Parte 2

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Su nombre era Anabelle.

Tenía apenas dieciocho años, estaba sonriendo como una niña en un carnaval y era la mujer más hermosa que yo hubiera visto jamás.

Me acerqué a ella de la misma manera que acercas tu mano a una burbuja de jabón, tratando de tocar aquella maravilla de colores pero esperando que en cualquier momento ésta se evapore frente a ti. Temía que si parpadeaba Anabelle ya no fuera a estar ahí al abrir los ojos.

—Skyler, esta es Anabelle Collins —Dijo Jonas con una sonrisa de suficiencia en su rostro moreno.

—Es un placer —Agregó ella.

Acortó la distancia y para mi sorpresa me abrazó de una manera cálida y amable. Me puse tiesa por la impresión y fui incapaz de reaccionar ante sus brazos rodeando mi cuerpo. Sentirla cerca había sido una combinación entre un dulce sueño y una agonizante pesadilla y no entendía el porqué. 

—Skyler Reynolds —Respondí sin poder agregar nada más

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—Skyler Reynolds —Respondí sin poder agregar nada más.

—He visto todas tus portadas desde que llegaste a LA —Añadió Anabelle juntando sus blancas manos con emoción. —Me encanta tu trabajo, creo que eres...

—Gracias —Le corté de tajo. No me gustaban los halagas y menos de desconocidos. Ella se silenció rápidamente y volvió a sonreír sin problemas. Su sonrisa me gustó, dejaba de lado los problemas y era evidente que para ella la vida era todo un regalo.

—Anabelle va a trabajar con nosotros. —Me explicó Jonas. —Y tengo en mente un proyecto impresionante para ambas.

Su sonrisa se mantuvo en su lugar, estoy segura de que mi expresión le delataba a Jonas lo extrañada que me encontraba por la situación, no sólo porque tuviera a su lado a una mujer como esta, sino también por su extraño entusiasmo laboral. Jonas no mostraba aquella emoción por los proyectos de la agencia casi nunca, realmente era un hombre serio y poco expresivo, sin embargo se podía deber a que en serio quisiera impresionar a Anabelle, eso o su entusiasmo era real esta vez.

Jonas tenía dos ex esposas y había tenido un montón de novias en la agencia a las cuales les había prometido el cielo y las estrellas pero que al final había terminado botando. Sabía que la intención con Anabelle Collins sería similar. Una novia de un rato, una distracción ante su ocupada vida, una cara nueva la cual mostrar y presumir al mundo. Pero ella era mucho más que eso, se veía en sus ojos azules y en la forma en la que su sonrisa se mantenía fija, ella era algo especial que había que admirar, un fenómeno que no se ve todos los días y menos en estos lares.

La tomó de la mano una vez más.

—Sky, querida agendaremos unas fotografías para el siguiente sábado, te enviaré con Rhonda el concepto que tengo en mente y verás que será todo una genialidad.

—No sé, Jonas, últimamente te has estado enfocando en los rostros nuevos, no creas que no lo sé. —Miré a Anabelle con recelo esperando recibir una respuesta de su parte pero no hubo nada más que una mirada de emoción. Eso me enfureció. ¿Qué clase de niña era esta?

—Pero es que tú te has convertido en una leyenda por ti misma, ¿No crees que necesitas dejar un poco de espacio para la gente nueva?

—No —Espeté y él suspiró.

—Eres una verdadera entusiasta de la moda —Repuso Jonas tratando de aligerar mis comentarios. —Mira, tengo que volver a España antes de que anochezca, quiero que lleves a Anabelle a mi casa y se conozcan, después de todo, la sesión que tengo en mente para ambas será bastante íntima y quiero que den lo mejor de sí.

—¿Llevarla a tu casa? ¿No tienes gente que trabaja para ti que haga esos mandados?

—Tú trabajas para mí —Me soltó cortante, prueba de que empezaba a perder la paciencia. —Hemos cumplido tus caprichos y deseos por tres años, creo que ahora es momento de que hagas por una vez lo que se te pide, Skyler.

Rodé los ojos. A mis veintiún años había dejado a mi familia para no recibir órdenes de nadie. Era el verdadero colmo que me encontrara aquí hoy, parada en la oficina de mi representante recibiendo órdenes de un hombre que en estos momentos sólo estaba pensando con su pene.

—Ahora debo irme —Le dijo a la chica frente a él. —Volveré en un par de días, instálate y siéntete cómoda, cuando vuelva pasaremos tiempo juntos, lo prometo.

Anabelle asintió con la cabeza y Jonas la besó en los labios frente a mí. Ella enrojeció pero él no mostró ningún recato a la hora de acariciar su cintura.

—Adiós, Jonas —Repliqué para hacerlo marchar de una vez.

—Adiós, Sky. Por favor, cuida de Anabelle mientras vuelvo.

Rodé los ojos pero asentí con la cabeza. Miré a Anabelle.

—Cuidaré de ella como si fuera un tesoro —Contesté. —Lo prometo.

Between heaven and hell [*Lésbico*]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora