El entrenamiento se había prolongado un poco más de la cuenta. El chico de cabellos oscuros y puntas blanquecinas, se encontraba de cuclillas en el suelo, respirando agitadamente y tosiendo de vez en vez. Había recibido un poco más de 3 golpes en el abdomen, razón del terrible malestar. Su nombre: Akutagawa Ryunosuke.
-Bien, bien, descansaremos por ahora- pronuncio un hombre alto, de cabellos también oscuros y ondulados, tenía vendajes cubriendo su ojo, cuello y brazos. Vestía completamente de negro, salvo por la camisa que llevaba, igual que el menor.
Akutagawa solamente asintió, mientras limpiaba el sudor de su pálida piel, sería incluso capaz de quitarse su gabardina oscura, pero al saber que estaba junto a Dazai Osamu, el ejecutivo más joven y peligroso de la Port-mafia, no podía darse tal lujo.
-Ven, siéntate acá.- golpeteo suavemente una de las cajas que se encontraban en la gran bodega. El pelinegro le miro, un tanto dudoso, no podía deducir si sólo eran unas tretas de su maestro para lastimarlo más, pero, ¿Realmente importaba? La respuesta fue obvia en cuanto acató su orden sin rechistar.
-Dime, Akutagawa-kun...¿Alguna vez te has sentido feliz?- el mencionado parpadeó varias veces, confundido.
-Dazai-san, no creo que eso tenga que ver con el entrenamiento...
-Cierto, pero...bueno, siempre estas sólo, ¿Sabes? Imagino debes tener algún amigo...quizás una pareja.
-No es como que necesite a alguien- respondió con el ceño fruncido, a lo que el suicida sonrió ampliamente.
-¡Vamos, Akutagawa-kun! Debe haber al menos un momento en que hayas dicho "Soy feliz".
Ryunosuke se mantuvo en silencio, pensativo, ¿Nervioso quizás? En parte por las palabras de su maestro, y en parte porque era verdad lo que decía. Limpió el polvo de su pantalón oscuro, mientras observaba al suelo. Por su parte, Dazai le observaba con aún más curiosidad, como si fuese una especie de piedra preciosa, un secreto del que él, sólo él y nadie más, tendría conocimiento.
-Bien, hubo una vez...
-¿De verdad?-El chico asintió, sus mejillas tenían un leve tono carmín. -Venga, no te pongas nervioso, vamos a platicar de ello, ¿Qué te parece?
Suspiro, derrotado, no tenía muchas opciones, y quién sabe, quizás podría ayudarles a mejorar su relación superior-subordinado, después de todo, Akutagawa haría lo que fuese por aquel encantador suicida.
-Sucedió hace mucho...era muy pequeño en realidad, cuando aún vivía en un orfanato...siempre estaba sólo, no me llevaba bien con ninguno de los niños.-sonrió levemente, una sonrisa casi imperceptible para su profesor.
-Eso no suena muy feliz, Akutagawa-kun.-pronuncio el mayor en un puchero, a lo que el otro sólo le miro ya algo fastidiado.
-Aún no término...bien...un día, llego una persona, otro niño para ser exactos...era aún más joven que yo, y era muy delgado, su cabello era blanco, y sus ojos de un color muy extraño...resulto ser un chico solitario, como yo...por algún motivo nadie quería acercarse, incluso los directores le repudiaban...
-Y tú fuiste el único que decidió hablarle, ¿No es así?-no recibió respuesta alguna, no era necesario, el aumento en la coloración de su rostro lo delataban.
-Solíamos charlar todos los días, en ocasiones eran tonterías banales...en otras conversábamos acerca de lo que queríamos hacer...pero, siempre concordábamos sobre estar juntos.
-Que adorable suena, ¿Sabes? ¿Y no recuerdas su nombre?
Akutagawa negó con la cabeza, su vista, por un momento, pareció adquirir cierto brillo.
-No puedo recordar nada...su voz, o su nombre, simplemente desapareció de mi memoria. Pero...puedo decir con total honestidad que me sentía muy bien a su lado...no importaba que tan pesado hubiesen estado las tareas del orfanato, si nos regañaron y no podíamos salir a jugar al patio, incluso comer...su simple compañía me era suficiente, me sentía bien, y esperaba tener esa extraña calidez durante toda mi vida...era una amistad muy curiosa, ¿No lo cree?.
Un momento de silencio reino en el espacioso lugar. El suicida observaba fijamente al pelinegro, sin expresión alguna; hasta que, de a poco, comenzó a sonreír levemente, hasta deformarse en una carcajada, aunque está, se encontraba lejos de sonar sarcástica, o cruel.
-Ah~ pobre e inocente Akutagawa-kun, eso no puede llamarse amistad, mucho menos decir que eran como hermanos.
Nuevamente, el chico de piel lechosa se sentía molesto, no comprendía el porqué del repentino interés por su vida de parte de Dazai-san, y menos aún entendía que quería decirle con aquellas últimas palabras...y sus nervios aumentaron por cualquier cosa que se le ocurriese preguntar.
-Entonces, ¿Cómo lo llamaría usted, Dazai-san?
El moreno sonrió, y llevando su dedo índice a la comisura de sus labios, pronuncio:
-Eso es amor, Akutagawa-kun.
N/A: Buenos días, tardes o noches, aquí Fool con este emh...¿fanfic?. He notado que no hay tantas historias de estos dos bebés hermosos (Akutagawa y Atsushi), así que me decidí por escribir una propia. No será muy larga (a lo mucho dos o tres capítulos), pero espero igualmente sea de su agrado, un beso y nos leemos después. 😙
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Esto es amor, Akutagawa. (Shin Soukoku)
أدب الهواة"-Dime, Akutagawa-kun...¿Alguna vez te has sentido feliz? -Bien, hubo una vez..." Cosita que se me ocurrió a las dos de la mañana y al estar escuchando una canción (muy mona por cierto) una y otra vez. Los personajes aquí utilizados pertenecen a l...