Prólogo

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«Haikyuu no me pertenece, sólo juego un poco con los personajes de Furudate Haruichi».

«Se publicará de manera mensual. Cada día 30 del mes».




PRÓLOGO


Una imagen... tal vez un video se hace presente en las penumbras de la inexistente.

Miró a la gente pasar, nadie le presta atención, siguen su camino, el sol es ese típico color anaranjado de la tarde. De alguna manera algo se instala en su mente, algo que no puede describir, pero hace que su respiración sea distinta. Un pequeño movimiento hace que su mirada se fije en su mano y una ajena, entrelazadas, tan unidas, apretándose en esa tarde. La sensación vuelve a incrementar y no llega asimilarlo, porque no debería tener ningún tipo de sensación...

Algo hace que el recuerdo se comprima, deje de ser un recuerdo, sólo es una imagen hasta que se borra y ya no es suya, no existe...

No puede saber de quién es la mano que lo sostuvo.


Cuando vuelve a ver algo es de noche y la lluvia está presente, hay un cuerpo cercano al suyo, abrazándolo, está vez la sensación es mucho más bizarra a la anterior. De alguna manera es aceptable estar entre ropas ajenas, entre brazos desconocidos, su nombre es pronunciado por la otra persona. Se aferra a las ropas, oculta más su cuerpo en el contrario, de alguna manera todo esto lo siente tan fuera de lugar y a la vez cercano.

Esa acción de que lo absorben, de que la imagen que tiene frente suyo es borrada y no existe... No. Lo alejan del lugar, le roban esos momentos y no sabe por qué, se va junto a esa sensación.


—Shouyou.

Unos ojos color azul intenso como el color del mar en las noches alumbrado por la luna; lo están mirando a él, sólo a él. Ese joven rostro, esos cabellos negros y esa mirada destructora de entendimiento en frente suyo, es... ¿suyo? De nuevo la sensación intensa navega por su cabeza, su cerebro no procesa lo que está danzando por lo que deben ser sus... lo siente... siente...

Es real...

Tan pronto como está ahí de nuevo se lo arrebatan.


—Hinata.

Abre sus ojos ante el llamado de su amo, ante el pedido que lo obliga obedecer, no hay noche, ni atardecer, sólo el sol de la mañana y la vista que da al patio trasero de la mansión.

—Hinata, necesito tu ayuda.

Se levantan del asiente en el que estaba reposando, gira su cuerpo y mira a su amo hablarle por el umbral de la entrada.

—¿En qué puedo servirle, Wakatoshi Ushijima?

—He olvidado qué debo hacer a esta hora.

—Por supuesto, deje que busque en mi memoria su horario del día jueves —dijo de manera mecánica, el joven frente suyo sólo asiente.

Ante sus ojos una pantalla azul se presenta un tanto similar al de una computadora, va directo a los archivos, pero antes de poder dar selección a la carpeta de los jueves la pantalla azul se distorsiona de manera brusca, su cuerpo tiembla, parpadea demasiado rápido para un humano...

—¿Hinata?

Mira a su amo y frente a suyo desaparecer, está frente a "él". Su rostro está dibujado por una extraña expresión...

Retrocede... ¡No! Lo empujan lejos, lo arrastran. Lo tiran al suelo, mira como le hacen lo mismo a esa persona, grita su nombre una y otra vez, puede ver como sus manos arañan el suelo, se rompe la piel artificial y por la fuerza que implementa rasga los circuitos de las conexiones de sus dedos.

También quiere estar a su lado, no le importa qué, quiere alcanzarlo. Se remueve cuando siente que abren su cráneo, lucha, grita otro poco más...

La oscuridad.


Vuelve a abrir los ojos sólo para sentir todo de nuevo y esa sensación de terror se expande queriendo gritar, pero ya no tiene voz, sus ojos cubiertos de algo parecido al agua, haciendo un poco borroso todo, pero aún puede ver cómo le quitan sus miembros, sus partes robóticas desaparecen una por una. Él está ahí, queriendo gritar para pedir que paren, que le duele, que no lo hagan, no lo rompan, no lo separen.

Ya ha perdido uno de sus ojos, ya no importa, siguen destruyéndolo aun cuando está ahí. Aun cuando algo fluye en alguna parte de su coraza cerebral artificial.

Lo último que piensa es en un nombre—: Tobio Kageyama.

—¿Cómo? —la pregunta de su amo, que se encuentra hincado en el suelo a su lado, lo trae de vuelta, Hinata no se ha percatado cuando cayó al suelo, su amo lo mira mostrando en sus pupilas algo más, al más que le recuerda la mirada azul de "él".

—¿Yo soy su robot? —pregunta al instante que se levanta del suelo. Wakatoshi lo sigue aún confundido por el cambio de Hinata, sobre todo por las extrañas convulsiones.

—Lo eres, Hinata.

—¿Los robots no tienen emociones?

—No las tienen.

—¿No tienen recuerdos?

—No, sólo tienen archivos o información implantada por un humano.

—Entonces, ¿por qué recuerdo? —Dijo sosteniendo con sus dos manos su pecho—. ¿Por qué quiero ver a Kageyama?

Wakatoshi no se inmuto, sólo su cuerpo entero se erizo, Hinata estaba mostrando en su rostro la más sincera expresión de dolor.

—No lo sé.






Cuando creí que nunca escribiría de mi segunda OTP (y por mucho tiempo primera), sale esto. Lo admito amo mi idea, esto tendrá mucho drama, mi imaginación así quiere jugar, me estoy matando yo mismo por todo lo que tendré que escribir. Pero lo disfrutaré.

Gracias por leer.


Larga vida y prosperidad.

Enseñanzas emocionalesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora