De espaldas a la clase, tenía los ojos cerrados pero aún así podía percibir el leve movimiento de todo lo que pasaba a su alrededor. Podía saber, solo con el sonido, qué estaba sucediendo; El cretino de Mughesto echando demasiado rápido el polvo de cuerno de unicornio, Piataro cuchicheando en susurros con su compañero; Una silla al fondo, seguramente de Mascarini, moviéndose al tratar de embotellar la poción... Niños insensatos. -30 minutos- dijo con la voz más profunda que tuvo. Sabia que esa voz asustaba a casi todos.
Suspiró.
Abriendo sus ojos se giró y se sentó para observar como el alumnado se retorcía tratando de llegar a tiempo con la poción encargada. Ninguno llegaría a tiempo y si alguno llegaba, iba a tener fallas. Sabía que era exigente, pero solo así lograría los mejores resultados con los que tenían verdadero talento para las pociones... pero una vez más, tuvo que agregarle el "casi" a sus pensamientos.
Potter tenía talento para las pociones. ODIABA admitirlo.
No era el mismo talento innato de Draco, por supuesto que no. Draco sentía cada movimiento y le apasionaba experimentar. Potter, por el contrario, era bruto e impaciente, generalmente se le daban mal las pociones justamente por su temperamento pero de aquello podía rescatar el hecho de que cuando quería, era un buen pocionista.
Se imaginó a si mismo enseñando a Potter a generar una poción y creyó, en esos escasos segundos, poder tocar la felicidad. "Idiota"
-10 minutos- cuchicheos nerviosos
Después de la charla con Dumbledore se había quedado pensando en la mejor forma de acercarse a Potter... eso había sido hace exactamente 3 días con 57 minutos y contando: Todavía no tenía ni la remota idea de cómo simplemente hablarle. No iba a arriesgarse a ir con él sin un plan... Severus Snape era un hombre de tácticas, de recursos por si surgía algún problema, se negaba rotundamente a tener una plática banal sin saber a dónde se iban a dirigir las cosas.
Y no se sentía así de abrumado por sus sentimientos para con él; Esa cosa parecida al amor lo asustaba, sí, pero podía manejarlo. En realidad era porque jamás se había planteado la idea de tener algún tipo conexión con alguien solo porque sí... él que siempre había sido sutil se sentía torpe con el hecho de tener que hablar de algo no profesional con alguien y además ese alguien tenía varios años por debajo.
¿Quidditch? No le importaba en absoluto ese deporte, a menos que sea para apuestas y no tenía la menor idea de qué otra cosa le gustaba a Potter.
Defensa contra las Artes Oscuras... era lo único que tenían en común ambos. Pero no podía aparecer cerca de Potter con libros de magia oscura avanzada. O tal vez...
No perdía nada. Bueno, sí, su dignidad... pero ¿qué más daba?
-Quiero todas sus pociones en el escritorio ahora- siseo. Las sillas se removieron todas, impacientes por el apuro de correr con el pedido del profesor.
Vio una cabellera rubia al fondo del salón, guardando sus cosas. -Creevey- le habló. Sabía que el chico era hermano del fallecido Colin Creevey, miembro del grupo de fans n°1 de Potter. -¿Sabe donde puedo encontrar a Potter?- el niñato abrió sus enormes ojos celestes, sorprendido
-No, señor. Pero puedo ir buscarlo si ustes lo des...-
-No hace falta. Tome- Sacó de un cajón un libro negro y viejo. Valía miles de galeones.- Cuando vea a Potter dele éste libro de mi parte-
-Sí señor... se lo da...-
-No lo abra. Me enteraré si lo hace, ¿entendido, Creevey?- lo miró fulminante. Amaba tener el control
-S-sí, señor...- tomó al libro en sus manos y se dispuso a salir
-Ah, y una cosa más, Creevey... dígale a Potter que si tiene alguna duda, me lo haga saber.- el muchacho asintió y salió rápidamente
Snape era un hombre de planes, de tácticas y recursos. Eso había sido algo espontáneo pero algo tenía seguro...
Potter tendría dudas, y vendría hacia él.
Continuará...
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Infinito amor
FanfictionEra más fácil negar la realidad que aceptar la derrota. Sí, porque había sido derrotado por el sentimiento que lo dominaba desde que Potter lo salvó aquella vez. Y se tendría que debatir entre enamorarlo de manera lenta o enfrentarse a su peor miedo...