Las cosas no dejaron de dar vueltas por haberme tumbado en la cama. Tenían razón, no había sido buena idea beber tantas copas.
Pero a mi me la sudaba. Yo había salido para divertirme.
Lo triste es que, a estas alturas de mi patética vida, solo me divierto cuando bebo.
Qué jodido.
Me tumbé en la cama y miré al techo, seduciéndolo con la mirada de borracha que escupían mis ojos.
-Me echo de menos -le dije al aire. No me respondió.
Reflexioné sobre mí. Sobre el vacío que oprimía mi pecho cada día, anhelando respirar vida.
Y lo que ocurre cuando te echas de menos a ti misma, es que cometes locuras.
Sencillamente porque te da la santa gana.
Y entonces me desabroché el sujetador. Porque sí.
Y luego lo tiré al suelo.
Y después me quité las bragas y las dejé sobre la colcha.
Y caminé desnuda por mi solitaria casa, con los pies tropezándose solos, bailando al ritmo de la música muda que aún cantaban las cervezas que residían en mi estómago.
Llamé a su timbre.
No abrió.
Volví a llamar.
Esta vez sí.
-¿Qué qui...? -me miró de arriba a abajo mientras tragaba saliva. -¿María qué coño haces desnuda? ¡Tápate! ¿Tú sabes la hora que es?
Como si me importase la hora. Gilipollas.
No hablé, simplemente me limité a entrar en su piso.
-¿Estás borracha? Túmbate en el sofá, anda. Voy a por un vaso de agua. -me dijo a la vez que ponía su vieja sudadera gris sobre mis hombros.
Y me tumbé en el sofá. Su casa, sus reglas.
Mis ojos acariciaron su rostro cuando posó el vaso sobre la pequeña mesa de cristal, mirando sus rudas facciones con un notable descaro.
Me estaba poniendo...cachonda. Un poco. Un poco bastante.
Él era estudiante de Periodismo, joven, guapo y demasiado prepotente para mi gusto.
No nos conocíamos, tan solo era mi vecino de en frente.
Pero a esas alturas de mi patética vida ya me la sudaba todo.
Me lancé.
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Un orgasmo, por favor.
RomanceSe asoma por el umbral de Wattpad una historia erótica más, escrita por una adolescente más. Dejo la puerta de mi nueva casa abierta. Bienvenidos.