Capitulo 1.

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  Esa mirada que solo reflejaba un corazón herido y cansado. Una mirada, que podía helarte hasta la última gota de sangre, matar cruelmente hasta el último de tus sueños y disipar cada gramo de esperanza.
HanGeng reconocía aquella apariencia apesadumbrada de un corazón que acababa de romperse, o tal vez morir... y admitía que nunca espero ver esa clase de aspecto en alguien como Kim KiBum.

Había visto a más de un centenar de personas quebrarse de esa manera frente a él, pero nunca, al menor de los Kim, a ese chico alegre, que siempre se metía en uno que otro problema por simple diversión, a ese enano del que simplemente su mirada no podía apartar... ¿Cómo es que alguien como él, alguien tan infinitamente alegre, se había metido en aquella situación?

HanGeng desde hace días había notado que las cosas no andaban bien... pero no se había atrevido a decir nada... por cobardía.

Y ese mismo día, cuando por la mañana había ido a su antigua escuela por unos papeles para la universidad... se había topado con KiBum... en el suelo.

"Me tropecé, es todo".- Había dicho el menor.

Pero HanGeng sabía que aquello no era cierto. Pues lo había visto minutos antes de que el menor se fijara en el... había visto como un muchacho más alto que KiBum, ponía su pie en el camino del distraído este, para luego salir corriendo en dirección opuesta riéndose de él.

Y ahora, por la tarde, sucedía esto.

- ¿Qué es esto?.- Hablo el hombre, señalando la carta que ya había leído para entonces.

HanGeng no se atrevía a intervenir.
Era el problema de KiBum, no el suyo, pero ¿Por qué se sentía tan cruel al ver la desesperación en los ojos del pequeño pelinegro?

- Em...yo.- Decía KiBum en un intento de explicar lo que las palabras en aquella carta decían.

- Todo esto... ¿Es verdad?.- Pregunto desesperado el profesor a su alumno. KiBum no pudo responderle en voz alta, cerró los ojos fuertemente y asintió con la cabeza apretando los puños.- ¡Dios!.- El hombre se levantó de su escritorio con frustración, se tomó los cabellos de la cabeza y grito.- ¡No puede serlo!.- Golpeo el escritorio con su mano haciendo dar un pequeño respingón a KiBum, quien estaba asustadísimo con la situación.

- Yo.- Susurro intentando por segunda vez explicar lo que ya estaba claro para el hombre.

- No KiBum... tú, nada... no puedes hacerme esto a mi...- El profesor cerro los ojos y suspiro intentando calmar su ímpetu por ello.- Escucha KiBum.- Abrió los ojos, esta vez hablando más calmado y paciente.- Estoy casado, tengo un hijo... lo que tu sientes no puede ser, ¡Eres mi alumno! ¿Entiendes?.- KiBum asintió llevando su mirada a un lado.

- La carta.- Susurro alegrándose por no sonar tan triste y agobiado como realmente se sentía.- No es más que un ensayo.- Hablo sintiéndose más seguro.

- ¿Ensayo?

- Si... emm... profesor, lamento que haya llegado a sus manos, pero mi intención nunca fue declararme...- Ahogo las lágrimas y sonrió quitándole el sobre de las manos.- Esto es solo un error... era un simple ensayo... yo a usted lo admiro... realmente lo admiro mucho... y como nunca.- paso saliva y miro al hombre a los ojos.- Como nunca me he enamorado puse su nombre en ella... imagine una amor platónico... pero nunca, nunca pensé en dársela... ¿Me entiende?

- Comprendo.- El hombre asintió para luego sonreír y darle unas palmaditas en el brazo.- Realmente me había asustado... pero si se trata solo de un ensayo...

- Si.- Sonrió KiBum.- Un simple ensayo.

- Bien muchacho, lamento haberte asustado... no era mi intención...

- No debe de preocuparse profesor, es normal que haya reaccionado así con una locura como esta...

- Si, locura...- Se miraron un segundos en silencio y el hombre volvió a Hablar.- Bien, entonces... deberías irte a casa... se hace tarde.

- Es cierto.- KiBum suspiro, dio media vuelta y salió del salón de clase.- Adiós.- Dijo como último, para luego cerrar la puerta a su espalda y salir corriendo en dirección a casa.

HanGeng salió de su escondite.

Se peleó internamente en si seguir los pasos del pequeño, o hacer igual que él e irse a casa.

Cuando se disponía en tomar el camino contrario, sus pies dieron la vuelta.

Había algo que no lo dejaba tranquilo... Tal vez se debía a la oscuridad de la noche que ya envolvía a la ciudad, o a que muy en el fondo su corazón le gritaba, que ese momento, no quedaba ahí.

***

"Estrellita, ¿en dónde estás? Me pregunto ¿Quién serás?"

Lo que le faltaba a su día.

Cuando salió del salón, corrió por los pasillos de su escuela, al salir agitado, abatido y triste se permitió dejar caer aquellas lágrimas que ya comenzaban a quemar sus ojos.

- Has sido un idiota, KiBum.- Se susurró entre lágrimas, ignoro a su tristeza y se sonrió a él mismo... necesitaba que ese día alguien le sonriera... ese alguien, podía tratarse de cualquiera.

Mientras caminaba rompió la carta, la arrugo y tiro a un basurero.

- Idiota.- Volvió a susurrarse.

Levanto su rostro y se encontró cara a cara con miles de estrellas. Extendió ambas manos hacia arriba y sonrió.

- Brillen para mi ¿Si?

Entonces recordó... Aquella dulce y cálida voz.

- "Estrellita, ¿en dónde estás?.- Canturreo bajito recordando la dulce voz de su madre.- "Me pregunto ¿Quién serás?"

"Desde el cielo"

Su cuerpo se estremeció. Estaba a solo cuadras de su hogar... el deseo de llegar pronto a casa... con sus hermanos y estar con ellos, lo inundo de repente.
Algo no estaba bien.

El bonito momento que recordaba quedo atrás.

Comenzó a correr con miedo en su corazón... Y cuando quedaba tan poco para llegar... solo un poco para estar sentado en la mesa cenando ese viernes junto a sus hermanos...

Chocó fuertemente contra el cuerpo de alguien más, de repente esa persona se había cruzado en su camino impidiendo su paso. Sintió las grandes manos del sujeto posarse sobre sus hombros.

- Miren a quien tenemos aquí.- Rio el ahora conocido muchacho empujando a KiBum hacia atrás.

Otros cuatro muchachos salieron de entre las sombras riendo con demencia haciendo que el corazón de KiBum se estrujara.

- ¿No nos contaras como te fue en la oficina, con tu profesorcito?.- Hablo uno de los más altos.

Uno de los cinco lo empujo por la espalda haciendo que KiBum cayera al suelo con su mochila a un lado.

- Cuéntanos KiBum.- El de más años en el grupo, tomo al pelinegro por el cuello de la camisa, levantándolo, le sonrió de lado. KiBum no mostraba expresión alguna. No mostraría debilidad frente a ellos.- Dime... ¿lo hicieron?.- El muchacho se molestó al no ver ni una pisca de enojo o miedo en la expresión de Kibum.- ¡¿Eh?! ¡Dime! .- Apretó el agarre del cuello del pequeño, haciendo que dos o tres botones cayeran al suelo.- ¡¿Te gusto?! ¡¿Cómo se sintió ser tratado como una mie**a por tu adorado profesor?! ¡¿He?! ¡VAMOS, DIME!.- Lo zarandeo y penetro con la mirada, pero ninguna palabra salió de los labios del pelinegro, ni suplicas, ni llanto, nada.- Bien, cambiaremos la pregunta.- Rio como un loco, y sus camaradas lo siguieron. Jalo la camisa de KiBum hacia atrás y lo empujo al suelo.- ¿te gustaría...- El muchacho paso su mano por el cabello del pelinegro.- ¿Conmigo?.- Nada... ninguna expresión. Eso llevo a golpearlo en el rostro.- Eres un desgraciado Kim KiBum, tan desgraciado como YeSung y KangIn...- Rio fuerte, KiBum apretó los puños en el suelo.- claro, si es de familia... es cosa de ver lo enfermo que puede ser tu padre... mira que pagarnos para darte una lección...- El muchacho paso su áspera mano por el rostro de KiBum.- y no te preocupes, si no nos das lo que queremos Hen...y- No pudo terminar lo que decía. Pues KiBum hervía de ira en ese momento, y no la había contenido. Le lanzo un golpe con tanta fuerza, que lo había derribado en el momento.- ¡¿Qué diablos?!.- Grito el muchacho.


KiBum se levantó con toda la rapidez que pudo, dispuesto a pelear.

- Me vale mie**a todo lo que digan o me hagan a mi... ¡Pero no se atrevan a meter en esto a mis hermanos o a Henry!

- Después de todo si tenías agallas.- Comento el muchacho levantándose del suelo.- Esto será divertido... veamos que nos tienes.- Fue lo que dijo antes de lanzar el primer golpe.

KiBum esquivo algunos y recibió otros.

Eran cinco contra él solo... no podía hacer mucho, pero lucharía hasta que sus fuerzas no dieran más. No permitiría que volviesen a decir nada sobre su familia, y mucho menos dejaría que le pusieran un dedo encima a Henry... su mejor amigo.

Lanzo dos golpes hacia la persona que tenía en frente, siendo bastante certero, pero no pudo esquivar el golpe que le vino por detrás. Le proporcionaron uno segundo y cayó al suelo.

Uno de los muchachos... ya no diferenciaba quien, lo tomo del cabello y le golpeo con todas sus fuerzas el estómago. Ahogo un grito. Lanzaron su cuerpo a un lado y comenzaron a darle patadas. KiBum ni siquiera tenía fuerzas para cubrir su rostro o cabeza en ese momento. Se dejó golpear.

Ah...- Pensó, e inconscientemente lagrimas derramo.- ¿Siempre será así?.- Se preguntó con amargura.

Comenzó a sentir que le faltaba el aire... su cabeza daba vueltas, y podía jurar que su corazón se detenía.

Entonces dejo de sentir.

Dejo de sentir amargura, tristeza, miedo... soledad.
Cerró los ojos.

Y soñó con aquella fatídica noche.

Escucho una vez más sus propios gritos.

"¡Omma volverá!".- Gritaba a su abuela y YeSung. En ese entonces las lágrimas tampoco se detenían, como ahora.

Era un idiota, lo sabía. Y al parecer la vida solo pensaba en tratarlo de esa manera.

Su madre volvió, y volvió muerta, dentro de un cajón, vestida de blanco...
Pero había vuelto ¿no? No era tan tonto como decían después de todo.
Después de todo... No era como decían.

Abrió los ojos.

Se sentía muy mal.

Noto que Estaba siendo cargado. Intento soltarse del agarre del extraño que lo llevaba a cuestas en la espalda, pero ni para eso tenía fuerzas.

- KiBum, resiste.- Escucho... sintiéndola lejos.

Esa voz.... ¿HanGeng?

- Han...geng.- Susurro bajito, sin fuerzas, sin ánimos, sin vida.

- No hables.- gruño este.- Ya casi llegamos.

- N-no les digas.- Susurro.

- ¿Qué dices?

- A- mis hermanos... no les digas.- sus palabras sonaron fuertes, duras y decididas.

HanGeng no supo que responder a ello... el hospital en ese momento quedaba muy lejos para llevar al menor a cuestas... en cambio el hogar de KiBum y sus hermanos quedaba a tan solo una calle... solo una calle... si KiBum hubiese sido algo más rápido... o hubiese tomado el camino más largo... quizás... No. Lo sabía, lo tenían planeado y KiBum no tenía escapatoria.

- Lamento haber llegado tan tarde pequeño.- Susurro HanGeng al sentir la calmada respiración del menor en su cuello.- Si tan solo lo hubiese notado...
***

Lo primero que noto al recuperar la conciencia, fue lo mucho que le costaba respirar. Abrió los ojos con pesadez y antes de moverse calmo su agitado respirar... ¿En dónde estaba? Se preguntó nervioso.
Gruño bajito al sentir su cuerpo tan pesado y adolorido. Se incorporó con mucho esfuerzo entre las sabanas... Observo su alrededor y noto como YeSung y KangIn, sus hermanos lo observaban expectantes desde sus asientos.
El primero en acercarse y preguntar fue KangIn, quien tomo con cuidado una de las manos del menor.
- KiBum, ¿estás bien?

- Por favor, dinos, ¿Qué sucedió?.- Pregunto YeSung de inmediato.

KiBum apretó los ojos con fuerza... no quería que sus hermanos lo viesen así. Vulnerable y quebrado...

- Chicos, cálmense.- escucho la tranquilizadora voz de LeeTeuk. Su cuñado.

- Si, tienes razón.- KangIn, poso su mano derecha sobre el hombro izquierdo de YeSung y luego miro a su novio.- LeeTeuk, te llevare a casa.

- No quiero marcharme; me quedare con ustedes.- Negó LeeTeuk.

- No, debes descansar, ya es tarde, ni siquiera has llamado a tus padres... y mañana es el cumpleaños de...

- Bien, bien...comprendo... quédate, no es necesario que me acompañes hasta allá, estaré bien con que me dejes en la entrada del hospital; yo llamare a un taxi...

- ¿Estás seguro?

- Sí, pero antes de irme, hay algo que quiero comentarte, ¿Podemos hablar afuera?.- KangIn dirigió su mirada a YeSung quien le indico con un gesto; que estaba todo bien.

- Si, vamos.

KiBum supo que YeSung seguía allí. Así que tan solo dejo sus ojos cerrados.

- Pequeño.- Susurro YeSung pasando sus manos por las hebras de cabello negro.- Hey...

No quería hablar... no quería abrir los ojos... así que antes de escuchar a su hermano... simplemente se dejó llevar una vez más por el cansancio y el dolor hacia el mundo de los sueños.

Cuando abrió sus ojos una vez más, sus hermanos ya no estaban... Eso lo tranquilizo, pero a la vez se sintió solo y angustiado.

Junto fuerzas y se dio ánimos para sentarse. Celebró su éxito sonriendo... no felizmente, pero sonriendo. Quería salir de allí. Su cuerpo dolía, pero haría el intento de huir.
Se sintió estúpido... al parecer era lo único que sabía... escapar de sus problemas.

Saco un pie con éxito y lo puso en frio suelo... se estremeció al sentir el hielo recorrerle los dedos. Intento estabilizarse también con el otro, pero las fuerzas no le fueron suficientes, se agarró de las sabanas y cayó al suelo con fuerza.

- ¡Aish!.- Grito golpeando el suelo con frustración. Luego escucho la puerta de la habitación abrirse, dejando ver a YeSung y KangIn.

- ¡KiBum idiota!, ¡no debes levantarte!.- Grito YeSung al verlo.

A KiBum acudieron toda clase de sentimientos en ese instante. Llevo sus manos al rostro, en un intento vano de retener las rebeldes y amargas lágrimas que salían zigzagueantes por sus ojos.
- ¡YeSung! ¿Ves las idioteces que haces?.-Grito KangIn enfurecido. Le dio un buen y certero puñetazo en el rostro. YeSung solo gruño por lo bajo, no dijo nada.

KangIn se acercó a su hermanito y lo tomo entre sus brazos, para luego recostarlo una vez más en la camilla. Se sentó junto a él abrazándolo con fuerza y dulzura.
- Lo sé, lo sé.- Sollozaba KiBum con amargura. Lo sabía... desde la primera vez lo supo.- Soy un idiota.- Grito desesperado. Tenía tanto dentro de sí... ira, rencor, pena, amargura....

- ¿KiBum?,¿Te duele algo?, ¿Por qué lloras?.- Pregunto dulcemente KangIn.

- No...no es nada.- Respondió KiBum sollozando, intentando contener las lágrimas que se le escapaban sigilosamente de sus ojos.

- No me digas que no es nada cuando lloras de esa forma.

¿Qué podía decirle? Confiaba en sus hermanos, pero tenía miedo que estos le diesen la espalda.
KiBum se apegó aún más a su hermano, comenzando así, a llorar con dolor y pena; sin poder ya detener las abundosas lágrimas que caían presurosas desde los cansados ojos de este, hasta, aterrizar en el pollerón anaranjado que llevaba KangIn.
El llanto del pequeño, hacia doler el corazón de los dos mayores.
Lloro hasta que sus ojos ardían, hasta que estos se pusieron rojos; por el salado de las cristalinas lágrimas.

Para cuando todas las lágrimas y sollozos entristecidos acabaron, YeSung ya no estaba en la sala.

- ¿Estás preparado para decirme lo que sucedió? Sin presiones...
- Si.- respondió KiBum incorporándose en la cama; mientras que KangIn se sentaba a los pies de esta.
- Bien, puedes contarme...
- ¿No me juzgaras?.- Pregunto KiBum atemorizado.
- ¿Juzgarte? ¿Por qué?
- Te podrías sentir avergonzado luego...
- ¿Qué tiene que ver lo que me dices con la golpiza que te dieron hoy?
- Mucho que ver.

Tal vez... la inseguridad y el miedo seguían cavando hondo en el corazón de KiBum, pero eso no le permitió echarse para atrás... le conto todo a su hermano mayor, casi todo... le hablo sobre su platónico amor por su profesor, sobre las burlas de aquellos muchachos en la escuela, sobre las cartas que había escrito para desahogar sus sentimientos, sus pesares y molestias...

- Calma.- Decía KangIn mientras abrazaba a su hermano.- Pequeño; tu secreto... no es algo horrible como dices que es... te enamoraste, si, quizás no es totalmente bueno que sea tu profesor, ya que pues, él debe de ser incluso mayor que yo... pero no has hecho nada malo... no te culpes, al corazón nadie lo manda; nadie escoge a quien amar...

- Lo se KangIn; pero realmente estaba asustado, lo estoy ahora... ¿Cómo es que lo mirare a la cara? ¿Cómo se lo contaría a ustedes? Todo, se volvía más y más difícil, ocultarlo era muy difícil KangIn... ¿No te doy vergüenza?

- ¡No! Tonto ¿Qué dices?, yo nunca me avergonzaría de ti... no importa lo que hagas, siempre serás mi hermanito... y siempre estaré de tu lado...

- No se lo digas a nadie.

- Tu secreto está a salvo conmigo pequeño...

KiBum sonrió tiernamente... su cuerpo y alma dolían... pero no importaba, su corazón seguía herido... y tampoco importo al cerrar los ojos y soñar con aquellos delgados brazos de mujer... Al soñar con la brillante sonrisa de su madre... y al soñar con su dulce voz...

Agradeció a KangIn entre sueños, y fue inevitable que las lágrimas volviesen a caer... pero KangIn, su escucha, estaba allí con él... no podía pedir más.... Se sentía agradecido, a pesar de haber sido herido... 

Mi Pequeña Estrella.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora