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Kaden

Su cara de inocencia hizo que este corazón se hablandara. Quien diría que me enamoraría de un humano, uno que no era de los mios y todo porque aquel día fue de lo más extraño.

Mi mirada se fijo en el venado que estaba entre los arbusto. Necesitaba comida y en mi forma humana no me servía mucho, pues tenia que ir a las villas las cuales tenia que comprar las cosas y dinero no tenía. Así que lo más sencillo fue cazar.

Salte atrapando al venado y mordiendo su cuello matándolo al instante. Escucho que otros arbusto se mueven y aparece un niño no más de dieciséis años mirándome con sorpresa, pero no con terror.

Alrededor de él tenia una caperuza roja y se notaba los cabellos rubios. Cualquiera que lo viera diría que es una chica, pero no, es un chico. Un chico de ojos azules que mostraba inocencia. Él sería como el caperuzo rojo y a mi me convierte en el lobo. Obviamente, soy un lobo.

En sus manos había una canasta. Se podía ver las frutas y entonces extendió una a mi. Una manzana roja y en su cara había una sonrisa, una inocente.

¿Acaso no le daba miedo ver el lobo que atemorizaba las villas? Es que era tonto o ¿Qué?. No. No era un tonto. Él sabia lo que hacia y especialmente con su gesto.

—Tu la necesitas más que yo—se acerco un poco a mi. Aún tenia el venado muerto en mi boca y lo solté al ver la manzana en su mano.

Con paso lentos me acerque a él y bote la manzana para recogerla del suelo. Su mano en mi cabeza me estremeció e iba a atacar pero no lo hice. Algo en su mirar hizo que me dejara acariciar como un perro.

—Eres lindo—susurro con aquella sonrisa. Si solo supiera que puedo convertirme en humano, se avergonzaría de sus palabras—. No se porque todos te temen—su otra mano se posiciono bajo de mi hocico e hizo que levantara mi mirada.

Bote la manzana de mi boca por ver sus perfectas mejillas sonrojadas. Se veía adorable, pero no podía pensar en eso, él debía temerme para estar seguro. Le iba a gruñir cuando beso la punta mi hocico. Su acción me sorprendió. No sabia que hacer. Sus labios eran dulces.
Cuando se separo con una sonrisa, algo me decía que se iba a ir.

—Es mejor que te vayas, los cazadores te atraparan y no quiero eso—estaba preocupado. Se le notaba en la cara.

Tome la manzana de nuevo para dejarla detrás del arbusto y después me lleve al venado sin antes darle la ultima mirada. Su cara aún tenia esa sonrisa.

A lo lejos se escucho los escopetazos y me asuste. Ellos podrían hacerles algo a ese pequeño ángel. Pero ¿Por qué me preocupaba? Si él se pudo ir corriendo cuando me vio como lo hacia los demás.

Me convertí en humano para ver lo que pasaba y así enfrentarme a ellos si era necesario. Los mire como ellos se acercaron a él con una sonrisa.

—Oh pero si es el caperuzo que vive en la cabaña del bosque ¿Cómo esta tu familia?—su cara se borro esa sonrisa. Parecía otra persona.

—Ya basta Nill, tu sabes que su familia esta muerta—dijo el otro. Al parecer más comprensible.

—Cierto, eso significa que no nos impide hacer algo con él—ese tal Nill recibió un golpe por parte de su compañero.

—No seas pervertido, es un niño—Nill chasqueo la lengua. Quería golpearlo pero ¿Por qué?

—Puede, pero miralo, tu también puede disfrutar

—Cerdo—el otro se fue. No debió hacerlo, lo dañara.

—Estamos solos—dejo el arma en el suelo.

El caperuzo iba a correr pero él otro lo atrapo. Lo apreso en el suelo y empezó a repartir besos en el cuello del menor que empezó a gritar.

—¡Ayuda! ¡Wolf!—reaccione. Mi cuerpo reacciono ante su llamado y lo primero que hice fue pegarlo a ese cerdo.

—Alejate de él—él hombre me miro y tomo su escopeta para apuntarme.

—Lo pagaras—el caperuzo se puso frente de mi.

—No lo hagas—el hombre gruño.

—Correte puta, debo meterle una bala en el cráneo—el caperuzo se negó.

—No, disparame pero no le hagas nada a wolf—sabía quien era. Era inocente pero no ingenuo.

—Agh, vete al diablo—dejo de apuntar—. Veo que no lo quieres dejar, bueno, quedatelo, después de todo es hombre—el hombre se fue y el caperuzo me miro con una sonrisa.

—¿Estas bien?—eso debí preguntarle yo.

—Si ¿Cómo estas tú?—se encogió se hombros.

—Bien, supongo—sus mejillas se tiñeron de rojo.

—¿Cómo sabias?

—Respondiste a mi llamado—bajo la cabeza.

—¿En inglés? Podrías haber sido menos obvio—oí como tragaba saliva.

—Perdón—su voz sonó quebradiza y algo dentro de mi se oprimió.

—No importa—tone su mentón para que me mirara—Tienes lindos ojos

—G-Gracias—era lindo cuando tartamudeaba.

—Ni me lo digas aunque gracias a ti, me diste algo que no fue carne, mira que comer mucha carne me puede enfermar—sonrió tímidamente.

—Si quieres te puedes pasear a mi cabaña, te podría cocinar algo que no sea carne—sabia donde quedaba esa cabaña pero no pensé que estaba habitada.

—Lo pensaré—me aleje de él—. Pero nos veremos, de eso estoy seguro y cuidate mucho—él recogió la canasta.

—Si, nos vemos Wolf

—Nos vemos Caperuzo rojo

Cuento N° 1: El Lobo Y La Inocencia (Yaoi/Gay)- Crónicas Cuentos Del Ayer.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora