III. El test y yo

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Vale. Aquí estoy. Sentada en el frío del baño de mi casa. La verdad es que tengo el estómago encogido desde hace algo más de una semana. Desde el primer día de retraso. 

Porque yo soy puntual. De hecho, siempre presumo de eso. De que mi regla nunca se retrasa. Sólo una vez, unos días antes de la PAU. Pero eso era normal, yo estaba nerviosa por la PAU. Ahora estoy más tranquila que un ocho, y ni rastro de mi compañera siempre fiel cada mes (hasta ahora).

No le he dicho nada a Marcos todavía. Le conozco, sé que me haría un montón de preguntas que yo no estoy lista para responder: "¿Pero estás segura?, ¿cuándo fue la última regla?, ¿cuándo lo hicimos por última vez?". Cuestiones que me aturden y, aunque conozco la respuesta, yo es que no tengo fuerzas para contestar. Tengo el cerebro colapsado, llevo una semana sin abrir un libro. Llevo diez días sin publicar un post en mi blog.

 No me renta seguir así. Si estoy embarazada, tengo que saberlo cuanto antes. 

Comprar el test de embarazo en la farmacia de mi barrio no fue una buena idea.

-¿Qué necesitas, Allegra?

Si te conocen por tu nombre, no es el lugar adecuado. 

Así que puse cara de emoticono tonto y le dije "Ampi, necesito un test de embarazo". La mujer miró al suelo, como diciendo "y me tienes que meter a mí en este lío". Pero fue una profesional, no me lo esperaba. Me preguntó qué necesitaba y me enjaretó el test más caro de la farmacia: Clearblue plus.

-Esto te dice la verdad en menos de un minuto.

Y aquí estoy, sentada en las baldosas frías. He hecho pis en el palito y lo he colocado boca abajo, no quiero mirarlo hasta dentro de un minuto.

12.45

No se cómo le explicaré a Marcos que estoy preñada, si es que lo estoy. Esto me recuerda al mes aquel en el que tuve un retraso de tres días y él se puso como loco. Me regaló "Qué esperar cuando estás esperando". Y vendió el iPhone 4C por si necesitábamos fondos para la cuna.

Sonrío sólo de acordarme. Aquella vez todo quedó en un susto. Y cuando supo que no estaba embarazada, se disgustó en serio: "La ausencia del bebé es real, guapa", me dijo.

Llevábamos un mes de relación entonces, fuimos rápidos hasta para meternos en líos, y la situación era distinta. Él aún estaba estudiando, terminó hace dos meses. Ahora ya trabaja en una empresa de desarrollo de APPs para móvil. El sueldo es bajo, dice Marcos, pero a él no le importa. Él se adapta a todo. 

Yo no, ni hablar. Si estoy embarazada, yo lo llevaré peor. Yo no me amoldo a las novedades con facilidad, me gustan los planes. Tengo cinco libretas para hacer listas: la de la compra, la de los temas que me quedan por estudiar, la de las ideas que tengo para mi próximo (y primer) libro, la de los bares, cafeterías y pubs chulos que encuentro y la de las frases bonitas que subo a Instagram. 

Mis planes no incluyen un bebé ahora, para eso no tengo listas. Yo tengo que graduarme en periodismo, tengo que encontrar un máster que me llene. Tengo que buscar un trabajo. Tienen que contratarme.

Marcos y yo tenemos que encontrar un restaurante bonito, con una zona verde inmensa, para celebrar nuestra boda. Tenemos que buscar un piso en el centro, cómodo y barato. Tenemos que emocionarnos al cruzar el umbral, tenemos que viajar... Tenemos que hacer muchas cosas, en serio.

Un bebé ahora, no.

12.46

Voy a dar la vuelta al test. El aire no me llega a los pulmones.  

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⏰ Última actualización: Jan 19, 2017 ⏰

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