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1 de Mayo 

Skylar traía puesto un vestido azul que le quedaba fabuloso, había pasado toda la tarde peinando su cabello y había comprado unos Jimmy Choo's que no habían salido nada baratos.

Pero valía la pena, valía la pena porque quería estar hermosa para Martin, se había puesto su mejor ropa y hasta había comprado zapatos.

Desde que salieron por primera vez él le había provocado una extraña sensación a Skylar que no había sentido con nadie más. Ella estaba fascinada por él.

Miró su reloj. Martin le había dicho que estaría en su casa a las 9:30 y ya habían pasado veinte minutos de esa hora. 

Ella no pensaría el que Martin la dejara plantada, así que sólo por él esperaría un poco más. Nunca se sabe qué era lo que podía pasar.

Soltó un suspiro y se dejó caer en el sofá, adoptando una pose nada femenina. Miró al techo unos minutos y después cerró los ojos. Había despertado temprano esa mañana.

Al abrirlos, lo primero que hizo fue tomar su teléfono y revisar la hora: diez en punto.

Se paró y se miró en el enorme espejo de su sala, desarrugó un poco el vestido y fue al baño a retocarse el maquillaje sólo un poquito más.

Ya estaba cansada de esperar, así que salió por un poco de aire fresco, pero vaya que la noche había sido bastante fresca, por lo que Skylar tuvo que ponerse el abrigo.

- ¿Dónde estás, Martin? -. Susurró para sí misma. 

Volvió a sacar su teléfono para ver la hora una vez más: diez treinta y dos. Una hora era demasiado.

La última conexión de Martin había sido hace apenas unos minutos, no le había dejado un mensaje a Skylar ni nada, tampoco la había llamado y sólo con eso bastó para que Sky ya no tuviera más dudas en la cabeza: Martin la había dejado plantada.

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