Días dos-parte tres

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Llegue casi corriendo a la tienda, por que en mitad del camino se largo a llover y yo no tenia paraguas ni un abrigo con que taparme.
Abrí las puertas de la tienda y un anciano me mira y dice
-Hola señorita -sonríe y se marcan aún más sus arrugas- ¿que necesita?
-Hola, necesito sacar copias de estas llaves -Saco del llavero las dos llaves y las dejo en el mostrador-  ¿Cuanto tardaría en hacerlo?
El anciano mira al techo pensando.
-Unas dos horas -vuelve a pensar- si, dos horas.
-Ohh -miro al señor y veo sus arrugas, pero algo me dice que son arrugas de tanto sonreír y le digo-  Bueno, entonces en dos horas regreso, muchas gracias.
Me doy la vuelta y salgo a la calle, camino unas cuadras para entrar a otra tienda y comprar un paraguas.
En cuanto entro una chica rubia con grandes ojos azules me recibe y me pregunta
-Buen día ¿Que busca?
-Hola, busco un paraguas.
La chica asiente con la cabeza y me guía hasta un mueble largo con muchos paraguas colgados. De todos colores, modelos y formas.
Pero yo tomé uno negro y me dirigí al mostrador para pagarlo. No es tan caro, pero tampoco se ve de mala calidad.
Salgo otra vez a la calle, abro el paraguas y miro la hora.
Falta una hora y media para ir a retirar las llaves.
Decidí ir a un centro comercial, no hay tanta gente, y eso me gusta.
Pase por una librería, no me resisti y tuve que entrar.
Esta vez no me recibió nadie, solo había una chica de pelo negro y ojos cafés, no se veía muy contenta. Si yo trabajara en una librería seria la persona más feliz del mundo.
Me paseo por todas las estanterías en busca de algo nuevo. Entonces vi un libro que vi que la gente recomendaba mucho. Era un libro celeste claro, con unos toques de violeta, se titula «El canto de una flor» y es la historia de una joven que se enamoró de un chico, pero la familia no esta de acuerdo por alguna razón y se escapan. Dicen que es un libro muy lindo, que te hace reflexionar sobre tu vida y a valorar a las personas que te rodean día a día.
Se ve interesante entonces lo compre.
La chica del mostrador con su "felicidad" me atendió y con suerte metió el libro en una bolsa.
Faltaban 20 minutos para ir a recoger las llaves. Me pedí un taxi por que si no, no llegaba caminando.
Le pague al taxista y entre a la tienda.
El señor estaba sentado leyendo un diario y en cuanto se da cuenta que entre lo deja en la mesa, se para y dice:
-Hola, enseguida traigo las llaves.
Sonrío y asiento. 
Se da la vuelta y entra por una puerta que ni siquiera sabía que había.
Observo el retrato que tiene colgado en la pared.
Una señora con un hermoso vestido antiguo rosa palo y un sombrero negro, ¿Será su madre?.
Enseguida llega el anciano y me da las llaves originales, las cual pongo en el llavero de Maddison. Luego me da las mías y las pongo en mi llavero.
Le doy las gracias al señor y le doy el dinero.
Abro el paraguas y me dirijo a mi casa.

El día que te conocí.Where stories live. Discover now