Parte 3

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Nos quedamos finalmente solas, podía oler el aroma dulce de su perfume entre el humo del cigarrillo que Jonas probablemente apagó antes de que yo entrara a la habitación. Él se había marchado, nos había dejado en la oficina y había salido a prisa sin decir nada más. Anabelle me observaba curiosa y expectante, la curva de sus labios alzándose a la espera de decir algo, sus delgadas cejas arqueadas en una interrogante absoluta.

—Te llevaré a casa de Jonas —Me decidí a decir finalmente.

—Gracias, Skyler —Repuso Anabelle. —Sé que no tienes por qué hacer esto y seguro preferirías estar en cualquier otro lado en este momento pero de verdad lo aprecio.

Comencé a caminar por los pasillos de la agencia con Anabelle pisándome los talones.

—Da igual, sólo no te acostumbres. No hago muchos favores, en realidad —Admití entrando al elevador.

Vi las puertas cerrarse tras ella y de pronto estábamos solas las dos en aquellas pequeñas cuatro paredes y su aroma a flores me inundó más que nunca, tanto que sentí mis otros sentidos nublarse ante su presencia y mis manos hormiguear por los crecientes nervios.

Tenía años que no me sentía así frente a nadie. Ni siquiera frente a los públicos más exclusivos en Paris o Milán.

—Eres muy hermosa en persona —Dijo Anabelle, el tono de su voz aterciopelado y melódico, como una canción de cuna

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—Eres muy hermosa en persona —Dijo Anabelle, el tono de su voz aterciopelado y melódico, como una canción de cuna.

—Gracias —Contesté tratando de dulcificar mi timbre. —Tú también eres muy guapa y honestamente pareces una buena chica, es por eso que debes de cuidarte bien —Agregué sin pensar muy bien en mis palabras.

El elevador se abrió de par en par y por fin pude escapar de aquella tortura que significaba tener a Anabelle tan cerca de mí. Era evidente que me sentía atraída por ella, yo por lo menos no era capaz de encontrar un solo error en ese rostro de porcelana ni en las curvas que la acompañaban cuando se movía. Me gustaba porque tenía algo que muy pocas personas conservaban en una ciudad tan caótica como Los Ángeles. En los ojos azules de Anabelle se veía paz.

—¿A qué te refieres, Sky? —Preguntó siguiendo mis pasos por la puerta principal, me despedí de Rhonda con la mano y ésta me regresó el saludo sonriendo.

—A nada en especial —Respondí. —Vamos, mi auto está por acá.

A pesar de tener buenas ganancias nunca fui una chica ostentosa. Mi departamento más que ser lujoso era acogedor y mi auto lejos de ser un deportivo o de colección se trataba de un viejo modelo de Beattle que había comprado cuando tenía diecinueve años y al cual me negaba a renunciar. Afortunadamente el buen mantenimiento lo conservaba en forma y seguía funcionando como si fuese nuevo. Anabelle se subió en el asiento del copiloto haciendo que su vestido color melón subiera ligeramente por su muslo y dejando a la vista aquel destello de piel blanca que me hizo palpitar.

Me puse los lentes oscuros y miré al frente procurando ignorar los instintos de mi cuerpo que me pedían tocar aquellas piernas largas.

—Sky, por favor —Habló ella. —Si tienes algo que decir será mejor que lo digas, no podré pensar en nada más si no lo haces —Añadió resoplando.

Y en ese momento le creí.

—Solo quiero decir —Comencé a hablar. — que te cuides a ti misma. Tienes mucho potencial, tienes que aprovecharlo a tu favor y no dudar ante nada para lograr el éxito, Anabelle. Procura llegar al punto en el que no necesites de Jonas, así no te destruirá cuando él ya no necesite de ti.

La vi de reojo mientras parpadeaba intentando procesar mis palabras. Tomé la carretera a casa de Jonas y aceleré.

—No sé de qué hablas, Jonas es un buen hombre. Quizá el mejor hombre que he conocido —Alegó la chica con enjundia.

—Vamos —Dije yo. —Claro que Jonas es un buen tipo en el fondo pero no puedes pensar que realmente te toma en serio. Además sabes que es verdad, ¿O acaso tú estás con él por su físico imponente y su encantadora personalidad? —Solté de una.

Jonas era un hombre de mediana edad, estaría rondando los 35 actualmente, su piel era morena y era de baja estatura. En su rostro destacaba una ancha nariz y unas cejas pobladas, quizá su único atributo podría ser sus ojos, de un azul profundo y eléctrico.

Aceleré de nuevo, quería llegar a casa de Jonas y que Anabelle saliera de mi auto lo más pronto posible. Aquella conversación estaba resultando ser terrible y no había manera ya que pudiera dar marcha atrás.

—Si lo que tratas de decir es que estoy con Jonas para que me de fama y fortuna estás en un total error —Respondió con una voz seca que poco se parecía al tono dulce de hace un rato.

—¿Por qué más una aspirante a modelo estaría saliendo con alguien como él? —Pregunté de forma irónica. Ella no dijo nada, miró sus pies de manera silenciosa hasta que detuve el auto frente a la casa de su novio.

Anabelle me miró entonces de una manera que no imaginé. Había esperado encontrarme furia en esos ojos azules, tal vez hasta odio y resentimiento, había creído que iba a gritarme e insultarme como prácticamente yo había hecho con ella. Había esperado todo menos aquello.

En su rostro desfilaba un semblante de completa tristeza. Sus ojos se mostraban abatidos y llenos de emociones mientras se esforzaban por no llorar. Su labio inferior, aquel bello dibujo curvo de color rosado que me invitaba a perder la cordura, se encontraba temblando inestable. Si mis palabras no habían sido el motivo de su tristeza al parecer algo en ellas le había recordado sentimientos que le habían llevado a ese extremo.

—No sabes de lo que hablas —Musitó entre dientes. —No soy ninguna oportunista ni tampoco una ramera, tampoco creo que tengas el derecho de juzgar mis decisiones ni de opinar sobre con quien estoy. Me parece que solo deberías callarte y no meterte en la vida de los demás. En especial de las personas que no conoces.

Acto seguido bajó del automóvil, azotó la puerta tras ella y caminó hacia la puerta meneando sus caderas en el proceso y haciendo que yo me quedara viendo hipnotizada

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Acto seguido bajó del automóvil, azotó la puerta tras ella y caminó hacia la puerta meneando sus caderas en el proceso y haciendo que yo me quedara viendo hipnotizada. Sacó las llaves que probablemente obtuvo de Jonas y se metió a la casa sin mirar atrás. 

 Yo la vi marchar mientras me preguntaba qué era aquella criatura y porque me había fascinado tanto.


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⏰ Última actualización: Jan 19, 2017 ⏰

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Between heaven and hell [*Lésbico*]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora