Perdonar no es fácil

Capítulo 7

Al salir vio como Gerardo estaba hablando animadamente con sus hijos y las secretarias, y sintió celos de cómo ese joven ya era amigo de su familia, pero lo que mas le molestó y le indignó fue parte de lo que estaban hablando
G-De verdad, 5 veces. Ya se lo dije a su madre que me dejó exhausto.
H-(Riéndose), estas en baja forma
G-De eso nada. Me dijo que hacia 20 años (se calló al ver a Esteban y miró el reloj), me tengo que ir. Pero no le digan a su madre que va a montar en moto.
AN-Mientras nos la cuides, te damos permiso
G-cuidaré de ella. Bueno adiós.

Esteban se fue cuando lo vio desaparecer por el ascensor, él se metió en su oficina al borde de un ataque, lo había hecho 5 veces con él. Se sentía impotente, estaba abatido, y aunque intentó elaborar otro contrato las imágenes de Maria con Gerardo ocupaban toda su mente.

Mientras los chicos fueron a ver a su madre, la cual estaba se estaba volviendo a pintar los labios para disimular la hinchazón y el poco de sangre
M-Hola amores (cerrando el estuche de maquillaje)
AN-Acabamos de hablar con Gerardo, dice que anoche lo dejaste muerto al jugar tantas veces al ajedrez.
M-Y no solo al ajedrez, al dominó y también jugamos al futbolín. Hacia 20 años no jugaba, y me puse contenta al ver como ganaba una apuesta. Que seguíamos jugando toda la noche. Y él estaba algo cansado ya que había trabajado ese día.
H-Esta noche te llevará a cenar
M-(Al notar el tono de celos de su hijo), ¿no quieres que vaya?
H-Ve mama, te mereces divertirte un poco. Y Gerardo parece buen chico
M-Y lo es. Pero tranquilos que no me casaré con él si es eso lo que pensáis. Y ahora tengo que mirar este contrato que me acaba de dejar su padre
AN-Eso de padre.
M-Ángel, no quiero que hablen en ese tono de Esteban. Hizo mal y creo que esta arrepentido por esa mentira. Déjenle que les pida perdón, que gane su perdón.
H-¿Tú le has perdonado?
M-No Héctor, él me hizo demasiado daño. Pero a ustedes los ha cuidado y dado su amor, ha sido su amigo y confidente. Por eso ustedes si tienen que darle una oportunidad a él.
AN-¿Tu se la vas a dar?
M-Ya veré hijo, ya veré. Pero conseguir mi perdón le va a ser muy muy difícil.

Esteban salió mas pronto esa tarde y se fue a espiar a la casa de Maria, cerca de las 7 de la tarde vio como Gerardo aparcaba una potente moto, y diez minutos después salía con ella. Maria parecía mas joven, con unas botas, sus pantalones de cuero, una camisa en verde, debajo de una cazadora también de cuero negro. y el pelo suelto se puso el casco que le ofreció Gerardo. El se revolvió incómodamente en el sillón del jaguar cuando Maria se sujetó a la cintura del chico. No se movió para nada hasta que llegaron cerca de las doce de la noche y casi se delata cuando se despidieron con un beso en los labios. Iba a matar a Gerardo por besarla.

Los días transcurrían, Luciano llamaba cada poco para decir que habían encontrado mas huellas en la pistola y que en la ropa de Maria no había resto de polvora, así que estaba descartada como sospechosa. Ahora faltaba por averiguar a quien partencia las huellas.
Un jueves por la noche, Esteban fue a cenar con Ana Rosa iba a dejarla. No podía seguir con ella
AR-Amor, (acariciándole la cara), ¿Qué es lo que te ocurre? Desde que llegó tu ex mujer, nosotros no hemos hecho el amor
E-(Jamás he hecho el amor contigo pensó), estoy cansado. Además ya no tengo 20 años.
AR-(Mirando a una pareja que acababa de entrar) ¿no es esa Maria? Que bien acompañada esta
E-(Celoso), si es Maria
Esteban no se dio cuenta de que Ana Rosa les hizo señas para que fueran donde estaban ellos, Maria de la mano de Gerardo
M-Buenas noches, no esperaba encontrarnos aquí
AR-Sí, es una casualidad
M-Ana Rosa te presento a Gerardo Salgado
G-Mucho gusto (besándole la mano), hola Esteban
E-Hola Gerardo
G-Si nos disculpan vamos a pedir mesa
AR-No,quédense aquí. No nos importa ¿verdad amorcito?
E-(Molesto), no pueden cenar con nosotros
M-(También molesta), muy bien. Cenaremos con ustedes (miró a Esteban desafiándolo).

Se sentaron Maria frente a Esteban y Gerardo frente a Ana Rosa. Cada vez que Esteban cortaba un poco de carne, miraba a Gerardo como si él fuera ese trozo de carne. No soportaba como ella muchas veces le daba un poco de su comida como si fuera un niño pequeño y Maria sonreía para dentro al notar los celos de Esteban.

Cuando estaban esperando los postres Maria puso su cabeza sobre el hombro de Gerardo, se sacó un zapato y buscó la entrepierna de su ex. Esteban al notar aquella presencia, la miró y ella apretó sus labios para no echarse a reír al notar su erección. Siguió jugando con el pie en la zona sensible de Esteban, el pobre ya no sabia que hacer.
Le estaba doliendo, necesitaba sacarlo de donde estaba preso o que ella dejara de tocarlo de esa forma.