¡Bailemos, Naegi-kun!

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—Entonces, en pocas palabras, quieres sorprender a Naegi-kun en su cumpleaños... ¿Bailando con él? —preguntó Asahina con una sonrisa divertida.

Kirigiri Kyouko asintió por décima vez.

—Quiero agradecerle por ayudarme siempre —explicó.

Quizás agradecer quedaba chico para lo que en verdad quería expresar, pero era la palabra que mejor encajaba en la situación.

Después de la boda de Asahina y de la curiosa confesión de Kyouko, en realidad nunca habían hablado de lo que en verdad sucedía entre ellos. Es decir, Kirigiri tenía claros sus sentimientos hacia Naegi, los cuales se basaban en la confianza que tenía hacia él, pero ¿y él? ¿Sentía lo mismo?.
Ser miedosa y poco arriesgada no eran características de Kirigiri, pero debía admitir que, en ese momento, un profundo pánico se difundió dentro de ella hasta el punto de obligarla a decir que todo había sido una broma llegando a ver el alivio en el rostro del muchacho, lo cual, por cierto, le dolió en el fondo.

Así que, en conclusión, ellos siguieron hablando como si nada hubiese ocurrido a pesar de que todos sabían que en realidad sí había pasado algo más allá que una simple broma.

Los meses pasaron y ya pronto se acercaba el cumpleaños de Makoto. Obviamente, Kyouko no iba a dejar pasar la oportunidad.

Cosas como leves sonrojos y tartamudeos habían llevado a pensar a su yo detective que él sentía lo mismo que ella, solo que Naegi era un libro abierto, a diferencia de Kirigiri.

Por eso, si él no pensaba tomar la iniciativa, ella lo haría y su plan comenzaba con agradecerle por todo lo que había hecho por ella.

¿Y qué mejor forma que hacer que bailando con él, cómo él lo había hecho con ella?

Lo malo era que ella nunca se caracterizó por ser la mejor bailarina del mundo, así que decidió pedirle ayuda a Asahina.

—¿Segura que solo se trata de agradecer? —preguntó Asahina —. Dime, Kyouko-chan, lo de mi boda no fue solo una broma ¿verdad?

Kirigiri frunció el ceño.

—¿Qué te lleva a pensar eso, Asahina-san?

—Pues... Hay muchas cosas —contestó y con los dedos empezó a enumerar —: las miradas de soslayo, las conversaciones de confianza, que siempre recurras a él por ayuda...

—Está bien, ya entendí —la interrumpió Kyouko —. Puede que las cosas se hayan salido un poco de control en ese momento, pero lo que quiero expresarle es básicamente lo mismo... No solo agradecimiento, sino también disculpas.

—¿Disculpas? —repitió Asahina y luego de unos segundos lo entendió —. ¿Te refieres a cuando lo culpamos en el juego de matanza? —Kirigiri asintió —. Eso no fue solo tu culpa, Kyouko-chan, todos votamos por él y...

—Pero si no hubiera sido por mis argumentos, eso no hubiera pasado. Además que fui egoísta al pensar solo en mis propósitos...

—Aún así él te perdonó, Kyouko-chan ¿lo recuerdas? —Kirigiri no dijo nada y Asahina cambió de tema —. Como sea, intentaré enseñarte lo que pueda ¿entendido?

Kyouko asintió y, así, tras varios días de esfuerzo, él día del cumpleaños de Naegi llegó.

En algún momento, el plan de Kirigiri llegó a oídos de Byakuya y Yasuhiro, quienes el mismo día llegaron para desearle suerte.
No podía culparlos, seguramente Asahina no había podido resistirse u le había hablado de ello a su esposo y este, en consecuencia, se lo contó a Byakuya.

Este último había estado planeando una fiesta sorpresa para Makoto, por lo que, curiosamente, todo encajaba a la perfección.

Sinceramente, esperaba no ser el centro de las bromas por más imposible que fuera.

¡Bailemos, Kirigiri-san! (Naegiri Two-shot)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora