Prólogo.

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  "Aquí estas... otra vez sonriendo"

HanGeng camino por los pasillos de su antigua escuela con una sola cosa en mente. Debía encontrar a KiBum, y rápido.

¿Por qué no le había comentado algo como eso?

Es cierto, estaban enojados, pero no podía llegar y tomar una decisión como esa así sin más.

"Desearía que el que provocara esa dulce sonrisa..."


Necesitaba escucharlo.... Escuchar la verdad saliendo de sus propios labios, saber que lo que acababan de comentarle era cierto. Necesitaba entender.

"Fuese yo"

HanGeng sabía que algo estaba mal con el mismo, no era posible que se anduviese preocupando por el hermano menor de su mejor amigo hasta ese extremo ¡Hasta había discutido con él por una idiotez! ... ¿pero que podía hacerle? Llevaba preocupado del menor todo el año... aunque fuesen solo conocidos, no podía evitarlo... el pelinegro siempre se metía en problemas, y por cosas del destino él siempre se encontraba allí para tenderle una mano.

"¿Por qué no puedes verme?"

Su corazón daba brincos de desesperación.
Dejo de correr como "idiota" y comenzó a caminar para pensar bien las cosas.
Escuchaba a los estudiantes desplazarse a su alrededor, saliendo y entrando de las distintas aulas... todo ese estruendoso ruido* (común en una escuela) se apagó: ahora solo percibía el sonido de su corazón latiendo desenfrenado y su respiración agitada. Se detuvo en seco, mirando hacia abajo. Observando el frio suelo y los cordones de sus zapatillas desabrochados y desgastados.

"¡Estoy aquí!"

¿Qué estoy haciendo?.- Se cuestionó llevando su mano izquierda a su pecho.

"No sabes cuánto desearía gritarte con todas mis fuerzas"

¿Qué le importaba a él lo que decidiese hacer el pelinegro con su vida? No eran nada... solo... conocidos... entonces... ¿Por qué?

¿Por qué deseaba verlo sonreír siempre?
¿Por qué le gustaba observarlo tanto?
¿Por qué de repente le gustaba su aroma?
¿y sus ojos, su mirada, su calidez?
¿Su forma de ver la vida, y la alegría que le da a esta?
¿Por qué deseaba protegerlo?
¿Por qué su corazón se helaba al saber que podía perderlo?
¿Por qué, si no eran nada?

"¡Que tú eres la razón de mi felicidad!"

No.
No lo niegues, lo sabes.- Se decía golpeándose con frustración el pecho.

No era por enredarse, pero ya lo estaba y muy enredado, y sabia a quien se debía y por qué... entonces... ¿Qué?

"No lo sabias, ¿verdad?"

Aaah... era eso.- Se rio de sí mismo.

- Idiota.- susurro.- ¿Te das cuenta de lo que me has hecho?

Comenzó a caminar de nuevo... esta vez mas decidido.

"Pero es cierto, no sé cómo paso"

Correr era algo innecesario, pues sabía en donde lo hallaría... pero sus pies no le hicieron caso dándole paso a la velocidad y la adrenalina.

"Inconscientemente llegue a tu lado (...)"


Allí estaba.

Y al verlo lo entendía todo.

" (...) Me miraste con una dulce sonrisa que provoco que mi corazón latiera desenfrenadamente"

Aún más desenfrenado que antes.

Entro a la salita de música, en la que KiBum entonaba una hermosa canción, este, al notar la presencia del mayor-quien caminaba sin detenerse siquiera un segundo a dudar de nuevo, se levantó de su asiento algo confundido y pregunto ¿Qué sucede?.

"(...) Descubrí"

HanGeng, como respuesta.

Lo beso.

"Que ya era tarde"

Ahora lo sabía, sabía lo que sentía, y eran esas mariposas –que alguna vez las nombro como "asquerosas" revolotear dentro de todo su ser.

¡Oh! Esos labios. ¿Cuántas veces soñó con algo como eso?

Y lo envolvió entre sus brazos... y lo beso una vez más... con más intensidad.

- Aish.-Susurro HanGeng.- Lo lamento KiBum.- Sonrió para luego devorar los labios del pequeño de nuevo.

- ¿Qué haces?.- Pregunto confundido, atónito y sin aliento KiBum.

- Besarte.- respondió HanGeng besándolo por tercera vez.- Creo que me enamore KiBum.


" Me había enamorado de ti"

Mi Pequeña Estrella.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora