas rotas, pasamos al acto de hacernos nuestros, con la delicadeza de hacerlo despacio, por si nos rompemos y dejando que solo estemos nosotros dos en el tipo de inmensidad oscura que logramos hacer de nuestra habitación, olvidandonos que un día fuimos el frágil cristal que corta e intentando demostrar en poemas que esta vez no terminaremos en versos tristes, porque simplemente no terminaremos

desahogo.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora