Me confesaste que te daba miedo el amor, que no querías sentir como todo tu ser dependía de alguien más y que esa persona se impregnará en tu piel, que el amor es para suicidas y gente mentalmente inestable, que es como quedarse parado en el medio de la carretera con un auto a toda velocidad llegando hacia ti y sonreír como un tonto, porque eso es lo que nos hace el amor, nos convierte en tontos que dan todo por nada, nos convierte en un corazón masoquista que dice:
“Vamos, sólo una vez más”.
Y luego otra, y otra, y pierdes la cuenta y el corazón termina jodido y la mente cansada, y una pequeña voz que resuena en toda tu cabeza: “Idiota.
” Y terminamos con vendas y cicatrices que no se irán jamás pase el tiempo que pase, y terminamos marchitos, viendo el mundo en escalas de negro, hasta que llega alguien más y nos colorea la vista, el universo, la vida, como cual artista en un espacio en blanco y con colores y un pincel convierte hasta lo más insignificante en una obra de arte y ya no sólo eres un pequeño mundo negro y vacío, ahora eres un mundo, dos, tres y cuatro que se maravillan con las galaxias y hasta el universo entero que hay en sus ojos.
Y floreces, revives, olvidándote de todo, y sí que hay que tener muchos cojones para lanzarte al vacío con los ojos cerrados confiando en que esa persona te atrapará, pero así es el amor, un destino incierto y alocado.
Hasta que nos vuelven a joder el corazón y nos damos por vencidos, y entendemos que nada es para siempre y que un “te amo” a veces no es nada. Y volvemos a ser ese pequeño planeta en busca de su nueva galaxia, o en busca de extinguirse, o de hacerse añicos hasta ser diminuto y casi inexistente.Pero después de todo, ¿Qué haríamos sin el amor?
Somos unos locos masoquistas, ni que lo digas.
Pero, está bien.
Está bien ser un loco masoquista aunque sea una vez en la vida

ESTÁS LEYENDO
Tu sexo me sabe a naranja:
RomanceTodos se hacen daño a su manera, y la forma que se me volvió manía fue escribir sobre ti, apesar que ya no estás aquí.