Era un nuevo día, el sol entro por mi ventana y supuse que era momento de levantarme. Hice mi rutina de las mañanas, bañarme, desayunar e ir a la escuela y regresar a casa, mamá no estaba por lo que decidí salir al bosque, la casa estaba muy tensa desde lo de ayer.
Después de unas horas mamá regreso, entonces recordé que Tyler vendría por mí así que me puse algo normal y cómodo, tampoco tenía muchas ganas de ir. Tyler llegó por mí y nos fuimos a la fiesta, me sentía agotada a pesar de no haber hecho nada.
-Te vez pálida - dijo Tyler con un tono preocupado.
-No he comido.
- Bien. - Dijo eso y se paró en una cafetería.
Me compro un café y una hamburguesa lo cual agradecí.
Llegamos a la fiesta y nos introdujimos en ella, miles de adolescentes felices con un vaso en su mano, algunos platicaban o ligaban. Yo decidí comenzar por tomar algo fuerte, lo que había pasado ayer aún me enchinaba la piel. Conseguí una botella de tequila y sin más la bebí toda, y luego otra y para ese momento ya no estaba razonando. Me encontré en un baño vomitando y llorando, algo común cuando estás ebrio. Era momento de irme así que me levanté a duras penas y busque a Tyler por todo el lugar pero no estaba, salí para verificar que su auto seguía ahí pero ni siquiera recordaba donde lo había estacionado. Cruce la calle sin mirar si era seguro o no, de repente un auto a toda velocidad choco contra mi haciéndome volar por los aires hasta sentir que mi cabeza se estampaba sobre el duro pavimento.Desperté en una cama completamente blanca, el cuarto también lo era, había objetos extraños por todo el lugar y mi madre estaba sentada a mi lado mientras tomaba mi mano y lloraba.
-Estoy bien ma - le dije para que se tranquilizara pero parecía que no me había escuchado.
-Estoy bien mamá - dije y me senté para que viera que realmente estaba bien, una vez más no me había escuchado.
Me acerque a ella y la abrace pero comenzó a sollozar y de repente estaba gritando como si le doliera, la solté al pensar que la lastimaba, las enfermeras entraron corriendo al cuarto.
- ¡Mi bebé, mi pequeña bebé se ha ido! - gritaba ella desesperada en un mar de lágrimas.
-Mamá estoy aquí, tranquila - la abrace de nuevo pero cada vez que la abrazaba gritaba como si le hiciera daño.
Las enfermeras terminaron sedandola y una de mis tías entro, ella también lloraba, detrás de ella dos señores con lo que parecía una camilla. Se acercaron a mi pero yo me levanté y me aleje, me di cuenta de algo extraño, mi cuerpo seguía acostado, todo pálido y con el cráneo roto, todo estaba lleno de sangre, era difícil de reconocer. Me acerque a el y lo toque, me acerque al pecho intentando escuchar el corazón, pero no había nada. Los señores tomaron mi cuerpo poniendolo en la camilla, salieron del cuarto con el, comencé a seguirlos, salieron del hospital y lo subieron a un auto, un auto que decía "Funeraria".
Entonces lo supe, había muerto.