Me dio miedo, me sentí violada, secuestrada y vendida a algún mafioso de Europa, pero después de unos 5 segundos de observarlo lo reconocí.
—¡Hey, Don! Hemos estado bien ¿Y usted? Qué pena que me haya recogido de ahí, le juro que no era una fiesta de prostitutas de esquina, todos estábamos esperando camiones pero no pasan ¿Tienen huelga o algo? ¿O están en paro por ser sábado? ¿O es el horario? Pero cuando yo salí de la fiesta no era tan tarde, no vaya a pensar mal de mí, estos no son mis horarios.
—Niña, niña, se te suelta esa lengua cuando no vas con tus padres. –comentó divertido.
Al final de cuentas el Don del taxi era conocido de mis papás y nos había levantado varias veces. Nos fuimos hablando todo el camino, aunque no me respondió el porqué de la falta de camiones.
De pronto era de día, me sorprendí porque no habían pasado tantas horas como para que amaneciera. Fue raro.
Se detuvo en un semáforo y la estética por un lado de nosotros llamó mi atención por un largo tiempo hasta que el taxista rompió el silencio.
—Hija, si quieres ir a ver bájate, yo me estaciono y te espero, no te voy a cobrar el tiempo que te tomes.
Le agradecí su amabilidad con una sonrisa y me bajé.
Me quedé viendo la vitrina de la estética donde exhibían uñas acrílicas decoradas, fotos de modelos con maquillaje extravagantemente colorido y peinados que parecían torres. Era hermoso, excéntrico y ridículo, pero hermoso.
Entré un momento para ver las instalaciones y entablar una pequeña conversación sobre precios y tiempos con alguna dependienta sin trabajo en el momento.
Al despedirme y salir por la puerta me quedé parada en la banqueta buscando el taxi. A la derecha nada, a la izquierda nada.
—Carajo, carajo, carajo, carajo. –Pensaba para mis adentros. Busqué con la vista en el estacionamiento del centro comercial que estaba cruzando la calle, incluso me paré de puntitas como si eso ayudara en algo.
El Don me había abandonado.
Decidí que esperaría el camión que me llevaba a mi casa de ahí. Era de día, tenía que ser temprano, DEBÍA PASAR EL CAMIÓN.
Observé bien mí alrededor, había algunas personas a mi izquierda que posiblemente también estaban esperando su transporte. Me asquee toda cuando descubrí, entre toda la gente, una parejita que se comía a besos, pero EN SERIO, ahí entre toda la gente, parecía que empezaban a quitarse la ropa en cualquier momento. Me dediqué a ignorarlos observando hacía donde tenía que aparecer mi camión.
Después de esperar un rato cerré mis ojos mientras me recargaba por quinta vez en la pared detrás de mí, con la diferencia de que al abrirlos había oscurecido de nuevo. Me sobresalté y voltee a todos lados espantada tal cual Suricato. Ya no había mucha gente, pero eran exactamente las mismas personas que estaban antes de mi pequeño descanso en la pared; y también estaba la parejita, SANTO JESUCRISTO LA BENDITA PAREJA, fruncí las cejas mientras volteaba a otro lado al darme cuenta que mi premonición anterior sobre quitarse la ropa se estaba volviendo realidad.
En cuanto se fue la última persona que parecía esperar camión saqué mi celular para ver la hora. Ahogué un gritito al saber que eran las 2:00 am.
Voltee a ver a la parejita entre pidiendo auxilio desesperadamente y temiendo que ya estuvieran teniendo sexo salvaje tirados en el piso, pero gracias al cielo eso no pasó.
Estaban desnudos, sí, pero no me sorprendía debido a las circunstancias.
Mientras los escuchaba discutir sobre si meterse a su casa o no yo intentaba llamar a mi casa, pero mi estúpido celular había decidido fallar justo en la madrugada, así que opción descartada.
Suspiré en el momento exacto en el que la muchacha pronunciaba exactamente las siguientes palabras: ''¿Qué pedo con ella?''
Voltee a verlos en el momento en que él respondía: ''Vale madres, vámonos.''
Desesperadamente y agitando los brazos en su dirección les grité que no podían dejarme ahí sola a mitad de la noche.
No parecían desconfiar de mí, así que me hicieron ademán de seguirlos, y lo hice.
No podía darme el lujo de preguntarme qué clase de personas eran los dos chicos desnudos que me daban la espalda, era de madrugada y necesitaba un lugar donde quedarme. Dieron vuelta justo en la esquina y tres puertas más allá se pararon a explicarme cálidamente que siempre batallaban un poco para abrir la cerradura.
—Disculpa el desorden –me dijo la chica cuando la puerta cedió- pero ponte cómoda, es mejor esto que estar parada en la soledad de la noche –una linda sonrisa iluminó su cara.
Pasé después de ellos, era un lugar que más que ancho, era largo hacia atrás. Cerré la puerta y me quedé parada viendo como ambos entraban en lo que yo me imaginaba era su habitación.
Mi imaginación voló y me sentía que sería partícipe de algo parecido a un video porno auditivo. Pero no, en poco tiempo salieron ambos ya vestidos.
—Soy Jeffrey, ella es Caythlin –ella levantó su mano- vamos, relájate, no hagas esto incómodo, tengamos una buena noche. –terminó él dejándose caer en el sofá.
Me asusté, tartamudeé un poco y terminé pidiendo permiso de entrar en su baño.
En cuanto estuve dentro me di cuenta que realmente quería orinar, así que dejé caer mi bolso en el suelo y en cuanto bajé mis calzones y me senté en la taza, escondí mi rostro entre las manos ahogando el segundo gritillo de la noche.
ANDRÉS HABÍA LLEGADO.
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Esa extraña noche
AventuraDollan está perdida en la inmensidad de la oscura noche después de una fallida fiesta. ''Los camiones han dejado de pasar, me he separado de mis amigos y estoy parada a menos de 5 metros de una pareja comiéndose a besos en la madrugada esperando un...