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Kaden

Los mire con odio. Eran los mismos que me perseguía. Por meses y todo por una recompensa que me llevaran muerto a la villa. Mi pierna dolía pero no como mi corazón. Se que fui idiota dejarlo pero si estaba a su lado él estaría así conmigo.

No me podía transformar ya que si sobrevivía ellos me buscarían si sabían mi forma humana.

—Mira, es el estúpido perro que anda matando las gallinas, vamos hacerte sentir como se sintieron ellas—me apunto con el rifle. Era el maldito que quiso tocar a Karan.

Cerré los ojos pensando en él. Quería pasar este momento pensando en lo único bueno que he tenido pero un recuerdo vago se paseo por mi cabeza. Era el como a los diez años y yo tenia veinte. ¿Cómo pude olvidar eso? Oh claro, el golpe en mi cabeza.

Sonreí al recordar su sonrisa inocente. Sus ojos llenos de inocencia y sus besos dulces. Lo extrañaba.

—¡No!—la voz de Karan me hizo abrir los ojos. Vi como Karan empujaba al hombre que me apuntaba y tomaba su arma.

Nunca lo había visto así, su inocencia no estaba y la frialdad lo consumió por completo. ¿Tanto daño le hice? Al parecer si.

—Tranquilo caperuzo, es solo un lobo, un animal—mencionó con burla.

—Para mi no solo es un animal, así que vete o te disparo en donde más te duele—apuntó la entrepierna.

El compañero lo apunto. Quería moverme para ayudarlo. No quería que saliera lastimado.

—Baja el arma caperuzo—menciono el compañero.

—No, tu baja el arma o él no se queda con lo que te entretiene—podía notar la frialdad de sus palabras.

Aullé con la esperanza de que se fijara en mi. Que no le disparara.

Wolf—menciono Karan.

—Ahora entiendo—dijo el compañero dejando el arma.

Yo me acerque cojeando donde Karan que me miraba preocupado.

—Es más que un lobo—vi como el compañero levantaba a su amigo—. Hay que dejarlos en paz—Karan se acerco a mi soltando el arma y abrazándose.

—Wolf, estas lastimado—miro mi pierna ensangrentada donde todavía estaba la bala.

—Yo no cometeré un error—gruñi cuando ese apunto a Karan.

—No seas idiota—su compañero tomo el rifle—. Nos vamos

—¡Qué! Es un lobo peligroso

—Ya no lo es—nos miro. En un momento sus ojos cafés se volvieron rojos. Era uno de los mios. Un Alfa.

—Pero...

—Nada de peros—se lo llevo arrastrándolo lejos de nosotros y yo me transforme en humano cuando estuvieron lejos.

—Nunca hagas eso, casi me da un ataque—dije preocupado. Él solo me miraba.

—Estaba preocupado por ti, no quiero que te lastimen, aunque ya lo hicieron—di un suspiro.

—No duele

—Si duele—me levantó consigo. No pensé que tuviera fuerza pero note la canasta que estaba botada.

—¿Ibas a un lado?

—A la casa de mi abuelo, pero esto es más importante

—Claro que no, la familia es más importante—me miro con algo de tristeza ¿Por qué?

—Tú eres mi familia, Kaden, eres el padre de mi hijo—me lleve una gran sorpresa. Si podía.

—¿Estas embarazado?¿Cómo?

—Tu ya sabes como se hace y además soy doncel—debí suponerlo. Karan podía tener hijos y yo diciendo que no. Que tonto soy.

♠ ♥ ♣ ♦

Di un gemido de dolor cuando apretó algo fuerte la venda. Lo peor había pasado como sacar la bala y es que sentir el hierro caliente no era nada bonito. Era doloroso pero era lo mejor para curarte.

Karan me miro con esos ojos llenos de inocencia, solo que esta vez brillaban. Sus manos dejaron en paz mi pierna y se levantó.

—¿Por qué te fuiste?—esa pregunta me tomo desprevenido.

—Yo quería protegerte

—¿De qué?

—De lo de recién, no quería que me vieras de esa forma—sus manos se enredaron en mi cabello acariciándome.

—No crees que te hubieras ahorrado todo eso si hubieras estado en tu forma humana—tenia la razón pero nunca aceptaría que debía tener la ayuda a mi lado humano.

—No, a mi no me agrada los humanos

—¿No te agrado?—su voz sonó débil y sus labios estaban cerca de los mios. Solo no podía dejar de mirar esos labios.

—Tu eres diferente a todos ellos—iba a besarlo pero él hizo la cabeza hacia atrás.

—¿Lo soy?

—Si, lo eres—sus labios se me estaban haciendo irresistible. Quería besarlo y tumbarlo en la cama, aunque con mi pierna no podía.

—¿En qué?

—En todo, a pesar de haberte robado tu virginidad sigues siendo el inocente de siempre—sus manos dejaron de estar en mi cabeza.

—¿Lo crees?

—Si—sus labios besaron los mios. Eran tan dulces como la miel.

—Eres un idiota—susurro contra mis labios.

—Soy tu idiota—hice que se sentara en mis piernas.

—Kaden yo...—lleve mis labios en su cuello mordiéndolo.

—No sabes cuanto no pude resistirme a tocarte de nuevo, no puedo vivir sin ti—su brazos abrazaron mi cuello.

—¿Por qué no me marcaste?—seguí entreteniéndome con su cuello.

—No quiero lastimarte—él acaricio mi cabello.

—No lo harás—mi corazón ya no se sentía vacío al estar a su lado—. Marcame

Ese día hice mio a Karan a pesar de mi pierna y lo marque. Sabia que era doloroso pero él lo tomo tan calmado. Ese era mi hombre o doncel.

Cuento N° 1: El Lobo Y La Inocencia (Yaoi/Gay)- Crónicas Cuentos Del Ayer.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora