Prólogo

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Era una ajetreada víspera de Navidad, todo el mundo estaba ajetreado por encontrar los regalos de último minuto, y eso incluía a: Calum Hood y Lucía Steverlynk.
Ellos eran simplemente dos desconocidos que por “Serendipia” sus caminos terminaron chocando de la forma más casual posible, haciendo así, que estos dos desconocidos se volvieran en la definición más exacta y hermosa de “Serendipia”.

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P.O.V Calum

"Dios, como pude haber sido tan estúpido de haber olvidado el regalo para mi prometida, es que claro, soy Calum Hood, el chico que siempre y toda su vida dejará las cosas a último minuto" me lo repetía constantemente mentalmente mientras buscaba un buen regalo para mi prometida Taylor, ya era víspera de Noche Buena y como no, me pasé todo el mes posponiendo y posponiendo la búsqueda del regalo hasta ahora, bufé mientras entraba a una tienda de ropa, la cual, claramente estaba repleta. Hice mi camino entre la gente tratando de encontrar algo, aunque sea, medianamente aceptable mientras practicaba una buena excusa que decirle a Taylor de porqué su regalo era tan patético.. Como yo.. Hasta ahora no entendí como aceptó el querer casarse conmigo. Reí bajamente y seguí abriéndome espacio entre la gente, hasta que vi unos guantes de cachemir colgados en la vitrina, eran de color negro y eran los últimos, de todo lo que había en esa tienda era lo mejor que pude ver y que claramente no estaban tan mal ya que hacía frío en estas épocas, entonces los tomé...

P.O.V Lucía

"Genial, debo ser la única chica en el mundo capaz de olvidarse del regalo de su prometido" me reclamaba a mí misma en voz baja llamando la atención de unas cuantas personas que caminaban a mi alrededor, bufé y me dirigí a una tienda de la cual Jason, mi prometido, me había comentado que era buena para regalos de último momento, claramente, no éramos los únicos que sabían eso. Solté un suspiro al ver toda la cantidad de gente que había allí, al final, tal vez no soy la única que olvida regalos, me reí para mis adentros y me dispuse a entrar a la tienda, abriéndome espacio entre la gente. Una vez que estuve adentro, me dirigí al mostrador ya que hace algunos días había visto un hermoso par de guantes negros y pensé que sería un buen regalo de "lo siento por ser la peor novia del planeta". Seguí esquivando gente hasta que llegué a donde quería llegar y vi los guantes, agradeciendo a todos en el cielo que escucharon mis plegarias, corrí el poco espacio que aún me faltaba para llegar a ellos y los tomé, pero cuando los quise jalar, algo o más bien, otra mano, entorpeció mi camino. Bufé por lo bajo y miré al dueño de esa mano, que a decir verdad no estaba nada m... Qué? No no, Lucía tienes novio.
"Eh, perdón, pero en serio necesito los guantes, son para una persona muy especial" traté de excusarme para que ese  chico me los cediera y pudiera irme a casa, pero no fue ese el caso
"Disculpame a mi, pero también son el regalo de una persona muy especial, mi prometida, y también los necesito demasiado" sonrió con gentileza y yo no pude hacer más que admirar sus cachetes, eran muy grandes y me resultó algo muy tierno y gracioso a la vez.
"Oh, pues que casualidad, también son para mi prometido" reí por lo bajo ya que la situación me comenzó a parecer algo cómica "Soy Lucía, Lucía Steverlynk por cierto"  le sonreí cortésmente mientras extendía mi mano, aún sin soltar los guantes
"Casualidad  del destino?" cuestionó y río bajamente "Soy Calum, Calum Hood" me tendió también su mano y las sacudimos gentilmente. Había algo en este chico que me tenía realmente interesada en él, era totalmente diferente al resto....
"Casualidad del destino" afirmé y ambos sonreímos.

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