3. El enemigo

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Tate no dejaba de mirarme, era extraño pero no incómodo, nadie nunca me había hecho sentir así, él era él primer chico que hacia eso, por primera vez en mi vida me sentía importante, o bueno, no sabia como llamarle a eso que sentía en él pecho. Ya no era dolor, ya no era soledad, ya no eran ganas de acabar con mi vida, solo era algo buenos y diferente, algo que sacaba esa oscuridad de mi alma... pero todo acabo cuando llego ella.

Era una chica alta, de ojos oscuros, cabello corto y rizado, traía puesta una camisa blanca y grande, algo manchada de rojo, a simple vista supuse que era sangre, me dio mucho miedo verla de esa forma, creí que era una asesina, lo cual seria muy lógico, pues, estamos en un centro de rehabilitación y en parte manicomio.

-Tate, ¿quien es ella?- pregunte sin quitarle los ojos de encima a la chica -

-Es Grace, la loca Grace - Dice frunciendo el seño.

- ¿Pasa algo con ella? - Digo esta vez mirándolo a los ojos

-Mañana te cuento la historia, por ahora ve a descansar, mañana tienes cita temprano con él señor Dante - Dijo despidiéndose y yendo hacia Grace.

Camine hacia mi habitación preguntándome ¿Como sabe que tengo cita con él señor Dante habiendo tantos doctores especializados en lo mismo? ¿Quien era Grace y porque me miraba con furia?. Mi mente intentaba dar respuestas lógicas, pero no creía ninguna de las que me daba.

Llegue a mi habitación después de recorrer de nuevo ese infinito pasillo, ¿Que no había un atajo para llegar?. Se hacia de noche, ya no entraba luz por esa pequeña ventana con mayas eléctricas que había en mi habitación, supe que era hora de dormir pero, a pesar de este día tan agotador, no podía dormir, tenía tantas preguntas a cerca de Grace, intente recostarme en mi cama, pero aún así él sueño no pasaba por allí, por última vez me acomode contra la pared que sostenía la cama y de pronto, sentí un frío que paso por mis costillas y se fue caminando hacia la ventana que daba al jardín, no pude evitar sentarme en la cama viendo con detalle la habitación, vi la sombra de un hombre con sombrero y pipa pasar por la ventana, no pensé en nada malo, tan solo creí que era él guardia de seguridad revisando que todo estuviera en orden, puse mis pies en ese piso gris y frío de mi habitación y me levante a ver por la ventana, todo en orden, parte del jardín, unos árboles con ramas ya desnudas y unas rejas eléctricas mas allá, no podía ver mas, todo oscuro, él frío bosque oscuro.

Estando perdida en mis pensamientos, sentí unos pasos detrás mío, unos pasos que se dirigían a la esquina de mi habitación, sin pensarlo dos veces voltee y busque a la persona que estaba conmigo, era demasiado extraño, pues, la puerta era de seguridad, tan solo con quitar él candado sonaba él metal oxidado, para mi sorpresa, no había nada, nadie, solo fueron pasos de la nada, tal vez solo lo imagine, o tal vez es alguien que quiere acompañarme.

Intente volver a mi cama, pero antes de llegar, un estruendo de un martillo golpeando acero me detuvo, no sabia que pasaba, si era una broma de mal gusto o mi mente me estaba jugando una mala pasada, llegue agitada a mi cama, fue un susto muy grande escuchar eso, fue como estar encerrada en una caja de acero y ser golpeada con un martillo gigante, sin saber porque, lágrimas empezaron a caer por mis mejillas, mi corazón estaba latiendo muy rápido, no me había pasado algo así nunca, solo eran monstruos que me acompañaban en la oscuridad, pero no eran malos, esta vez sentía que quien fuera o lo que fuera quería lastimarme o sacarme del lugar, esa noche no ocurrió mas. Pasadas unas horas me quede dormida, sentí que dormí apenas dos minutos.

De nuevo a ver a él señor Dante, lo mismo de la última vez y la pregunta del día, ¿Mejoraste después de la Sesión pasada? ... -Si señor Dante, me siento mucho mejor - empecé a notar porque nadie salia de allí, las sesiones eran pésimas, estaba condenada a vivir mi vida en ese lugar.

Enfermeros se ocupaban de que fuera a las demás sesiones que tenía, eran 5 al día, solo escuchar a los doctores hablando sobre casos parecidos al mío y como terminaron, con él tiempo empecé a darme cuenta que los doctores solo necesitaban que les llevara la idea y a veces les llevara la contraria, así que eso hacía.

No vi a Tate en días, estaba demasiado ocupada con esas estúpidas sesiones, y además esos terribles sustos que iban aumentando noche tras noche, empezaron a reír niños, escuchaba como rompían platos, caían jarrones, lloraba una mujer, en verdad estaba demasiado asustada.

Perdí la cuenta de los días que llevaba ahí, otra mañana como las demás, fui a mis sesiones que ese día acababan más temprano, fui a la sala principal del lugar, allí se me acerco una joven de ojos azules, cabello negro y quemado, algo ojerosa.

-Señorita, usted es de la habitación B98 ¿cierto? - Dice algo perdida y risueña

-Si, ¿porque? - digo algo extrañada y seria.

-Su habitación, esta maldita *JAJAJA* -Dice la joven riéndose a carcajadas y yéndose

No sabia que pensar, la joven estaba loca, pero a veces los locos están mas cuerdos que cualquier persona, sentí miedo un momento, cuando ella río a carcajadas, no podía quedarme con la duda, supe por una loca hablando detrás mío que la historia de cada habitación en este manicomio está escrita en un libro, sólo tenía que encontrarlo.
Corrí a la oficina principal de lugar y me percaté de que no hubiera nadie, entré y empecé a buscar el dichoso libro pero no pude encontrar nada. Ahora en lo único que pensaba era en buscar a Tate, bajé de nuevo al jardín y allí estaba él, esperándome Supongo yo, pues, apenas me vio se levantó y me abrazó, de nuevo, eso qué hace para hacerme sentir bien.

-Tate, Tate - dije separando lo suavemente de mi - ¿tu sabes algo a cerca de un libro con las historias de las habitaciones de aquí?

-Si, se cual es, ¿por qué te importa?

-Han estado pasando cosas horribles en mi habitación, necesito ese libro.

-Te ayudaré a conseguirlo, pero tendrá que ser mañana, ahora necesito que sepas la historia de Grace, ella no se puede acercar a ti es muy peligrosa, haría cualquier cosa para destruir a cualquier persona que se me acercara. - Dice percatandoce de que nadie lo escuche

- ¿Que pasa con ella? - Digo atenta

-Cuando llegué a este manicomio ella se enamoró de mí. Un día me encerró en su habitación y fue gracias a mis gritos que logre salir de allí, ella quería sacrificarme para que nadie más pudiera acercarse a mi, para que nadie pudiera mirarme, o siquiera determinarme, no sé que tenía esa loca maniática, pero la pusieron en una habitación con doble seguridad, no podían con ella. No entiendo aún como logró salir o porque la dejaron salir, ella no es apta para convivir con demás personas. Si algún día te la llegas a encontrar, no te le acerques, no la mires, no le hables, puede matarte si quiere.

Yo solo afirme con la cabeza.

Siempre Fuerte Donde viven las historias. Descúbrelo ahora