Capítulo 2:

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Hemos caminado por 5 minutos. Y aún no sé hacia donde vamos.
-Disculpa, Edgar.
-¿Si? ¿Ocurre algo?-me mira y desvío la mirada.
-¿A dónde nos dirigimos? Mi casa esta hacia el otro lado-señalo con mi dedo.
-¿En serio? Ahora al menos sé hacia cual dirección vives-Me sonríe nuevamente.
-¿Qué quieres decir?-frunzo el ceño y siento una risa de su parte.
-Es un secreto. Mira. Llegamos.
-Eh?- cuando levanto la mirada. Está ese árbol. En donde nos vimos por primera vez.
-¿Me darías el placer de verte ahí de nuevo? En donde el color de las hojas otoñales, se confunde con tu pelo.-Me mira placenteramente.
Sin pensarlo, me muevo hacia el árbol. Escalo, escalo, y sigo escalando. Cuando llego a la rama a la que solía subirme, me inhunda cierto sentimiento de nostalgia. Mi pecho se oprime, y al bajar la mirada, siento una paz tremenda al verlo ahí, de nuevo a los pies del árbol, sin necesidad de que se vaya nuevamente. Podríamos quedarnos asi cuanto queramos.
Pero las cosas no siempre son como uno quiere. A veces, tenemos destinadas otras cosas. Y, algunas de ellas, no pueden ser cambiadas...
-April!-su grito me hace regresar a la realidad.
-¿Que ocurre?- le hablo alto para que escuche.
-April, te amo!-Me sonrojo, y el continúa hablando.-¡Haré que te enamores de mi! ¡Hasta que eso pase, no debes enamorarte de nadie más!-que sincero... Lo miro divertida. Creo que se vienen buenos días.
-Está bien! ¡No me enamoraré de nadie más!
-¿Lo prometes?- Edgar comienza a escalar el árbol.
-¡Te puedes caer! ¡No subas!-Intento hacerle señas con las manos. Pero sigue subiendo.
-¡¿Lo prometes?!
-¡Lo prometo! ¡Así que baja! ¡Te puedes caer! ¡Es peligroso!
Edgar sigue subiendo hasta que llega a mi. Y entonces se sienta en la rama. Me agarra la cara con las manos. Me acerca a él, lo suficientemente cerca para sentir nuestra respiración. Pero no tanto como para besarnos.
-Lo prometiste.
-Si.
-No puedes romper la promesa.
-Lo sé.
Edgar ríe. Sonrío, también, contagiada por su alegre rostro. Es primera vez que me siento en tanta paz. Desearía que esto sea para siempre. Desearía.

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Luego de lo sucedido en el árbol. Edgar me dejó en la esquina de donde vivo. Y nos despedimos. En la noche no pude dormir. Sufro de ansiedad e insomnio. Solo duermo en clase. Con gente. No sola en casa, como siempre.
La noche pasa rápido, y me levanto a bañarme cuando escucho gritos desde afuera.
-¡April! ¡Juguemos! ¡Despierta!-cuando reconozco esa voz. Salgo corriendo a la puerta de entrada. Y abro de golpe la puerta.
-¡¿Edgar?! ¡¿Qué haces aquí?!-lo miro incrédula.
-Vine a jugar. Déjame pasar por favor. Prometo que me comportare como un niño bueno.
-......- me dirijo a abrir la reja. Y lo dejo pasar. Cuando entramos él cierra la puerta de entrada. Me volteo hacia él.
-Primero debo bañarme. Así que esperame en el sofá.-le señalo el sofá y me dirijo al segundo piso, al cuarto de baño.
Abro el grifo. Y me meto a la ducha. Me echo shampoo, y cuando me lo estoy enjuagando siento que la puerta se abre.
-¿April?-Al sentir su voz, siento un escalofrío recorrer mi cuerpo.
-¿Q-Qué haces aquí?- Me tapo con mis brazos.
-Me sentí solo abajo. ¿Puedo quedarme aquí? No haré nada.
-...Está bien.
Cuando termino de enjuagar mi pelo. Me limpio el cuerpo con jabón. Me siento observada..... Con las cortinas no me veo entera. Pero está mi silueta... Que vergüenza....
-Eres hermosa.-Retengo el aire en mis pulmones.-Cuando te ví. No pude evitar querer tenerte en mis brazos. Enredar tu cabello en mis dedos. Sentir tus labios, tu aroma. Todo.-Hizo un silencio breve.-No solo tienes un bello aspecto, como si fueses de otro tipo de mundo como el de los cuentos de hadas. Eres hermosa. Entera tu. Tu forma de ser. Jajaja me tienes loco. No tienes idea de, cuánto debo de aguantar para no quitar esas cortinas y abalanzarme hacia ti.-Me sonrojo y escondo mi cara en la pared. Siento que se acerca a la cortina. Cuando miro, tiene su mano encima, y puedo ver sus largos dedos sobre ella.-No dejaria lugar sin explorar cuando me sea posible tocarte.
Siento mis mejillas calientes. Mi cuerpo me traiciona. Las piernas me fallan. ¿Qué me está ocurriendo? ¿Qué es esta sensación?
-Lo siento. Me dejé llevar. No haré nada, ¿Recuerdas?- asiento con la cabeza, aunque sé que quizás no pueda verme. Saldré para que puedas vestirte.
-Está bien.
Edgar sale del baño y cierra la puerta tras el. Me acurruco en el suelo y me abrazo las rodillas. Me siento extraña.

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