nine days (yoonmin)🌸

003.

Segundo día.

Martes

YoonGi no sabía el porqué de su sentimiento de triunfo. Jimin era como sus anteriores citas, solo que ahora un trozo le colgaba entre las piernas.

De algún modo, todo esto le parecía divertido. YoonGi no era tonto, sabía que no le agradaba para nada a Jimin y bueno, también sabía que si Jimin le había pedido salir, era por simple curiosidad.

Pasaría ocho días buenos.

Jimin la paso las clases restantes pensando en si sería bueno seguir con esas estúpidas citas.

— Jimin, hazme caso. — hablo su amigo en busca de atención por parte del rubio.

— ¿Eh? — dijo volviendo a la realidad.

— Qué si sabes si YoonGi es amigo de Hoseok.

— Oye no sé, no me la vivo pensando en lo que pase con ese tipo. — respondió a la defensiva.

— ¿Y quién dijo eso? Vamos, intenta disimular que eres gay por YoonGi.

— Vete al infierno. — el amargado de Jimin había hecho comeback.

Al terminar las clases, Jimin iba caminando en sentido contrario entre todo el alumnado que exigía su liberación de aquel horrendo lugar.

Jimin trataría de actuar normal, o sea, eran simples citas. Qué podría pasar.

— Te vas a volver gay, solo pasaría eso. — escucho una voz que conocía a la perfección, su subconsciente.

Decidió ignorarla y conforme veía a lo lejos la puerta del patio trasero, sus nervios iban disminuyendo. Quizá ya se había resignado a que solo eran citas de amigos.

— ¿YoonGi? — abrió por fin la puerta del patio y observó a todas las direcciones en busca del mencionado.

— Jimin, ¿no crees que debes ser respetuoso conmigo? — escucho la voz de YoonGi pero no lo veía por ninguna parte.

— No lo creo. — respondió mientras cerraba la puerta tras él.

— Eres un niño irrespetuoso. Soy mayor que tú.

YoonGi asomo su cabeza, estaba recostado en la banquita que se encontraba ahí, dispuesta para que cualquier holgazán pudiera descansar plácidamente.

— Sí, lo que digas. — bufo acercándose a la banquita.

— ¿Qué quieres hacer? — por fin se sentó YoonGi como se debe.

— Pues ir al lugar hermoso. — Jimin rodeo la banquita para sentarse junto a YoonGi y tiró su mochila junto a la de YoonGi.

— Ah, claro. Ven. — se levantó sacudiendo cualquier rastro de polvo que podría haber en su pantalón.

— Agth. — se quejo el rubio ya que recién se había sentado.

Inconforme, siguió a YoonGi.

El patio era muy pequeño, no había nada, solo la banquita, el árbol y arbustos.

YoonGi se dirigió a los arbustos.

— ¿Se supone que el lugar hermoso al que me llevaras es esto?

— No idiota, el lugar hermoso está ahí dentro. — señaló con su cabeza los arbustos.

— Ah, claro. Meteremos nuestras cabezas al arbusto y así charlaremos. Que inteligente hyung. —dijo lo último con un tono de sarcasmo.