E p í l o g o

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—¡MAMÁ ¿DÓNDE ESTÁN MIS MEDIAS DE LA SUERTE!? —Grito por toda la casa y buscando hasta debajo de los sillones aquellas medias de la suerte que me habían regalado a mis dieciséis años y en realidad no sé ni como todavía me quedan, ignoro eso, y empiezo a cerrar mi maleta, que por lo visto llevaba demasiadas cosas que ni si quiera cerraba, intentó quitar un poco de cosas pero en realidad algunas cosas necesitaba.

Así que todo lo necesitaba y tiene que alcanzar.

Me tiró encima de la valija para poder cerrarla pero sólo se cierra un poco y yo caigo al piso. Y lo vuelvo a intentar y así estoy como quince minutos.

Hasta que logró cerrarla y me tiró a la cama, y escuchó el timbre y salgo corriendo hacía la puerta intentando no caerme por las escaleras como aquella ves.

Y luego de tanto drama bajando las escaleras llegó a la puerta y la abro encontrandome a él ahí, su pelo realmente un nido de aves y sus hermosos ojos cafés.

En verdad este chico es perfecto.

—Y bien...—Dice sacandome de mis pensamientos —Irás con esas pantuflas de Mickey, esos shorts de ositos y esa camisa larga. Y ese pelo un nido de ratones. No estás lista ¿verdad?

Niego con la cabeza, tenía suerte de que ya me había bañado. Sólo que me puse está ropa para ir arreglando las cosas.

—¿Me dejarás pasar? ¿Mi suegra me hizo café? —Le pegó nuevamente en el hombro —Ve y alistate que ni loco te vas así, aunque nada mal esos shorts. ¿Me los prestas?

Me sonrojo y luego le doy en la cabeza.

—Que lástima que no hay de tu talla. —Me burló —Pasa, tú suegro te espera en el sótano. Mientras me alistó...Tiene una gran charla para ti.

Y luego me alejó dejando a Chase con una cara como si hubiera visto a un fantasma.

Subo a mi habitación y buscó mis cosas y luego me voy a duchar. Luego de unos dieciséis minutos ya estoy lista y bajó a la sala y me impresiona ver a mi madre con Chase.

—¿Viste que tu madre me adora? —Dice con galletas de chocolate en su boca y me río de él. —Siempre tuve razón ¿quieres una?

—Nop, y ya es tarde. Vamos...

Agarró la valija y empiezo a caminar y abro la puerta y la dejo afuera esperando a que la monten en el taxi, y luego miró a mi madre que está ahí apuntó de llorar.

—Te voy a extrañar, mamá —La abrazó fuertemente —Estaré bien no te preocupes volveré.

—Mi pequeña Sam, te quiero mucho. Cuidate y disfruta, diviértete.

Le sonrió y me alejó caminando hacia el taxi dónde Chase me espera con una sonrisa.

—Vamos...

Y luego me montó al taxi esperando llegar al aeropuerto.

(...)

Bajo las valijas y caminó hacía la entrada del aeropuerto mientras Chase me sigue, hago el mayor esfuerzo para caminar con est pesada valija pero tengo suerte de qué tiene ruedas.

Dejó el equipaje y empiezo a caminar hacía la chica que se encuentra en la entrada para montarse al avión le entregó mi boleto y Chase hace lo mismo, ella nos da una mirada de aprobación por lo que seguimos caminando al avión buscando nuestros asientos.

—Dios que nervios. —Murmuró para solo obtener una risa burlona de Chase.

—Eso es lo que pasa cuando no has motando un avión.

Ruedo los ojos y me acomodo en mi asiento.

—¿Y tú ya has viajado? —Pregunto y el asiente.

Me cruzó de brazos.

—Mi primer viaje fue a Disney.

Empiezo a reírme sintiendo miradas por parte de los pasajeros que se encuentran a mi alrededor.

—¿Es enserio?

—Sep, fue mi primer viaje en avión aunque no me arrepiento

Sonrió y miró a mi ventana, esperando el momento en que el avión despegue.

—Sam...

Tomó la atención de Chase y luego me entrega un sobre azul, pero luego me dice que no lo abra hasta que llegue a mi nueva Universidad y también me dice que la lea hasta cuando este viejita, recordando aquel chico que robo mi corazón.

—Entonces...¿Lista?

—Definitivamente nunca he montado un avión. Pero supongo que siempre debo de estar lista —Sonrió nerviosa.

—Siempre estarás lista, cuando yo siga contigo y jamás te voy a dejar ir, Sam.

Me sonrojo de inmediato y le sonrió, y él hace lo mismo.

—Sami...—habla suavemente —¿Siempre juntos?

Lo miró y sonrió.

—Siempre juntos, Chase

Y luego me besa, y siento mariposas en mi estómago cada vez que él me besa. Y él es el único que sabe como alegrar mis días, y ni si quiera me di cuenta si el avión ya despegó, sólo me importaba alguien en este momento.

Hey tú, pelirroja!Donde viven las historias. Descúbrelo ahora