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Marinette tomó el paraguas de su habitación. No había dejado de llover desde la noche anterior, y París estaba tomando un aspecto bastante curioso. Así mojado como estaba, cancelarían las clases y los negocios deberían cerrar. 

Se asomó por el balcón antes de salir del cuarto, le gustaban los días lluviosos. Tenía buenos recuerdos bajo la lluvia, con la persona que quería. Se preguntó que estarían haciendo sus amigos en ese momento, Alya estaba resfriada en casa y no iría a la escuela ese día. Pensó en llamar a Nino pero rechazó la idea pronto, si hablaba con él, estaba segura de que preguntaría por Adrien y diría alguna tontería. 

Su madre ya estaba en la panadería cuando bajó, y su padre le tenía el desayuno en la mesa. Una taza con un líquido caliente la esperaba y ella apuró la bebida cuando el reloj anunció que le quedaban diez minutos para llegar a clases. 

-No corras, Marinette-le dijo su padre mientras la veía alejarse.-Te puedes caer. 

No obedeció. Se suponía que debía presentar la tarea a primera hora y no podía llegar tarde. Y entonces pisó un charco y resbaló. De pura suerte logró mantenerse de pie, pero a cambio tuvo que soltar el paraguas. El viento lo empujó unos metros lejos de ella y Marinette se apresuró en recogerlo, no quería llegar empapada a clases. Sin embargo, cuando consiguió alcanzarlo, el paraguas ya no estaba en el suelo, alguien se había molestado en recogerlo. Ella alzó la cabeza para ver a ese alguien y casi se va de espaldas. 

Adrien. 

-Buenos días-saludó el chico, entregándole el paraguas-Siempre tienes problemas con esta cosa ¿verdad? 

-A.. Adrien ¿Qué... qué es lo que..-otra vez estaba tartamudeando-qué haces aquí? 

Él se rió. 

-Voy a la escuela. 

-¿Solo? 

Asintió. 

-Ah, eso-dijo-mi padre no está y me tomé la libertad de darle el día libre a mi cochero.

Ella notó que estaba empapado, la lluvia debía de haberlo atrapado cuando salía de su casa. Sin dudarlo, Marinette levantó el paraguas e hizo que cubriera a ambos. Adrien le sonrió y dijo un suave "gracias". Juntos, continuaron su camino a la escuela. Apenas les faltaban unas cuadras para llegar y Marinette agradeció cuando el techo del colegio los cubrió a ambos. 

-Ya no tengo tiempo para secarme-murmuró Adrien. 

La chica abrió su mochila y le ofreció una toalla. Era una toalla de mano y nunca tendría el tamaño suficiente para secarlo pero supuso que era mejor que nada. 

La profesora ya estaba en el salón cuando entraron, no hizo mayores preguntas al verlo todos mojados y les dejó sentarse sin problemas. Marinette notó que faltaban varios de sus compañeros, ni Juleka ni Sabrina estaban, e Iván tenía un aspecto horrible. Enfermándose, de seguro. 

-Trabajos en pares-anunció la profesora.

-Nino no ha venido hoy tampoco- comentó Adrien. 

-En ese caso, Adrien puede trabajar con Marinette, y Chlóe hacer pareja con Rosita. 

La rubia soltó un chillido ahogado. 

-¡Pero se supone que yo debo hacer pareja con mi amado Adrien!

Marinette se esperaba lo peor. La chica haría tanto escándalo que la profesora terminaría por ceder y ella perdería la oportunidad de hacer la tarea junto al amor de su vida. Pero, para sorpresa, por mucho que Chlóe insistiera, la profesora no estaba de humor para ceder a sus caprichos y no accedió a hacer el cambio de parejas. Alya no podría creer la buena suerte de su amiga cuando Marinette se lo contara. Y eso quería decir que, una vez estuviera recuperada, ella debería hacer la tarea con Nino. La idea le gustaría. 

En silencio vio que Adrien se levantaba de su asiento y se sentaba a su lado, se tensó cuando sus manos se rozaron una milésima de segundo, y se preguntó que había hecho para tener tanta fortuna de repente. Tenía que seguir haciéndolo. Dentro de su bolso, Tikki se removió, feliz. Y Marinette tuvo que darle unas palmaditas para tranquilizarla. 

-¿No te parece extraño que llueva tanto?-preguntó Adrien en un susurro. 

-Sí-dijo Marinette.-No debería ser así en esta época del año.

-¡Profesora!-gritó Chlóe al otro lado del salón-Marinette no se calla y no me deja escuchar la clase. 

Cualquier otro día, la profesora habría ignorado a la rubia, pero tenía un horrible dolor de cabeza que no cedía por nada y no estaba dispuesta a aguantar tonterías. 

-Ve a ver el director, Marinette.

Adrien puso mala cara pero se quedó callado. La chica tuvo que levantarse de su silla sin más. Ahí se iba su buena fortuna. Vio la sonrisa de satisfacción de la hija del alcalde y le dirigió una mirada de odio. Antes de salir del salón, Adrien le prometió explicarle la tarea luego. 

 El director la tuvo esperando fuera de su oficina durante un rato, y a Marinette se le antojaron horas. Escuchó decir que a la última hora, tal y como ella había previsto, anunciaría la suspensión de las clases hasta que las lluvias pararan. Sí era extraño que lloviera de esa manera, Adrien tenía razón. 

Entonces, unos ruidos fuera del colegio la hicieron correr hacia la ventana del pasillo. Se asomó y fue cuando vio a la víctima akumatizada. Un hombre alto y flacuchento, con un traje tan ridículo que de no haber sido creado por Hawk Moth, se habría partido de risa. Parecía una gigantesca caja de pañitos clínex. De repente, el villano levantó su brazo derecho el cielo, y Marinette vio que invocaba más lluvia. Se quedó de piedra. Era como Tormentosa, podía controlar el clima. Pero Hawk Moth nunca actuaba con la misma arma dos veces, sabía que había algo diferente esa vez. Y su instinto le decía quera mucho peor. 

Echó a correr. Era hora que Ladybug apareciera. Y esperó que Chat Noir se le uniera pronto. Se suponía que debían trabajar juntos ¿o no?

Lluvia (Miraculous Ladybug Fanfic)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora